Eduardo Varas es un hombre observador. El ha notado, supongo que al igual que muchos, que en la foto publicada hoy en los diarios de todo el mundo que demuestra que Fidel Castro está vivo éste viste una impecable sudadera que exhibe sobre su pecho derecho el logotipo de la marca Adidas. Dirán, es alemana, no yanqui. Yo digo, globalizadora, multinacional, imperialista. Además contradictoria, irónica, graciosa.
La prenda que luce el comandante Castro luce, como no, los colores de la bandera cubana, principalmente blanco, con rayas rojas y detalles laterales en azul. La imagen es íntima, casi familiar, un anciano sentado en una silla al pie de una cama, cubierta por un edredón acolchado, al fondo un objeto indeterminado reposa sobre la cabecera y detrás se aprecia lo que parecen ser las puertas de un closet. La habitación es sobria, austera. El sujeto mira fijamente a la cámara, está bien peinado, su barba recortada y sostiene entre sus manos un periódico, el suplemento especial del Granma por el cumpleaños ochenta del presidente del partido comunista cubano. ¿No les parece un poco retocado el diario? No me atrevo a negar que la foto sea auténtica sino que se ha trabajado un poco el área del periódico para aumentar su nitidez, para que se lea y se destaque que se trata de la edición del día.
Luego, en eluniverso.com he encontrado esta foto del revolucionario recibiendo la visita de su gran amigo, el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Para esta ocasión el ilustre convaleciente luce una camisa de algodón de color rojo intenso, rojo comunismo, rojo hemorragia en coordinación con la camisa del mismo tono que viste el mandatario amigo. Chávez lleva una camiseta interior, suponemos que los hospitales cubanos le dan frío. Los uniformaron, parece. Los dos están comiendo de un tarrito como de yogur o natilla, aunque en esta ocasión no aparecen marcas.
Es una lástima, a los seguidores del mundo les hubiera gustado también saber qué yogur toma Fidel, a lo mejor, podrían patentarlo como el secreto de su longevidad y su permanencia en el poder. Ah, lo uno nada tiene que ver con lo otro, es cierto.
¿Le pagará Adidas a Castro lo mismo que le paga digamos, a David Beckham? Aunque no pude encontrar en la página web de la marca un modelito de chaqueta “revolución cubana”, de los que encontré oscilan entre los 85 y los 60 dólares. Hay un modelo muy moderno llamado B-cool, en rojo y negro que podría usar cuando se reúna a caminar digamos, con Vladimir Putin. Son otros tiempos, dudo que el premier ruso se aventure al verano caribeño para rendir los honores al octogenario mandatario.
¡Viva la globalización! Qué cosas escribo, la revolución… ¿o será la revolución de la globalización? Porque, como sabemos, la globalización de la revolución terminó mal, allá en Bolivia. ¡Viva Adidas! ¿Vive Fidel?
Addendum¿Qué tienen en común Fidel Castro y David Beckham? Ese loguito en el pecho...
La prenda que luce el comandante Castro luce, como no, los colores de la bandera cubana, principalmente blanco, con rayas rojas y detalles laterales en azul. La imagen es íntima, casi familiar, un anciano sentado en una silla al pie de una cama, cubierta por un edredón acolchado, al fondo un objeto indeterminado reposa sobre la cabecera y detrás se aprecia lo que parecen ser las puertas de un closet. La habitación es sobria, austera. El sujeto mira fijamente a la cámara, está bien peinado, su barba recortada y sostiene entre sus manos un periódico, el suplemento especial del Granma por el cumpleaños ochenta del presidente del partido comunista cubano. ¿No les parece un poco retocado el diario? No me atrevo a negar que la foto sea auténtica sino que se ha trabajado un poco el área del periódico para aumentar su nitidez, para que se lea y se destaque que se trata de la edición del día.
Luego, en eluniverso.com he encontrado esta foto del revolucionario recibiendo la visita de su gran amigo, el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Para esta ocasión el ilustre convaleciente luce una camisa de algodón de color rojo intenso, rojo comunismo, rojo hemorragia en coordinación con la camisa del mismo tono que viste el mandatario amigo. Chávez lleva una camiseta interior, suponemos que los hospitales cubanos le dan frío. Los uniformaron, parece. Los dos están comiendo de un tarrito como de yogur o natilla, aunque en esta ocasión no aparecen marcas.
"Fidelito, tome su compota, abuelito"
Es una lástima, a los seguidores del mundo les hubiera gustado también saber qué yogur toma Fidel, a lo mejor, podrían patentarlo como el secreto de su longevidad y su permanencia en el poder. Ah, lo uno nada tiene que ver con lo otro, es cierto.
¿Le pagará Adidas a Castro lo mismo que le paga digamos, a David Beckham? Aunque no pude encontrar en la página web de la marca un modelito de chaqueta “revolución cubana”, de los que encontré oscilan entre los 85 y los 60 dólares. Hay un modelo muy moderno llamado B-cool, en rojo y negro que podría usar cuando se reúna a caminar digamos, con Vladimir Putin. Son otros tiempos, dudo que el premier ruso se aventure al verano caribeño para rendir los honores al octogenario mandatario.
¡Viva la globalización! Qué cosas escribo, la revolución… ¿o será la revolución de la globalización? Porque, como sabemos, la globalización de la revolución terminó mal, allá en Bolivia. ¡Viva Adidas! ¿Vive Fidel?
Leyendo hoy El Boomeran(g) me encontré con estos dos artículos de Jean Francois Fogel, El rehén del poder y Gustavo Arcos. Más facetas a esta joya de suceso que estamos viviendo: la posibilidad de una Cuba sin Fidel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario