lunes, 23 de abril de 2001

Amigas

Doy gracias a la vida por ser mujer y por tener amigas. No hay mejor experiencia en el mundo que la amistad entre mujeres. Los hombres no entienden (y por eso no saben lo que se pierden) el intercambio de ideas, experiencias, emociones e información que se produce cada vez que dos o más mujeres se encuentran.

Es ejercicio para el alma, alimento para la mente, alivio para el corazón... Se pueden compartir los trozos más destacados de una vida en minutos o cubrir todo lo humano y lo divino en horas de plática. A más de hablar de lo más trivial y lo más profundo, nos reímos del mundo, compartimos la mesa, desnudamos las angustias, lloramos las penas. Es una comunicación especial, una conexión de todo el ser.

Los hombres no lo entienden. En su esquema práctico de la vida y las relaciones no caben estas sesiones amistosas, en las que se habla mucho, aunque se concluya poco. Nosotras no buscamos soluciones sino comprensión, y siempre le concedemos a la vida el sentido mágico que sabemos que tiene. Sin embargo, nos buscan cuando necesitan consuelo y un buen par de oídos entrenados no para calificar sino para aceptar.

Una amistad entre hombres me parece una cosa curiosa. Espero que alguno de ustedes pueda explicármela. De lo que he visto, la presencia física cuenta más que las palabras, que llegan después de una prolongada sesión de hacer “algo”: ver una película, jugar cartas, ir de compras, comer o beber... Parece que para ellos la intimidad llega después de compartir una actividad que los ponga en sintonía. Entonces viene la confidencia, el pedido de un consejo o de algún tipo de ayuda.

Una mujer encuentra sus propias respuestas durante la conversación. Es como si al momento de escucharnos contar los problemas y explicar las emociones, aquellos se volvieran reales y menores, estas se despojaran de mentiras y misterios...

Las amigas son el referente más certero de nuestra vida. Son tus biógrafas más despiadadas, nunca te dejan pasar una mentira piadosa y las muy desgraciadas se acuerdan de aquel detalle embarazoso que deliberadamente habías borrado de tu memoria. Por eso, más vale asegurarse de que las depositarias de esta información no tiendan a la exageración y la fantasía... y que tengan el buen gusto de no hacerte quedar mal delante de aquellos con los que mejor te quieres mostrar!!!

Son el espejo más claro y más justo. Te miran con amor y compasión y por ello no te permiten que te castigues demasiado con tus defectos pero son las primeras en detectar las mentiras que intentas contarle al mundo y a ti misma... y en lanzártelas a la cara!! Así te sostienen en el camino, te mantienen equilibrada y honesta, te recuerdan los días felices y te hacen olvidar los más tristes. Son las que te dicen con cariño y sinceridad cuando estás guapa y callan en público cuando no te ves tan bien como ellas saben que puedes lucir.

Yo tengo amigas con las que no mantengo un contacto constante, pero una llamada basta para reconectar el afecto y reanudar una conversación suspendida en el tiempo. Con cada una comparto algo distinto, representan un momento de mi vida y me llenan el corazón de diversas formas. Junto a ustedes he encontrado la vitalidad, la alegría, la sabiduría, la ironía, la espiritualidad, la generosidad, la disciplina, la sinceridad, la creatividad y hasta la paz. Puras cualidades en femenino.

¿Tienes una amiga? Escríbele un mail o llámala, separen un largo tiempo a solas para tomar un café o un desayuno sazonado con una charla deliciosa. Y disfruten ese regalo, gocen como enanas, hagan travesuras, compartan algo que las unió desde el principio. Y si esa amiga soy yo, escríbeme ahora, cuéntame tu experiencia de amistad, háblame de lo que representan tus amigas en tu vida y dime con quiénes tienes esa conexión única y especial. Celebremos el regalo.