jueves, 21 de junio de 2007

Rewind

Todos tenemos un momento (o varios) en la vida al que quisiéramos regresar. Un lugar, unas compañías, un día específico, una emoción cierta. Todos quisiéramos tener la posibilidad de transportarnos a ese momento del pasado en el que éramos algo distinto de lo que somos ahora, en el que gozábamos de la ingenuidad, la alegría, la seguridad. Un punto en el que el dolor, la muerte, el amor, la desesperanza, la realidad todavía no nos habían tocado la frente y dejado transformados para siempre.

Ese momento, me atrevo a sentir que se llama inocencia. Un estado de gracia, un momento “previo a”, un paso antes de que nos pase “aquello”, conozcamos a “este”, nos olvidemos de “ellos”. Hay acciones, eventos que nos marcan, casi siempre asociadas a las palabras “primero” y “último”: el primer beso (o el segundo), la primera (atropelladaperogloriosa) vez, la primera cita, el último suspiro, el último en salir de la fiesta, el último encuentro. Una se recuerda completamente en esos instantes perfectos, sabe lo que vestía de pies a cabeza, a qué olía el ambiente, qué comió, con quién y de qué rió, a qué hora se durmió. Y lo que pensaba y sentía antes de dormir, la marcha apresurada del corazón, el giro de carrusel de la cabeza y la panza.

Y sabemos también que nos despertamos al siguiente día y todo ha pasado, todo ha cambiado. Nos queda apenas la resaca, el recuerdo, el momento que pudo ser y no fue, la mirada que no veremos nunca más. Sabemos que algo cambió, algo se nos quedó en el camino, aunque sea una idea de nosotras mismas.

Hoy no me basta el recurso de la memoria. Hoy quisiera volver a ese “antes”. A ese mundo lleno de posibilidades y vacío de ausencias. Hoy deseo pulsar “rewind” o decir “Beam me up, Scotty” y que me teletransporten a ese estado primordial. De vuelta a la inocencia.

miércoles, 6 de junio de 2007

Hoy vas a ser reír

Esta mañana salí de la casa convertida en un personaje. El personaje de una mujer vestida de lino: blusa blanca, falda beige, con largos cabellos rojos, grandes ojos verdes acentuados por el maquillaje, los labios fucsia, zapatos y cartera en tonos cafés, los audífonos colgando de las orejas hasta la mano. Un personaje que sonríe, canta canciones de Radio Futura y Michael Bubblé al volante y se aguanta con dignidad las ganas de cantar en el ascensor del edificio de oficinas al que asiste por algunas horas, cada mañana. Bueno, al menos, cuando hay gente.

(De hecho, pienso que cada día, especialmente sin proponérnoslo, somos un personaje distinto. Algunas personas son personajes tan exuberantes que se roban el protagónico, otros son el aparente secundario que con su aporte clave redondean las escenas. Terrible pasar de extras por la vida…)

Hoy esta mujer proyectaba la belleza que sentía, la alegría que sentía. La gente que la ve cada día lo notó y comentó. Es una cuestión de ganas, de actitud, de tiempo. Esta mujer cree que la belleza es un regalo y un poder, y en esos contextos hay que disfrutarla y usarla. Esta mujer regaló sonrisas, notó miradas, hizo su trabajo con eficiencia, caminó con garbo y al llegar al jardín de la princesa se agachó hasta el piso para recibir el abrazo atropellador de cada tarde.

Y todo, porque anoche, en las últimas lecturas se encontró con un mensaje de otra mujer que no conoce, de la que solo sabe que vive en Madrid y que usa el nick de “serpiente suya” y que escribe con sensibilidad y gracia en el espacio de comentarios del blog de Marcelo Figueras. Una cosa siempre lleva a la otra. Y hay gestos como ese, como escribir este blog, que una vez realizados no se sabe quién los recibirá ni los efectos que tendrá. Estos fueron los míos, para que usted se entere, querida señorita ofidia.

El mensaje era un link al video en YouTube de la canción “Ella” de Bebé, una cantante españolísima. En el video, diversas mujeres cantan en la mitad de una plaza. Hay viejas, jovencitas y una bebé, mujeres guapas, mujeres feas, mujeres altas y bajas. Todas cantando con la vida. Mientras llegan al video y a la canción (la tengo y la ofrezco) les dejo la letra y les anticipo que este es mi renglón favorito: “Hoy vas a ser reír porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto”. Y lo fui, lo estoy siendo y para multiplicar el beneficio, lo estoy compartiendo. Canción para divas, para “mujeres valientes, sonrientes”, para levantarnos con ella cada mañana y disponernos a arrasar con el mundo.

Aquí el link al video en YouTube.

Ella - Bebé

Ella se ha cansado de tirar la toalla
Va quitando, poco a poco, telarañas
No ha dormido esta noche pero no está cansada
No miró ningún espejo pero se siente toda guapa

Hoy,
ella se ha puesto color en las pestañas
Hoy le gusta su sonrisa, no se siente una extraña
Hoy sueña lo que quiere sin preocuparse por nada
Hoy es una mujer que se da cuenta de su alma

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
hoy vas a comprender que el miedo se puede romper con un solo portazo
hoy vas a ser reir porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto
hoy vas a conseguir reirte hasta de ti, dime que lo has logrado

Hoy vas a ser la mujer que te de la gana de ser
hoy te vas a querer como nadie te ha sabido querer
hoy vas a mirar pa’lante que pa’atrás ya te dolió bastante
una mujer valiente, una mujer sonriente, mira como pasa, ja!

Hoy,
no has sido la mujer perfecta que esperaban
Has roto sin pudores las reglas marcadas
Hoy has calzado tacones para hacer sonar tus pasos
Hoy sabe que su vida nunca más será un fracaso

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
hoy vas a conquistar el cielo sin mirar lo alto que queda del suelo
hoy vas a ser feliz aunque el invierno sea frío y sea largo, y sea largo
hoy vas a conseguir reirte hasta de ti, dime que lo has logrado.

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
hoy vas a comprender que el miedo se puede romper con un solo portazo
hoy vas a ser reir porque tus ojos se han cansado de ser llanto, de ser llanto
hoy vas a conseguir reirte hasta de ti, dime que lo has logrado.

miércoles, 30 de mayo de 2007

La otra educación

Desde niños nos educan. Nos enseñan las palabras con las que nombramos las cosas del mundo. Empezamos con las importantes: mamá, teta, papá, agua, luego en un proceso de enseña y nombra aprendemos los nombres y los atributos: casa, sol, rojo, amarillo, grande, flaco, cerca, abajo; luego, las acciones: come, corre, ven, sube, camina, para, calla... Detrás aparece el torrente de las letras, la gramática, las conjugaciones y temas afines. Las cosas se van complicando y llegan los números, los conceptos abstractos, el relato de los hechos pasados, la descripción del mundo, los límites y símbolos de la patria, las ciencias, las hermosas ciencias…

Nos enseñan, además, las normas del comportamiento: a saludar, a pedir por favor y a dar las gracias, a que no nos levantamos de la mesa hasta no terminar de comer. Se nos educa para ser corteses, gentiles, solidarios, compasivos. Se nos estimula a ser competitivos, a saber perder, a exigirnos un poquito más cada vez, a ser investigativos, a no quedarnos con la misma vieja respuesta para las preguntas importantes. Nos hablan de un dios, de una forma de agradarlo, de una serie de reglas a seguir para pertenecer a una religión, de una disciplina para mantenernos alejados del pecado y sus consecuencias.

Es tanto, tanto conocimiento. Y todo lo absorbemos, lo integramos. Este artilugio prodigioso llamado cerebro lo mismo recuerda qué “Si tu no vuelves” está en el disco "Laberinto" de Miguel Bosé que el símbolo del estroncio ("Señor estroncio", decía mi madre, la maestra de química. El símbolo es Sr).

Son muchos los aspectos de esa educación que se quedan por fuera de lo académico. Hay un conocimiento adquirido en el patio de la escuela, en el portal del barrio, en la cancha deportiva. Hay una textura emocional que se va adquiriendo en la interacción con los demás y que toma tanto lo que se dice como lo que se hace.

Pero hay un conocimiento sensorial que casi nadie se preocupa de educar. Aunque parecería que basta con ser persona para aprender a procesar los estímulos que nos llegan a través de los sentidos: ojos, nariz, lengua, oídos, piel.

Yo he tenido una educación sensorial muy refinada y exigente. Se inició cuando conocí a la primera hermana que tuve por fuera de los parentescos genéticos. Y con ella vinieron sus padres, una pareja exquisita con un gusto por lo bello, sabroso, armonioso y sensual de la vida. Pero que no se me malentienda, no eran unos snobs, no discriminaban los estímulos según su precio o su origen, solamente por su calidad. Para ellos valía lo mismo el lamento hondo de un pasillo que la exhuberancia de un concierto de Vivaldi; el caldo de bolas de verde y el foie gras recién llegado de Normandía. Había que probarlo todo, a veces incluso contra la propia voluntad. Una vez terminé llorando por una ración de mostaza picante depositada a traición en mi lengua. Lloré, pero me encantó. (Como me encanta la sopa thai.. tú que me lees, ¡engríeme!!)

En esa casa probé los primeros vinos y no solo eso, aprendí a catarlos. Seguro que a ellos les daba mucha gracia ver a un cuarteto de púberes aspirantes de gourmets oscilando las copas, observando lágrimas, percibiendo notas olfativas, degustando. Aprendimos además a no beber para emborracharnos, porque el que se emborracha le falta el respeto a la bebida, arruina la experiencia. (Claro que lo he hecho, además, no hace falta mucho, pero eso si, jamás he perdido la conciencia de lo que hago; el control, acaso, sobre todo de las risitas).

Con los años vino la lectura de la novela “El Perfume” de Patrick Suskind, y el descubrimiento del mundo de los olores y sobre todo, el reconocimiento de mi elevada capacidad olfativa. Como escribí tiempo atrás, detecto fugas de gas y cambios en los alimentos antes que mucha gente. Vino también el gusto por cocinar y sobre todo, por hornear. La alquimia que se produce entre la mezcla adecuada y exacta de materias primas tan cotidianas como huevos, harina, grasa, leche y azúcar, entregadas a la acción del calor siempre me causa asombro y me hace sentir como una hechicera. De nuevo, los libros: “Como agua para chocolate”, que enlaza los sabores y saberes de las mujeres con sus universos emocionales, sus entregas y sus pérdidas.

Y la piel. Órgano extenso e intenso. Que nos comunica temperaturas, texturas, temblores, presencias. Que se siente tan a gusto después de un laargo baño, que recibe los perfumes y sudores, con sensores para todo, incluso para los sustos, que se pone roja con un piropo inesperado, que se tensa con la preocupación, que pica con la lana, que suda placenteramente entre sol y arena. (La lectura aquí sería acaso "Afrodita" de Isabel Allende).

¿Cómo se aprende a ejercitar los sentidos? Pues sintiendo, mirando, preguntando, estudiando, probando, tocando. La educación visual es un tema de nunca acabar: hay volúmenes que explican la belleza de un Rubens y la ruptura de un Pollock. Más allá del conocimiento hay que descubrir qué despierta emoción en nosotros. Hay que sacar la cabeza por la ventana del auto y mirar el cielo, asomarse a ver los reflejos que hace la luna en las olas de la ría. Y no porque sea romántico sino porque es sencilla y puramente hermoso.

Recomiendo fervientemente escuchar de todo para poder decir, esto es bueno o malo, me gusta o no me gusta. Me gusta Calle 13, no me dice nada Don Omar. Me enloquece Jorge Drexler y no soporto a Arjona por su pose de gran poeta. La música clásica me gusta en vivo pero prefiero escuchar canciones, palabras con música. Y tengo una memoria tan activa que me canto sin pensar las canciones de Kudai y High School Musical que ponen en la radio que pongo en el camino a la escuela de la princesa. Y no soporto a la gente que dice “no me gusta” a algo que jamás han probado o escuchado detenidamente, que solo lo dice por sumarse a la opinión general.

¿Los efectos? Una experiencia mucho más enriquecida del mundo. Que los recuerdos tengan colores, olores y sabores. Que en el evento de las ausencias transitorias uno pueda encontrar el olor de los amados en sus objetos, y en las permanentes se conmueva con el asalto de las presencias guardadas, por ejemplo, en bufandas conservadas en baúles. Que los placeres se disfruten siempre como placeres, y no con exceso. Cuando alguno de los cuatro ha probado los vicios nunca los ha hecho con obsesividad, hasta la dependencia. Porque se degustan por igual una mousse de chocolate que un cigarrillo, un merlot, un libro, un amanecer sin nubes en Quito, una puesta de sol, unos labios.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Budismo sonriente

El Tulku Lama Lobsang es un oriental joven y hermoso, con una sonrisa amplia, brazos fuertes, mirada profunda. Habló durante una hora del camino espiritual llamado Tantrayana en la tradición budista.

Llegamos con tiempo suficiente para esperar bien sentados el inicio de la charla, pero en mi revisión apresurada del calendario de eventos me salté la parte en que decía que tenía un costo de $15 por persona. Así que nos regresamos hasta el Malecón a sacar el dinero del cajero. Al bajar las escaleras, él estaba entrando por el vestíbulo del Museo Municipal. Un hombre joven vestido negro, chaqueta con cuello redondo, con una escarapela roja y blanca en su pecho y pantalón de elástico como los que se usan para el tai chi. Lo acompañaban un señor y una chica de pelo enchurrado, Julia, que luego actuaría como traductora de su fluido inglés, casi sin acento. Hicimos el recorrido en tiempo récord y para cuando volvimos al salón él ya había empezado a hablar.

Sentado en el centro del pequeño escenario, con una espada de madera en sus manos, disertaba sobre las creencias y las religiones, el miedo y las expectativas. La energía de este hombre iluminado era palpable en mis manos, mi columna, mis chakras. De modo natural el cuerpo adoptó la postura de espalda recta, pies sin cruzar y manos sobre el regazo, indice y pulgar unidos. Desechó la existencia del infierno y dijo que las creencias son el infierno. El camino, así de claro, directo y fuerte, es cortar con miedos y expectativas. Los miedos son nuestras creencias negativas, las expectativas son lo mismo pero en positivo. Los líderes espirituales y políticos juegan con nuestros miedos y expectativas para que los sigamos o apoyemos. Dijo que creer es no conocer, y que debido a nuestra ignorancia elegimos tener una creencia. Pero que si dejamos de creer llegaremos al conocimiento. Su sable de madera representa la espada de la sabiduría que debe cortar con los miedos, -representados en la parte derecha de nuestro cuerpo, la parte masculina- y las expectativas -alojadas en el costado izquierdo y femenino. Por eso, los hombres son peligrosos, porque en ellos dominan los miedos. Y nosotras, complicadas porque nos rigen las expectativas.

Si logramos seguir este, el camino del diamante, podremos permanecer en el presente y realizar la verdadera naturaleza de nuestra mente, nuestra esencia de dioses, budas y la felicidad del cielo, que no reside en los cielos sino dentro de nosotros. Y ahora, porque al mañana en el que seremos felices nunca llegaremos, vivimos siempre en el hoy. Que aunque Jesús y Budas fueron hombres realizados no debemos rezarle a ellos sino a la espada de la sabiduría, que Dios ya debería estar enojado con nosotros y haberse ido de vacaciones porque nos lo dio todo y nosotros seguimos pidiéndole más.

Luego de la disertación y el break, vinieron los ejercicios que comenzaron con carcajadas, bostezos, sacudir y estirar, bailar y saltar. Nos enseñó tres ejercicios que son parte de la disciplina para la salud: uno para la parte baja de la espalda y riñones, otro para el corazón y el tercero para los pulmones. Para cuando estemos cansados, saltar mirando al cielo y para cuando estemos demasiado metidos en la mente, sacudir intensamente la cabeza y los brazos. Al final de cada ejercicio, que se repite siete veces, tres respiraciones profundas.

Era su última noche y terminó con regalos y despedidas. Las personas que tomaron el "refugio", una iniciación, recibieron su nombre budista con el abrazo de Lobsang, de brazos abiertos y corazón en corazón. Pepe tomó el camino enseguida para dejar la sala. Yo tenía que ir al baño y allí decidí que no me quería ir sin acercarme a él. Y recibí mi abrazo y le pedí un autógrafo en el ticket: un garabato de su nombre y un corazón, cómo no, sonriente. Le dije "fue muy divertido". Y lo fue.

A un lado del escenario estaba colgada una frase suya:

"Sé tu propia verdad y podrás verte a ti mismo. El amor nunca piensa. Siéntete. Sé tú mismo. Si te ganas a ti mismo, lo ganarás todo".

Dejar el miedo y las expectativas. Para trabajarlo a cada rato del día. Y ser felices y brillar con una sonrisa radiante como la de Lobsang, que, por cierto, es la octava reencarnación de un maestro ascendido y tiene un centro de enseñanza de la medicina tibetana, que domina, abierto a todo el que quiera aprender.

domingo, 13 de mayo de 2007

Las que movemos el mundo

¡Al fin! Pasó el día de la madre con sus eternos tópicos, con el lugar común de que madre solo hay una y que para hacernos felices hay que gastar harto billete en algún objeto o experiencia que por un día del año nos exprese cosas intangibles como el amor y la gratitud. En muchos casos para volver luego a un estado de indiferencia y abuso de tan sistemático que pasa desapercibido. Hoy, viendo el flujo de público en los restaurantes hacía la reflexión de que seguro que el porcentaje de ocupación en el día del padre es muy inferior que la de hoy. Es lógico, en este día hay que sacar a la mamita de la cocina.

Sin embargo, escondida entre la parafernalia comercial hay una verdad que se toca sólo en la superficie: las mujeres movemos el mundo. Madres o no, somos las impulsoras, los resortes que activan la acción. No me vengan con eso de que el poder lo tienen los hombres, lo acepto, pero ¿quién es la que jode para que uno se levante en las mañanas? ¿quién te recordó durante doce o mas años de estudios que no dejes el deber, que te pongas el suéter? Las mujeres insistimos, repetimos, recordamos, machacamos hasta el infinito, hasta que las cosas suceden.

¿Quién repite mil veces más una que la fecha de pago de la tarjeta es el fin de mes? ¿Quién recuerda los cumpleaños, las fechas importantes de sus y sus relacionados mejor que los propios interesados? ¿Quién mantiene el imposible orden de lugares tan inclinados al caos como son las casas? ¿Quiénes mantienen viva la mitología familiar expresada no sólo en repeticiones de anécdotas sino también de relaciones de poder? Una mujer. Que la llames madre, esposa, amante, secretaria, asistente doméstica, abuela, profesora, jefa, da igual: aunque no realice la acción es la que la pone en funcionamiento, la que sincroniza su momento, la que motiva y si, a veces manipula, las emociones que la impulsan.

Y no entremos en el campo de la seducción y la pasión. Los hombres se pueden quedar con un amor sin resolver por siglos, pero cuando una mujer decide que es con este con el que quiere, hará que suceda y las mejores lo harán sin que él se de cuenta de qué sucedió. Las mejores harán que él piense que fue su idea, su iniciativa. Me imagino que si se hiciera ese experimento del documental “Un día sin mexicanos” con mujeres, la Tierra, que es hembra, hasta dejaría de girar.

En una graciosa coincidencia, justo hoy lei este mensaje que me pareció un poco distinto al típico de las cadenas de correo. No cita autor, por eso no lo pongo. Es mi pequeño guiño a las mujeres que son y no son madres, que quizá, como yo, están agradecidas de que este día agotador haya terminado; el que por más que nos sumemos a él con un sentimiento genuino, tiene su innegable regusto a falso.

Un amigo me decía el viernes, “a mi madre la quiero todos los días, ¡carajo!”. Coincido, sin embargo, la vida está hecha de pretextos a los que si nos unimos por elección consciente casi parecen reales. Así que bueno, ahí va para todas: que mañana que ya no es el “Día de las madres” tengan la energía para alzar la voz y decir a todos los que reposan bajo sus grandes alas: ¡A MOVERSE! (Y que también encuentren entre ellos alguien que las mueva y que, ojalá, les permita dejar aunque sea por un instante ser el inicio, el medio y el final de la acción).

ALMA DE MUJER
Nada más contradictorio que ser mujer...
Mujer que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor...
Que vive un millón de emociones en un sólo día, y transmite cada una de ellas con una sola mirada...
Que vive buscando la perfección y vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama...
Que hospeda en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega, delante de la belleza de los hijos que engendró...
Que da las alas y enseña a volar pero no quiere ver partir los pájaros, aún sabiendo que no le pertenecen...
Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos detalles...
Que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que siente en el alma, sólo para que nadie lo note...
Y aún tiene fuerzas, para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro...

miércoles, 18 de abril de 2007

La fiesta

La fiesta, igual que la procesión, tiene que ir necesariamente por dentro. Porque la vida cotidiana es casi una negación violenta de la fiesta, parecería en estos días de matanzas y confrontaciones que la alegría es casi una afrenta. Hoy se cumple un año de mi coqueteo con la muerte del que salí reluciente como debe salir cualquier resucitado. ¿Acaso no creen que Lázaro habrá salido a pegarse el fiestón de la vida? Porque ésta, con todas sus cumbres borrascosas y sus fosos marinos, es una vida maravillosa.

Y conste que se los digo yo que he tenido mi cuota muy preciada y preciosa de dolor, que tengo pérdidas enormes, vacíos absurdos, melancolías congénitas. Y sin embargo, se mueve. Algo se mueve dentro, algo respira, algo se agita, algo sonríe, algo definitivamente vibra. Algo que llámelo usted espíritu, dios, ánima, voluntad, decisión, persona. Algo que existe y no se niega. Y se niega a quedarse quieto, a dejarse abandonar, algo que suena, suena, suena y se despierta con apenas un roce con la felicidad. Algo que cuando a una le dice alguien amado “yo quisiera estar muerto” le suena como la uña en el pizarrón, como el salto de la aguja. Algo que, desgraciadamente también, no se puede inocular, contagiar, regalar…

En esta fecha celebro estar viva, celebro haber vivido una experiencia de dolor, amor y espíritu tan inmensa que representa para mi evolución como uno de esas tarjetas del Monopolio que te permiten avanzar muchos casilleros del tablero, pasar por “Go” y cobrar tu sueldo. Celebro haber recibido el amor de todos ustedes y poder seguir disfrutándolo.

Esta es mi experiencia. No sé si la suya, la de afuera de las puertas del quirófano, la del otro extremo del teléfono, fue de angustia, pérdida, desilusión. No sé si se quedaron instalados ahí. No es la mía, tan solo la puedo observar desde la otra orilla con compasión, sí, pero sin perder mi alegría. La fiesta está prendida, dentro.

Hoy tengo ganas de comprarme un pastel y apagar una vela.

domingo, 18 de marzo de 2007

Hugo y el café

Hugo Chávez le dijo este viernes a Bárbara Walters que toma 26 tazas de café al día. El co presentador de 20/20, John Stossle, tan sólo comentó “Eso explica muchas cosas…”. Chávez dijo que podría dejarlo, si quisiera, pero que le gusta mucho. Casi como el poder… Yo tomo, en promedio, tres tazas de café por día. Si aumentara la dosis a cinco me trepara por las paredes y si llegara a los niveles del "presidente bolivariano" seguro que también me entrarían delirios de grandeza y deseos de conquistar al mundo, o al menos, a Sudamérica. Me pregunto cuántas tazas de café tomará Correa…

La entrevista en mención fue demasiado breve, demasiado light, demasiado anecdótica como para permitir al público sacar conclusiones sobre el personaje. Muy poco de perfil: que Huguito creció en la pobreza, que fue militar…, dos o tres datos sobre su gobierno, visita de cajón a las barriadas pobres de Caracas para decir que desde que está Chávez tienen agua potable y alcantarillado, las declaraciones en contra de Bush, la relación con Castro y la visita a Hussein. “La prensa no ha mostrado mis fotos con el papa Juan Pablo II, ni con Clinton…”, “Quiero ser amigo del pueblo estadounidense”. Y la perla: “Yo le ganaría a Bush en elecciones”. Claro, si acaso en EE.UU. los partidos de extrema izquierda consiguieran algo más de medio voto… Ah, y por supuesto, que la CIA lo quiere matar y que si le pasa algo, el responsable directo sería el Presidente.

No sé quién fue peor caracterizado, si el gobierno de Chávez o su oposición representada por tres jóvenes aniñados que dijeron, en perfecto inglés, que si la cosa sigue así en un año máximo ellos habrán salido del país. Fue tan floja su participación en el reportaje que en la versión online del programa ni siquiera se menciona a esa “juventud preocupada que no quiere permanecer en Venezuela”.

Un dato interesante (y que revela la habilidad de ese gobierno para obtener partidarios en su “mercado objetivo”) es la campaña de la cadena de gasolineras Citgo (de la estatal petrolera venezolana) en los EE.UU., que ofrece combustible para calefacción a bajo costo para los barrios pobres. El propio Chávez señaló que Venezuela envía 1.5 millones de barriles de petróleo a los Estados Unidos todos los días. Insulta a su presidente, pero no deja de hacer negocios con ellos… También aclaró que aunque no hay intención de reducir o eliminar esa provisión, “Hemos dicho que en caso de cualquier otra agresión por parte de la administración norteamericana, nosotros cortaríamos esta provisión de petróleo, pero esperamos que esto no pase”.

La pregunta más candente de la noche fue acerca de los insultos hacia Bush. Dijo que aceptaba que era un exceso de su parte, que se podría disculpar, pero que consideraba que Bush hacía más daño que él con sus palabras: “El quema gente, aldeas y él… invade naciones”. También dijo que le había dicho burro a George W. porque piensa que es muy ignorante acerca de las cosas que pasan en Latinoamérica y en el mundo.

Al final, la Walters le pidió que diera un mensaje a América. Y él con un inglés bastante regular y de marcado acento dijo que admira a Martin Luther King y que comparte su sueño: “Martin Luther’s King’s drim, llur drim, is mai drim; tenkiu beri mach”. El sabor final fue de haber conocido a un personaje pintoresco e incomprendido. Casi como decir que el enemigo de mi enemigo, técnicamente viene a ser mi amigo… Veamos qué postura tienen los demócratas gringos cuando sea uno de los suyos el presidente que soporte los insultos de Chávez. ¿Se pueden imaginar las perlas que le lanzaría a Hillary?

martes, 13 de marzo de 2007

El cumpleaños de don (Rodol)Fito

Fito Páez cumple hoy 44 años, lo hemos visto hace poco, por igual boquiabiertos y entusiasmados, en su presentación de Viña del Mar: su piano, sus lentes, su traje de terciopelo. El mejor homenaje que se puede hacer a los que ponen de sí para crear obras de arte es dejar que su obra hable por ellos. Son muchas las canciones que me gustan, pero se me ocurre que acaso esta resume gran parte de su ser. Del disco Abre, "Al lado del camino"

Me gusta estar al lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta abrir los ojos y estar vivo
tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
vivir atormentado de sentido
creo que esta, sí, es la parte más pesada

En tiempos donde nadie escucha a nadie
en tiempos donde todos contra todos
en tiempos egoístas y mezquinos
en tiempos donde siempre estamos solos
habrá que declararse incompetente
en todas las materias de mercado
habrá que declararse un inocente
o habrá que ser abyecto y desalmado

Yo ya no pertenezco a ningún istmo
me considero vivo y enterrado
yo puse las canciones en tu walkman
el tiempo a mi me puso en otro lado
tendré que hacer lo que es y no debido
tendré que hacer el bien y hacer el daño
no olvides que el perdón es lo divino
y errar a veces suele ser humano.

No es bueno nunca hacerse de enemigos
que no estén a la altura del conflicto
que piensan que hacen una guerra
y se hacen pis encima como chicos
que rondan por siniestros ministerios
haciendo la parodia del artista
que todo lo que brilla en este mundo
tan solo les da caspa y les da envidia.

Yo era un pibe triste y encantado
de Beatles, caña legui y maravillas
los libros, las canciones y los pianos
el cine, las traiciones, los enigmas
mi padre, la cerveza, las pastillas, los misterios, el whisky malo
los óleos, el amor, los escenarios
el hambre, el frio, el crimen, el dinero y mis 10 tías
me hicieron este hombre enreverado.

Si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo, es que pasó una brisa
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino
mas no te asustes, siempre se me pasa
es solo la intuición de mi destino.

Me gusta estar al lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta regresarme en el olvido
para acordarme en sueños de mi casa
del chico que jugaba a la pelota
del 49585
nadie nos prometió un jardin de rosas
hablamos del peligro de estar vivo.

No vine a divertir a tu familia
mientras el mundo se cae a pedazos
me gusta estar al lado del camino
me gusta sentirte a mi lado
me gusta estar al lado del camino
dormirte cada noche entre mis brazos
al lado del camino (x 3)
es más entretenido y más barato
al lado del camino (x 2).

miércoles, 14 de febrero de 2007

¡Felíz día del sexo!

Si, es fiesta importada; si, es una expresión más del comercialismo; si, qué pereza con la gente que no tiene pareja. Pero hoy es San Valentín y sus efectos son notorios en todos lados. Personalmente, ya recibí mi empaque especial en forma de corazón de Huevitos La Universal y ya me comí una cuarta parte de su contenido. Después del almuerzo, como postre, por eso de que hay que dar buen ejemplo a cierta integrante menuda de la familia.

Esta, señoras y señores, es la fiesta del amor erótico, de la atracción de pareja, el impulso ese de estar juntos, mirarse, reirse, coquetearse y finalmente tocarse. Vamos, no hay que ser muy suspicaz para darse cuenta de que todo este festival de flores, chocolates, regalos, baile y comida exótica cae bajo un solo nombre: foreplay, calentamiento, preliminares. Más claro, todo lo que pasa antes del acto sexual.

Me hace gracia la sublimación que se le da al tema, y aún más la inclusión de la amistad en el pastel mediático, porque bueno, la amistad es una forma de amor. Pero nadie se viste de rojo de pies a cabeza para sentarse a conversar con las amigas o se pone la colonia de hombre guapo en los sitios indicados (“por si me besa, por si me abraza, por si se pasa”) para tomarse las bielas y gruñir viendo un partido con los panas.

Veamos, en el calendario afectivo-comercial se celebra a todos los tipos de afectos por las personas importantes de nuestras vidas: madres, padres, niños, la patria grande y la chica, Dios (el flaco tiene varias fiestas a su haber al año con diversos matices)… ¡hasta las brujas tenemos nuestro día! ¿Por qué no iba a haber un día para Eros?

A las pruebas me remito, mi amigo Carlos (el reciente cumpleañero, ¡eh! ¡Qué viva!) me envió unas perlas de las noticias de Reuters. Por ejemplo, la policía de Bangkok tenía planeado un operativo para hoy luego de que la semana pasada se reveló que un tercio de las adolescentes tailandeses consideraban que el 14 de febrero era el día ideal para perder la virginidad. Se planeaba establecer un toque de queda para los jóvenes a partir de las 10 de la noche de hoy y se iba a amonestar las demostraciones públicas de afecto de los menores de 18 años en centros comerciales, cines y otros lugares de diversión. (Sí, como si eso los fuera a detener, pero bueno, se las ponen más difícil).

En la cercana Filipinas, en cambio, un regalo popular de esta temporada fueron las tortas para adultos, con nombres como “Prisoner of love”, “Hot Babe” y “Viagra Night” en la pastelería especializada Kink Cakes. Las notas también alertan, cómo no, acerca de los blogs, pero de los blogs sexuales en los que la gente cuenta todo y advierten: “Tenga cuidado con quien cae enamorado en este San Valentín, porque puede que sus mas íntimos secretos terminen mostrados en la internet”.

Mientras los demás amores (filial, paternal, espiritual) nos construyen, nos inspiran, nos protegen, el erótico es aspecto del amor que más nos alborota y a la vez nos da vida. Nos trastorna, nos renueva, nos alegra, nos empuja, nos desespera, nos desafía, nos transforma. Y como dice la joda popular: ¡nos encanta!!!

Así que mis bonitos, no nos engañemos más: ¡Feliz día del sexo! Si tienen con quien, a practicarlo; si no, a reconocerse como seres sensuales, eróticos y en la búsqueda de ese “con quién” que complemente a la perfección no solo los sublimes sentimientos sino también los impulsos carnales. Y no se dejen engañar por los mensajitos tiernos, recuerden que el típico reportaje de la temporada no es el de los amores eternos, sino el del incremento de actividad en los moteles.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Las cosas ya no son como antes

Renuente como soy a adscribirme a los tópicos de las conversaciones “de mayores”, tengo que declarar que he comprobado en carne –no propia, más bien ajena y más bien de plástico- aquella trillada frase de “ya no los hacen como antes”. La primera muñeca Barbie que la princesa recibió el año pasado de manos de su gentil abuela, ha perdido la cabeza en un incidente aún por aclarar.

Cuentan las testigos que la propietaria de la muñeca estaba caminando por el patio del jardín con su amiguita V, haciendo apenas un ademán de peinar el rubio cabello sintético de la muñeca (que como todas sabemos, con menos de un mes de uso ya se convierte en una masa de filamentos más parecidos a un estropajo que al brillante cabello que nos deslumbró al sacarla de la caja por primera vez), cuando de repente, cabeza y cuerpo terminaron separados sin remedio.

No, no se trató de uno de esos casos en que la infanta logra descolocar la cabeza de caucho del mecanismo que la sostiene que incluye un dispositivo en forma de bola que permite que la cabeza pivote hacia arriba, abajo y los costados. Por el contrario, lo que sucedió es que una porción del borde del cuello del juguete se rompió. Ese plástico otrora durísimo que no se rompía con ningún maltrato imaginado por las manos infantiles, ya no lo hacen como antes. Tengo la prueba reposando aquí a mi lado en la “enfermería”, eufemismo para decir que la intentamos remendar con cinta adhesiva pero la propietaria, cómo no, decidió ensayar la movilidad del cuello de su paciente y de nuevo lo separo todo de su lugar…

Lo que aún viene como “los de antes” son los afectos. Las hermandades que se forjan en los lugares más inesperados, entre las personas menos probables. Uno de mis amigos cumple años hoy, no puedo decir su edad porque no me ha autorizado a revelarla. Pero su vida ha experimentado tal renacimiento en los últimos tiempos que si el quiere decir que tiene quince, yo le creo y lo apoyo en el cuento. Existe una condición de quinceañerismo que no tiene edad ni es patrimonio de nadie y que tiene mucho de conmovedor y un poco de patético. (Una de nuestras palabras preferidas).

Nos cruzamos con mucha gente en la vida, gente con la que compartimos codo a codo ciertos periodos de la vida. Con mucha tenemos química, simpatía, llevamos una convivencia agradable, vivimos anécdotas graciosas y momentos importantes, pero con muy pocos nos quedamos, con muy pocos seguimos llevando un hilo que se extiende de lo laboral o estudiantil a lo humano, lo cotidiano, lo duradero.

Muchas cosas ya no son como las de antes, querido Carlos, tu vida ya no es la de antes, yo me olvidé de llamarte por tu cumpleaños como siempre hice antes a pesar de tu odiosa actitud de “no me importan los cumpleaños”. Nuestra amistad tampoco es la de antes, es mucho más honesta y sólida. Y espero seguir riendo contigo por muchos años de los que tú te atrevas a declarar. Y yo sí. Espero que eso sí no cambie. Te deseo toda la felicidad que te mereces y toda la que te permitas experimentar. Te deseo que calmen las tormentas y puedas ver con quiénes cuentas después de la depuración. Ya sabes que aquí sigo y que celebro, aunque tu no quieras, la aventura de descubrimiento que es tu vida. ¡Feliz Día!

viernes, 26 de enero de 2007

Simultánea

Creo que el tiempo no existe. Creo que todo ocurre simultáneamente en un eterno presente. Dicen que esa es la perspectiva del Dios, no es que todo esté escrito, es que todo está sucediendo en el mismo instante y que el futuro se modifica en concordancia con la regla del libre albedrío; de todos los finales posibles con cada decisión escogemos una versión de la película, hacemos una edición de escenas, borramos ciertos finales.

Bajo esa premisa se me ocurre que se puede viajar en el tiempo a través de este vehículo llamado memoria, o del otro llamado sueños. Que cuando se camina por un sitio ya recorrido acaso pasamos junto a nuestro propio fantasma que camina pensando en su presente actual, mientras nosotros lo miramos conmovidos o divertidos, según sea el caso, ante su ignorancia de nuestro futuro.

Hace tres años, un par de día atrás, por la calle Colón caminó una versión de mi que sabía que iba a comprar las últimas medicinas para su madre. Mientras camina hacia la farmacia, Palas va llorando ante la realización de que ahora si, el final había llegado. Era cuestión de días, era cuestión de la aritmética simple de la vida. Sin posibilidad de recibir alimento y con los valores sanguíneos ya en niveles tan bajos, presenciaba la extinción de la luz de una vela a la que la mecha y la cera se le han agotado. Basta una ráfaga de viento para que la luz se retire. Esa ráfaga llegó faltando pocos minutos para la medianoche de un veintisiete de enero.

Sintonizada en esa recreación de los hechos que representan los aniversarios, la noticia de la semana, la muerte de Guadalupe Larriva, me conmueve por muchos motivos, por todas las capas de significados que solemos llevar encima las personas. Era una mujer civil estrenando un cargo reservado para hombres militares. Era una madre que murió junto a la hija menor a la que llevó a ese viaje porque no la había visto mucho en los últimos días. Era una mujer que tras muchos años de viudez iba a contraer matrimonio en pocos días. Era una activista política que tenía la oportunidad de ejercer el poder por el que había reclamado y trabajado toda su vida. Era la maestra, la compañera, la vecina, la amiga, la hija, allí donde era “la Lupita”.

Mientras las mayorías lamentan lo que no se pudo hacer, yo considero que lo que cuenta es lo que se hizo, lo que se logró, el momento y el estado de conciencia que se tiene al momento de cruzar ese umbral. Y cuenta mucho más lo que se deja, las palabras de los que nos quisieron, como recomendaciones para la eternidad, como señales de la inmortalidad. No muere aquel al que alguien recuerda, al que alguien nombra, suspira, cita, narra. Teresa, mi madre, no ha muerto, Guadalupe no murió. Mueren los olvidables, aquellos de los que nadie, o pocos, tienen algo bueno que decir.

Con la máquina del tiempo vuelvo una y otra vez a los momentos más queridos, a las conversaciones clave, a su sonrisa al volante de su auto café, a sus cosquillas, sus postres, a su silueta sentada en el comedor calificando montones de exámenes mientras escucha el televisor, al ruido de sus chancletas por esta casa cuando se estrenó de abuela “clic clic”, a su voz portentosa capaz de llenar y silenciar aulas inmensas, a sus/nuestras manos, a su colección de conocimientos y su facilidad para comunicarlos, enseñarlos.

Si usted cree que soy encantadora, lamento que no haya conocido a mi madre. Es un encanto, un desesperante encanto, un valiente encanto; como es encantadora la gente que sabe por qué y para quién vive, la gente que no se hunde bajo sus dolores y que no se esconde tras miles de excusas. Cuando sea grande aspiro a ser como ella.

sábado, 6 de enero de 2007

Caleidoscopio

La vida, tan pródiga, entre los pliegues de su complejidad en los que a veces nos quedamos atrapados, asfixiados, sofocados; otras nos deposita sin saber, en un remanso, una laguna, una ventana con vista al verde mar, verde bosque, verde corazón. Y en otras nos regala souvenirs del paraíso, muestras gratis de lo grande y divina que puede ser la condición humana.

Así, un 12 de diciembre de 2006, en Buenos Aires, en un recinto sagrado, un señor de bombín empieza a recitar estos versos:

Porque se ha escrito de todo
y se ha opinado de todo
y bla bla bla bla bla dice Rosario
bla bla bla bla bla dice Madrid
bla bla bla bla bla miente el diario
bla bla bla bla bla no pero sí.

Para callar en Boca tantas bocas
que nos tocan las bolas a los dos
para descolocar a los masocas,
vamos a divertirnos ¡FITO Y YO!

Y uno solo puede imaginarse la euforia, la incredulidad, la locura de ver aparecer a Fito Páez en la Bombonera de Boca para cantar con la voz que se debe, la primera estrofa de “Llueve sobre mojado”, junto a su enemigo íntimo, su “novia borracha”, su/nuestro Joaquín Sabina. La evidencia, aquí. (Y no, este no es OTRO post sobre Sabina).

De igual manera, este día de Reyes, encuentro que por un afortunado error han venido a parar a mi disco duro los archivos mp3 de un concierto de Rita Lee, y gracias a este invento prodigioso del internet además encuentro las letras y descubro por fin que el nombre de una canción favorita de siempre es “Manía de vocé” y canto…

Meu bem você me dá água na boca
Vestindo fantasia, tirando a roupa
Molhada de suor
De tanto a gente se beijar
De tanto imaginar loucuras!

A gente faz amor por telepatia
No chão, no mar, na lua, na melodia
Mania de você
De tanto a gente se beijar
De tanto imaginar loucuras!

Nada melhor do que não fazer nada
Só pra deitar e rolar com você!”

La tarde anterior, mi hermana, mi amiga me cuenta que se concretó el sueño de una promoción en su trabajo que la traerá de vuelta desde Quito a este puerto para hacernos la vida mutuamente menos inhóspita, más narrada, más acompañada. El retorno es duro, yo ya lo pasé y querida mía, uno se acostumbra, especial y básicamente por los afectos que hacen que cualquier paisaje se vuelva menos sofocante. La bienvenida y la alegría cobran vida en el corazón y preparan el camino para ti y tus pequeños.

La otra tarde descubrimos en un comentario, una referencia mutua, la gracia de las redes de relaciones que tejemos sin saber, sin querer, sin sospechar. Y nos causa risa, risa interminable, risa involuntaria, risa, risa, risa. Que la prima de alguien es la amiga de otra persona que se enamoró hace mucho años de una persona que marcaría la vida de la prima antes mencionada. Que la hermana de uno es la compañera de aula de la compañera de trabajo de su mujer. Que una termina siendo el punto central de redes extensas, que si se estira un poco el hilo terminan cubriendo el mundo entero, en asociaciones virtuosas y en círculos viciosos por igual. Todos estamos unidos, todos somos uno, solo varía el vestido corporal y la cobertura de sabores que nos hacen de izquierda/derecha, progres/retros, aniñados/revolucionarios, serios/ cómicos, fofos/teóricos, iluminados/oscuros. Y todo a la vez ¡y vuelta a empezar!

El caleidoscopio gira y la sonrisa ha vuelto. Y de nuevo canto y ensayo un pasito con eso de…

“Baila conmigo, como se baila na tribo,
baila conmigo, lá no meu escondrijo”

La casa está sola, (todo espera por hacer, por mi mano, mi acción) y se llena apenas con el eco de estas teclas. Y con la música de una señora del Brasil que dice que si Dios quisiera un día quisiera ser india y vivir desnuda pintada de verde. De nuevo, el color. Nada es coincidencia.

jueves, 4 de enero de 2007

Azul

Me siento tan azul que el mismo mar palidecería al lado de mi alma. Me siento tan agua, tan inundación, que los tallos de las flores se adosarían a mi piel para lograr unos días más de vida. Me siento tan “nada”, tan “no sé”, tan “silencio” y “soledad”.

Vivo en mi burbuja azul y desde allí opero hacia fuera, casi con total normalidad. Despierto, sonrío, abrazo, beso, visto, alisto, parto. Manejo, despido, llego, saludo, me siento, prendo, escribo, miro. Me levanto, despido, salgo, manejo, sigo, respiro, transpiro, escucho, sonrío, canto.

Acaso se me note un poco más irritable, mucho más callada. No tengo de qué hablar, porque me siento vacía, y en esa paradoja de la tristeza, tengo tanto diálogo interno que no sabría por donde empezar ni a dónde apuntar el dedo para señalar causas, orígenes, momentos, soluciones.

Una niña maravillosa viene en este instante a decirme que soy “su mamá preciosita” y a darme una cadena de besitos en el antebrazo izquierdo y mientras lo hace, sigo escribiendo. Escribo, al menos eso hago, el mes de diciembre fue de silencio no porque estuviera demasiado ocupada, que por primera vez no lo estuve, sino porque me sentía muda, dispersa, desenfocada.

Me llegó esta mañana una carta dulce muy dulce, que me atravesó el alma y me puso a revisar los últimos seis años de mi vida y ver los niveles en que le he fallado al queridísimo emisor de esa carta y lo que me duele su desilusión. Y la distancia que hay desde esta silla a la cama donde reposa de un encuentro más con la cirugía moderna.

No hago promesas, no quiero soluciones, no quiero palabras, ya he estado aquí antes, ya conozco bien la salida. Quiero tiempo, silencio, descanso. Lujos de los que no dispongo. Cuando era más joven podía pasar estos baches acostada en mi cama mirando el techo, escuchando música, llorando, escribiendo. Hoy tengo otros mecanismos, mucho menos espacio. Tengo esta pantalla, este teclado, esta página. En la oscuridad del alma se está muy sola y es eso lo que se precisa, la soledad para escuchar el latido y dejar que ese ritmo primigenio nos saque a flote. Mi sonrisa me espera.