domingo, 13 de mayo de 2007

Las que movemos el mundo

¡Al fin! Pasó el día de la madre con sus eternos tópicos, con el lugar común de que madre solo hay una y que para hacernos felices hay que gastar harto billete en algún objeto o experiencia que por un día del año nos exprese cosas intangibles como el amor y la gratitud. En muchos casos para volver luego a un estado de indiferencia y abuso de tan sistemático que pasa desapercibido. Hoy, viendo el flujo de público en los restaurantes hacía la reflexión de que seguro que el porcentaje de ocupación en el día del padre es muy inferior que la de hoy. Es lógico, en este día hay que sacar a la mamita de la cocina.

Sin embargo, escondida entre la parafernalia comercial hay una verdad que se toca sólo en la superficie: las mujeres movemos el mundo. Madres o no, somos las impulsoras, los resortes que activan la acción. No me vengan con eso de que el poder lo tienen los hombres, lo acepto, pero ¿quién es la que jode para que uno se levante en las mañanas? ¿quién te recordó durante doce o mas años de estudios que no dejes el deber, que te pongas el suéter? Las mujeres insistimos, repetimos, recordamos, machacamos hasta el infinito, hasta que las cosas suceden.

¿Quién repite mil veces más una que la fecha de pago de la tarjeta es el fin de mes? ¿Quién recuerda los cumpleaños, las fechas importantes de sus y sus relacionados mejor que los propios interesados? ¿Quién mantiene el imposible orden de lugares tan inclinados al caos como son las casas? ¿Quiénes mantienen viva la mitología familiar expresada no sólo en repeticiones de anécdotas sino también de relaciones de poder? Una mujer. Que la llames madre, esposa, amante, secretaria, asistente doméstica, abuela, profesora, jefa, da igual: aunque no realice la acción es la que la pone en funcionamiento, la que sincroniza su momento, la que motiva y si, a veces manipula, las emociones que la impulsan.

Y no entremos en el campo de la seducción y la pasión. Los hombres se pueden quedar con un amor sin resolver por siglos, pero cuando una mujer decide que es con este con el que quiere, hará que suceda y las mejores lo harán sin que él se de cuenta de qué sucedió. Las mejores harán que él piense que fue su idea, su iniciativa. Me imagino que si se hiciera ese experimento del documental “Un día sin mexicanos” con mujeres, la Tierra, que es hembra, hasta dejaría de girar.

En una graciosa coincidencia, justo hoy lei este mensaje que me pareció un poco distinto al típico de las cadenas de correo. No cita autor, por eso no lo pongo. Es mi pequeño guiño a las mujeres que son y no son madres, que quizá, como yo, están agradecidas de que este día agotador haya terminado; el que por más que nos sumemos a él con un sentimiento genuino, tiene su innegable regusto a falso.

Un amigo me decía el viernes, “a mi madre la quiero todos los días, ¡carajo!”. Coincido, sin embargo, la vida está hecha de pretextos a los que si nos unimos por elección consciente casi parecen reales. Así que bueno, ahí va para todas: que mañana que ya no es el “Día de las madres” tengan la energía para alzar la voz y decir a todos los que reposan bajo sus grandes alas: ¡A MOVERSE! (Y que también encuentren entre ellos alguien que las mueva y que, ojalá, les permita dejar aunque sea por un instante ser el inicio, el medio y el final de la acción).

ALMA DE MUJER
Nada más contradictorio que ser mujer...
Mujer que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor...
Que vive un millón de emociones en un sólo día, y transmite cada una de ellas con una sola mirada...
Que vive buscando la perfección y vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama...
Que hospeda en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega, delante de la belleza de los hijos que engendró...
Que da las alas y enseña a volar pero no quiere ver partir los pájaros, aún sabiendo que no le pertenecen...
Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos detalles...
Que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que siente en el alma, sólo para que nadie lo note...
Y aún tiene fuerzas, para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro...

No hay comentarios: