martes, 31 de mayo de 2005

Decepcionada estoy

Son las 23h00 y escribo con la impresión en caliente. Si, este es otro post sobre Star Wars: The revenge of the Sith. Disfruté la película tal como es, un producto de entretenimiento inspirado en la eterna lucha del bien contra el mal. Sabía de muchas de sus fallas y como tales, las pasé por alto. Me divertí, me emocioné, no me sobresalté mucho la verdad, aprecié el trabajo en efectos especiales, varias cosillas en el argumento me dejaron con vacíos.

PERO lo peor de todo es la decepción que representa ver a la Orden de los Jedis cometiendo error tras error que casi me hace opinar que se merecieron la suerte que tuvieron.

Veamos: dos películas atrás el Consejo Jedi establece que Anakin Skywalker tiene un talento especial, la Fuerza es muy fuerte en él, es posible que sea el Elegido, el chico de la profecía, el que va a traer el equilibrio de la Fuerza. ¿Entonces? A este personaje que desde niño ha dado muestras de tener pasiones fuertes, (ira, orgullo, miedo, apego), de las que nos advierten siempre que son las que llevan al temible lado Oscuro de la Fuerza, ¿por qué lo dejan así tan suelto, tan flojo en sus conocimientos y convicciones? Si Yoda siente desde un principio que el joven Skywalker tiene gran tendencia hacia el mal, ¿por qué no le ponen más atención, más rigor tanto físico como mental e intelectual? ¿por qué El Elegido no tiene respuestas firmes a las tentaciones de Palpatine?

Casi le demos la razón a Anakin por su confusión, su poca rectitud, incluso por pecar de algo tan básico para un iniciado: no comprender la muerte como un cambio de estado y aceptar la pérdida sin dolor. Muy mal entrenado el padawan de Obi-Wan Kenobi, con mucha habilidad para la pelea con sables láser pero absolutamente torpe para los enredos de lógica, para las falacias del poder. Padmé, simple mortal, es incapaz de aceptar el camino por el que se va su amado, por una pura elección moral. Aunque la actuación de la Portman es bastante mala, lo que representa la señora Skywalker es la lealtad a los valores a cualquier precio, incluso un corazón roto. La única buena línea que le dan en toda la película demuestra esa claridad de pensamiento y que es algo como: “Así es como se muere la democracia, entre aplausos”.

¿Qué podemos pensar del Consejo Jedi? ¿Que desconfían tanto del chico que le ocultan información porque lo menosprecian o porque le tienen miedo y digamos, hasta envidia? ¿Por qué dejarle saber que será el más grande Jedi de todos los tiempos para primero inflar su ego y luego bajarle esa soberbia espiritual a punta de desinformación, ocultarle planes e intenciones y de cierta manera humillarlo al no decirle de frente algo tan sencillo como que no está listo para ser iniciado como Maestro?

Como me comentó Fátima, los dos bandos juegan miserablemente con el joven Skywalker. Pero el único que le ofrece algo concreto, algo tangible, la única petición que tiene, es el Lord Sith que lo tienta con el poder último: prevenir la muerte de un ser amado. Además, por favor.... Padmé y Anakin viven juntos y nadie se da cuenta??? ¿Los Jedis no son capaces de sentir esa emoción, el amor de estos tortolitos?? ¿O acaso cada Jedi es capaz de ocultarla ciertas emociones, no digamos del Consejo entero, pero de su maestro, su guía personal, que comparte con él misiones y entrenamientos?

Igualmente, ¿por qué no enseñan los Jedis a sus discípulos los límites y alcances del Lado Oscuro de la Fuerza? Se maneja todo como un tabú, algo de lo que no se puede ni debe hablar, un conocimiento que manejan solo los sumos sacerdotes. Por tanto, por ignorancia, Anakin cree ciegamente en las leyendas que Palpatine le cuenta, porque con tanto misterio solo acrecentaron su credulidad. ¿Suena conocido? Casi parece clase de religión.

En esa misma línea, ¿acaso no sería bueno dejar que los padawans pasen por un ejercicio de tentación del lado oscuro? Anakin se atreve a cuestionar todo lo aprendido y no hay nadie que resuelva sus inquietudes, no hay nadie que sienta lo que se esta gestando en su corazón y aclare con verdad su confusión. Lo dejan solo, a la deriva, y toma la única decisión que su pasión le permite tomar. Si casi le grito a Windú cuando lo deja solo, solo con su miedo, solo con su tentación como si fuera un cachorito. Sit. Espera. Dejanos hacer esto a los adultos, tú eres solo un niñito bobo. Ahí tienen, su niñito se descarrió. Y de qué manera.

Claro, me dirán que estaban en medio de una guerra. Pero por lo mismo, si el adolescente rebelde es tu supuesta esperanza, ¿no deberías tenerlo siempre bajo tu mirada y al alcance por lo menos de tu consejo?

Bien balurdes nos resultaron los Jedis. Ni siquiera Yoda, con todo lo super cool que es el muñequito verde, se salva. Y Obi-Wan Kenobi, es tan ingenuo que da pena. Decepcionada estoy. Y a dormir me voy.

PD: Eso si, cuando Darth Vader, reencauchado en su reluciente traje negro, pronuncia su primer "Yes, Master", con la voz poderosa de James Earl Jones, casi me da algo.

lunes, 23 de mayo de 2005

El túnel del equilibrio

Desde el 2004 en Guayaquil existen dos túneles que conectan el Malecón y la calle Boyacá con la avenida Pedro Menéndez Gilbert. Atraviesan el cerro Santa Ana y el cerro del Carmen, respectivamente, cavernas inmensas forradas de concreto, llenas de luces, con tres carriles cada uno. Gran solucion al trafico que sale del centro hacia el Norte de la ciudad. Son mi atajo preferido, frente a la opcion de pasar por la siempre peligrosa calle Loja en la ida y por la vuelta larga alrededor del cementerio, tambien en barrio no tan recomendable, solitario y oscuro.

Recuerdo que cuando los tuneles se inauguraron se comentó en la prensa que no seria necesario encender las luces de los autos en su interior, dado que contaban con suficiente iluminacion para el trayecto. Sin embargo, el conductor que los usa sabe desde hace tiempo que si bien las luces no son necesarias para ver el camino si lo son para advertir a los demas conductores de su presencia, especialmente en el momento de llegar a las salidas. Pero el uso de luces era opcional, hasta hace poco.

Hace algo asi como dos meses la Comisión de Tránsito del Guayas instaló grandes señales de tráfico en los alrededores de los accesos a los tuneles que indican que a) se debe encender las luces, b) se prohibe cambiarse de carril y c) que se debe respetar la velocidad maxima de 50 kms por hora, y que dicha velocidad se monitorea por cámaras de seguridad.

¿A que obedece la disposicion de la velocidad? Mi hipotesis es que algo tiene que ver el factor estructural de la obra de ingenieria que son los tuneles. La vibracion de miles de carros que los atraviesan cada dia tiene un mayor efecto mientras mayor sea la velocidad de los vehiculos. Es decir, si queremos tener tuneles para rato, tenemos que cuidar nuestra velocidad. Y bueno, la norma de no cambiarse de carril tiene que ver con el monitoreo, para poder controlar la velocidad del carro X, este tiene que seguir el mismo trayecto durante todo el recorrido, de modo que se pueda calcular e identificar a los que estan pasandose del limite.

Desde que se impuso la norma traté de respetarla, pero, claro, solo he ha hecho costumbre general desde que los patrulleros empezaron a esperar a los conductores en la salida de cada tunel. Mi carro ha sido detenido dos veces, las dos por error. En la primera ocasion a mi esposo lo multaron, ya que no habia otro motivo para hacerlo, por no tener puesto el cinturon de seguridad. (Que ya era hora que le pase, y desde entonces lo usa. No sirvieron mis argumentos de seguridad, tenia que venir un vigilante a obligarlo). En la segunda yo estaba sola y el vigilante enseguida acepto que se habia equivocado de auto. Eso, si, desde la primera oportunidad, el punto para apagar las luces ha cambiado de la abertura del tunel al sitio de control de los vigilantes.

Me fascina ir dentro del tunel, controlando la velocidad del carro. Siento que se vuelve un ejercicio de autocontrol, una experiencia de disciplina. No me importa que el unico estimulo que funcione sea el negativo, el de que los vigilantes PUEDAN estar esperando afuera con el castigo de una citacion o, para muchos, el pago de una coima. No me molesta que el trayecto se haya vuelto un poco mas lento y que esa pista de carreras que eran los tuneles se convirtiera en una cuasi procesion. Pienso que el ejercicio es valido para (ojalá) moldear la mente de los guayaquileños hacia el orden y el respeto, hacia saber que se debe y puede respetar una norma dada por argumentos validos. De ahi a saber que la basura NO SE BOTA por la ventana, que no se escupe en la vereda, que los niños (y los adultos) pueden aguantarse las ganas de hacer pipi hasta encontrar un lugar donde hacerlo, que la calle se cruza en la esquina, creo, aspiro, confio, hay un paso. ¿Optimista? Siempre.


miércoles, 4 de mayo de 2005

Las madres que tengo

Tuve, tengo, me corre por las venas, una madre excepcional, compleja, completa, entregada aunque independiente, una diosa en sí misma. Dueña de una seguridad a toda prueba, luchadora, trabajadora, maestra en todo momento y en todo lugar. Me enseñó a ser, sin muchas palabras, sin una colección de máximas, tan solo con el ejemplo de su día a día de trabajo a doble jornada, de manejar todo el día por toda la ciudad y aún así separar tiempo y energía para compartir conmigo momentos especiales.

Ahora soy yo quien recorre la ciudad de un extremo a otro, recorriendo los caminos que ella me enseñó para evadir el tráfico, y siento que en ese detalle sencillo me enseñó una verdad más grande como puede ser que el camino principal, el más concurrido, el lleno de tráfico no siempre es el mejor para llegar al mismo destino que el resto, que solo conoce una manera de llegar.

Ahora vivo en el centro y recuerdo nuestras caminatas en época de vacaciones, cuando la acompañaba a bancos, almacenes, oficinas. El paseo siempre terminaba con un helado en La Palma o en el café de alguno de los hoteles de la zona. Parqueaba el carro lejos para evitar los cuidadores callejeros -los detestaba- y hacíamos que la mañana rindiera para muchos meses. Ja! Digo “hacíamos”, ella lo hacía y yo la seguía.

Tengo, tuve, una madre que fue madre soltera, que eligió darme vida cuando todo a su alrededor le pedía mi muerte. Y era mujer alegre, madre generosa pero firme, siempre joven, rodeada de jóvenes. Hace poco una compañera de colegio que se encuentra en la misma situación de vida que mi mami me dijo que siempre la recuerda cuando tiene ganas de quejarse. Recuerda su actitud de “si, la vida es dura, ¿y que?” y eso la ayuda a seguir adelante, a sonreír y disfrutar de sus hijos un día mas. El regalo multiplicador del ejemplo.

Tengo, tuve, una madre que eligió una muerte digna, sin esfuerzos desesperados. Que pidió un tratamiento no invasivo para su enfermedad y asumió con valentía las consecuencias cuando todo el mundo le decía que las posibilidades de éxito eran mínimas. Que rechazó el intento de aplicar una quimioterapia que solo la iba a debilitar mas de modo que los meses que pudiera ganar de vida fueran apenas una agonía prolongada, una tortura extendida. Que aceptó la llegada de la hermana muerte con una sonrisa, con el desprendimiento de saber que el camino no termina en ese umbral.

Tengo, tuve, una madre que me dio cosquillas, canciones, cuentos, anécdotas, collares, anillos, libros, consejos, que salía a cualquier hora a recogerme a cualquier lugar, que me dio protección, estructura, amor, amor, amor, amor. Ese amor que aun siento igual que la mañana en que me puso su mano flaca, que copiaron sus genes en mis manos, sobre el corazón y sentí una inundación de emoción, de calor, de AMOR que llevaré conmigo para siempre.

Ahora en el vacío de su espacio físico en mi vida, descubro y agradezco a las otras madres que tengo, las que me acompañaron desde antes, las que me quedaron, las que comparten su amor conmigo, las que admiro y a las que acudo cuando necesito un abrazo, una sonrisa, una buena conversación. Las que encarnan en si, la presencia del amor de mi mamá.

Está Evelina, madre tan distinta a la mía, pero de quien aprendí tantos detalles, tantas actitudes que son parte de mi vida. A quien quiero con una ternura que ella no se alcanza a imaginar, a quien quisiera proteger de tanta gente a su alrededor que quiere algo de ella, supermujer resuelvevidas. Eve gritona, Eve genial, Eve empresaria, Eve musical.

Está María Isabel, madre en esencia tan similar a mi Tere, dulce como el pan, práctica como la luz del sol, hermosa, cálida, recursiva, singular. Ella sí que sabe cuánto la quiere porque lo percibe, lo intuye, lo recibe. Y también lo da.

También está Mercy, la espiritual Mercy, la Mercy con la que uno empieza y no termina de hablar nunca, igual que con su hija querida. La Mercy que me recibió en un abrazo sin palabras la tarde de octubre en que venía de escuchar que no había marcha atrás con la enfermedad de mi mami, que la ventana de oportunidad para una operación salvadora se había cerrado para siempre. Fui hasta ella porque necesitaba un abrazo de mamá. Lo encontré y sé que esta allí para siempre.

Estas madres son un poco madres mías porque son las mujeres que trajeron al mundo a las hermanas que la vida me regaló, las hermanas del alma, las que cubren el rango de mi vida, mi infancia, mi adolescencia, mi paso a la adultez.

Está también la madre que llevo dentro, la que soy para Emilia. La que nació el 31 de octubre de 2002, a las 6 y 18 de la mañana, al mismo tiempo que esa vida en ebullición que es mi hija. La que desde entonces tiene las antenas sintonizadas a esa vocecita y a esa entonación de mi nuevo nombre: MAMI.