jueves, 29 de diciembre de 2005

A propósito del Fin de Año

¿Quién a estas alturas de la existencia cree en los propósitos que se hacen al calor de la víspera de Año Nuevo? ¿Quién auténticamente cumple con la promesa del 31 de diciembre? Declaro que el fin de año se me hace una soberana tontería. Las fechas, los calendarios, el número de días de los meses, los años bisiestos son tan fabricados como relativos. Apenas son símbolos.

Pero como tales, tienen su magia, su misterio, su paradoja. Llega el 26 de diciembre y en esta semana extraña entre el respiro de la Navidad (carrera de 100 metros planos en mal estado físico que la mayoría se autoimpone y el resto sufrimos sus efectos) y la llegada de la Noche Vieja nos ponemos nostálgicos, con ánimo de balance, con urgencia de despachar en seis días toda la lista de pendientes que 360 no concluimos.

Recorremos los meses y hacemos recuento de los eventos y las ocurrencias, los encuentros y las despedidas, las ganancias y las pérdidas. El dios Cronos llega con el tic tac de las 12 campanadas a pedirnos cuentas de qué hicimos con el año entregado. La corriente nos atrapa, la energía de la época nos contagia. Aquí va mi resumen ejecutivo.

A saber, en el año del Señor de dos mil cinco:

Conocí primero a una señorita Paulette Goddard, la muy diva, la muy operática, la muy sensible, la muy abrazadora, la muy “teamo”, la muy ella (como le gusta tanto decir). El primer encuentro con la Miss G estuvo marcado por una insual lluvia de mayo que nos devolvió a casa empapados y encantados de conocerla, señorita.

Luego tocó mi puerta un Mr. Long John “IworshipTheBeatles” Silver, freak como sólo él, gracioso como sólo él, standup comedian natural como sólo él. Lo seguía una señorita Penny Dreadful, pelo camaleónico, caja de sorpresas, corazón de gelatina, ternura a flor de piel y locura que lucha por tomar el control.

Apareció entonces un escritormúsico Mean Mr. Mustard, cálido, agudo, maestro... y su consorte Miss Freud que llegó con una armadura de lejanía que se derritió al calor de las risas y los vinos para revelar un interior con un algo de felino, un mucho de finura y un harto de afilada inteligencia.

Se sumaron los amigos de siempre, de vidas pasadas, que mostraron nuevas facetas: Fátima Acioly, compañera de bohemia, ácida y dulce y James Profit, el querido Flaco, que ahora le dicen “padre de familia”, cara de profesor bravo, corazón de melcocha. Pareja de finísima ironía y amistad a toda prueba.

Más tarde llegó una Lolitamaldita, que me gana en la Sabinería y eso dice mucho de ella. Así se completo la comunidad N, freak party con dippas, plática interminable mística mágica musical literaria obsesiva histérica. Enriquecida con algunos artistas invitados, entre ellos, Xica y Xico, simpáticos y enigmáticos; una princesa asiática que emite entre sus prolongados silencios sentencias sabias cual Confucia guayaca; y para rematar la señorita Edipa Maás, “con d de demasiado”. Y un blogger ultrasecreto que jamás revelaremos a los no iniciados.

Recibí un ahijado con ceremonia y recuerdos y otro virtual, secreto, pero que amadrino con igual esmero. Espero sobrino propio que llegará en algo así como tres meses así que para el recuento del año lo que cuenta es la Pimpollita embarazada, hermosaaaaa!!! Celebré cuatro cumpleaños en mi casa y en mi sala se conocieron dos mujeres que se suponían enemigas y se volvieron aliadas. Y un hombre perdió.

Encontré a Dios en el silencio. Perdoné y experimenté el renacimiento de un amor muy necesario en mi vida. Me enamoré de un cantante uruguayo por culpa del mismo señor que el año anterior propició el enamoramiento de un escritor argentino.

Me hice más amiga de un príncipe hermoso, dignísimo hijo de su Real padre. Leí Rayuela. Grabé en mp3 los discos del Chavo, el Chapulín, Petete, Parchis y el tío Johnny. Descubrí el blog de la gorda. Subí veinte libras. Disfruté de la hospitalidad de la tía Nena en Florida.

Consideré terminar este año con bebé en camino. Conseguí un trabajo perfecto para mí. La princesa empezó a ir a la escuela (y le fascina) y gozó a conciencia cumpleaños y Navidad. Decidí dejarme crecer el pelo. Inicié este blog.

Perdí un poco más la vergüenza. Me reconcilié aún más con el espejo. Me sentí de mi edad y me gustó. Sigo enamorada. Estoy feliz. Tengo fe, confianza, alegría. (...no, they can´t take that away from me). Te tengo a ti que me lees y piensas, aunque no comentes (Hazlo hoy, aún estás a tiempo).

En este 31 daré gracias por todo, brindaré por todos y enviaré en mi mente mi ofrenda de flores y frutas a la diosa Iemanjá para que venga un año lleno de días luminosos, de abundancia, de amor para todas y todos, que para TODOS hay. ¡Salud!


¿Propósitos? No. ¡Si se cuenta no se cumple el deseo!

martes, 20 de diciembre de 2005

Navidades

Tuve una Navidad sin familia, pero eso no es lo que recuerdo. Recuerdo que recibí la muñeca de la Mujer Maravilla y eso fue lo máximo. Recuerdo que había muchos niños, recuerdo la casa, recuerdo la gente. Pero no recuerdo haber sentido que mi mamá y mis abuelos no estaban conmigo esa Nochebuena. Yo tenía siete años y a mi abuelito César solo le quedaban cinco días de vida.

Tuve año tras año de las Navidades glamorosas de mi familia postiza, con mi hermana de tomate y sus parientes y amigos de todos los sabores, nacionalidades, edades y colores. Reunión especialísima de ocho a diez de la noche, con ponche, intercambio de regalos y papá vestido de Noel con barbitas de peluche.

Tuve varias Navidades de familias integradas, de sentirme parte de una pequeña comunidad de mi familia y su familia, de compartir mesa, pan y fiesta significativa. De ver a nuestras madres iniciar una amistad que se volvería independiente, sólida y ahora, eterna mucho más, diría, después de nuestra despedida.

Tuve Navidades de casada, tensas, divididas, incómodas. De iniciar el peregrinaje de chocolate-de-Nochebuena-con-mi-mami, almuerzo-de-Navidad-con-la-tuya. Del dolor de sentir que mi familia no te acogía, apenas te recibía; y la tuya me rodeaba con cariño, me hacía una más a la mesa con sentimiento y derecho propios.

Tuve una Navidad llena de adioses. Con el árbol más lindo de nuestra vida, armado en casa de mami por las manos prodigiosas de la amiga del tercer párrafo. La princesa de apenas un año, con su carita de sorpresa con las luces de ese, su primer árbol. Con tu mano en la mía para sostenerme en medio del trance de dolor que nos vivía.

Tuve una primera Navidad de silla vacía, de espacio inmenso, de no saber dónde ni cómo ponernos con ella. Pero ahí estuvo una vez más la princesa para aliviarnos, para comerse los quesitos y empezar a sorprenderse con la multitud de regalos que recibió donde la abuelita “flash”. Trasladé el árbol magnífico a mi casa y le puse lo suyo y lo mío. Más bien lo hice mío, homenaje a mi saudade de ella...

Tengo una Navidad llena de amor, de alegría naciente, de serenidad y esperanza. Una Navidad que a los ojos de la princesa se vive como la verdaderamente primera. Gracias a los cantos, los adornos, las posadas de la escuela. Será ovejita en el nacimiento viviente, ya sabe del “bebé Jesús, la mamá María y el papá José”, ya grita “Feliz Navidad”, ya busca las señales de la fiesta en las calles, los centros comerciales, los balcones. La Navidad es suya ahora y con ella irá creciendo nuestra ilusión.

Es Navidad, es Nacimiento, es reverdecer, es resurrección. Es Jesús y la grandeza del milagro de su vida, que está tanto en la cruz como en el sencillo y grandioso hecho de que todo un Dios se haya hecho Hombre. Es Amor, sólo es Amor.

Paz para todos desde el Amor que inunda mi corazón. Todas las tempestades pasan, algún día. Y para mi, este es el día.

viernes, 9 de diciembre de 2005

Paréntesis que cierra, paréntesis que abre

Rompí la buena racha de publicar un post por semana que establecí en octubre. Ofrezco mis sentidas disculpas, pero fue por una buena causa: he vuelto a trabajar. Me entallo de nuevo el traje de periodista, presto ojos, oídos y manos a transcribir historias ajenas, informaciones breves, reportes del lugar de los hechos.

Se cierra un paréntesis de cinco años de “ocupación: ama de casa”, cuando no “quehaceres domésticos”. Años productivos en lo interno, en lo familiar, en lo espiritual.

Abro el paréntesis laboral con destino y lapso de tiempo indefinidos. Con ánimos, con sorpresa de no haber perdido las habilidades adquiridas, con óxido en tareas como despertar temprano y vivir bajo la dictadura del reloj, con la incógnita de experimentar la vida de madre trabajadora, aunque sea a medio tiempo.

Con esperanza y gratitud.

Las diosas también usan colitas


He permitido a mi cabello volver a crecer. Lo he llevado corto, cortísimo, durante dos años. Dos años en los que pasó de todo, pasé de todo y, por fin, estoy de vuelta. Y el cabello largo también. Son sensaciones distintas, estados de ánimo distintos.

Una mujer de pelo corto es una mujer valiente, segura, que se despoja voluntariamente de ese adorno de la feminidad que es el cabello largo, marco de color y textura. Cuando una se corta el pelo lo muestra todo, pone el rostro por delante, expone el cuello, la nuca, las orejas... Es el epítome de la sencillez, es una expresión de riesgo, es un método práctico de estar siempre peinada, más bien, de no requerir peinado.

Una mujer de pelo largo es una mujer sensual, versátil, con un moño puede verse seria, cuando se suelta el cabello es como que libera su ser, extiende sus hilos. Las mujeres de extensa cabellera tienen recursos gestuales adicionales: jugar con un mechón, mover la cabeza para agitar los rizos, o los lacios. Acaso se ve más juvenil, romántica, femenina. De hecho, hay quienes opinan que a “cierta edad” ya no conviene tener el cabello largo. Al diablo con esos, y en fin, aún no tengo ni siento esa indefinida “cierta edad”.

Quiero tener el pelo largo para poder “soltarme las trenzas”, para despeinarme, para volver a agitar la melena cuando baile, porque eso: quiero volver a bailar, sentirme ligera, despreocupada, irresponsable ("..con ese antiguo don de fluir", reza una canción).

Ya empiezo a tener una melena que necesita peinarse. Ya empiezo a recurrir a diademas, pinchos, elásticos. Ayer me hice por primera vez dos colitas, ridículas, graciosas; mientras escribo estas líneas tengo un medio moño. La temporada de calor que empieza a hacerse sentir me preocupa. Quizá el cabello largo no sobreviva ante la frescura del pelo corto, la difusión de calor que permite oxigenación directa al cerebro a lo mejor sea muy tentadora. Veremos. Verán. Veré (o más bien, sentiré).

miércoles, 16 de noviembre de 2005

Luna llena

“La luna, más bruja que bruja
nos teje una tela que vuela y se va
luna, más loca que loca
borracha de anises y estrellas de mar”.
Luna de menta, Javier Alvarez

Está llena la luna y desde que empezó a redondear me resuena en la cabeza esa canción de Alvarez. Anoche empezó la luna llena y mi naturaleza selenita no hace más que sentir su influencia.

Luna llena que agita las mareas internas que a veces se vuelven cascadas, otras huracanes. Luna llena que hace mirar al cielo y pensar tonterías como si la luna se verá igual en ese otro cielo en que alguien querido la mira. Luna llena que me mira simultáneamente en cada momento de la vida en que la estuve/estoy mirando. Por ejemplo: luna llena reflejada en el río Guayas en esas noches en que el Malecón sólo era el Malecón y no se apellidaba dosmil y la miraba desde otra edad, en otra compañía, asomada a la ventana de otro piso de este mismo edificio. Y como siempre, como entonces, como ahora, no le pedía deseos, se los contaba.

Luna mujer preñada, luna mujer enamorada, luna mujer abandonada, luna mujer silenciosa. Luna lunera cascabelera. Quisiera ser tan alta como la luna. Blue moon, you saw me standing alone. If you believe they put a man on the moon. Luna quiere ser madre y no encuentra querer que le haga mujer. Luna llena imposibles son los hilos que manejas.

En estas noches no soy diosa guerrera, soy diosa lunar, lunática, alunada. No es cosa de la que hablar, es cosa para sentir, para salir a la calle y darse baños de luna. No hay más que decir y como en materia de Luna nada mejor que un poeta, aquí les dejo a Jaime Sabines.
      La luna

      La luna se puede tomar a cucharadas
      o como una cápsula cada dos horas.
      Es buena como hipnótico y sedante
      y también alivia
      a los que se han intoxicado de filosofía
      Un pedazo de luna en el bolsillo
      es mejor amuleto que la pata de conejo:
      sirve para encontrar a quien se ama,
      para ser rico sin que lo sepa nadie
      y para alejar a los médicos y las clínicas.
      Se puede dar de postre a los niños
      cuando no se han dormido,
      y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
      ayudan a bien morir.

      Pon una hoja tierna de la luna
      debajo de tu almohada
      y mirarás lo que quieras ver.
      Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
      para cuando te ahogues,
      y dale la llave de la luna
      a los presos y a los desencantados.
      Para los condenados a muerte
      y para los condenados a vida
      no hay mejor estimulante que la luna
      en dosis precisas y controladas.

lunes, 31 de octubre de 2005

Tres años

Cumplimos tres años, ella y nosotros. Ella de haber llegado a esta existencia, a este plano, a esta vida, en la que ella se llama Emilia Lucía y es una encantadora princesa, rubia, flaca, ojos grandes, sonrisa infinita. Yo, de haberme convertido en madre, de ser sustento, cuidadora, ejemplo. Pepe, de ser papá canguro, entregado como nadie, hábil en todas las actividades de bebés y niñas, porque lo único que no ha hecho por ella es lo que la naturaleza me permitía solo a mi.

Ella es vital, un dínamo con piernas largas que parece no agotarse nunca y cargarse de aire, sol y salchichas con tomate. Es una mujer de carácter fuerte, impositiva, malgenio, pero dulce y cariñosa, compasiva con los que lloran, los que están tristes, los que están enojados.

Ella está acostumbrada a dormirse cargada, grave error de nuestra impericia. Ella aún aparece por las noches porque no sabe volver a dormirse sola, se para en mi lado de la cama y se escurre entre las sábanas para amanecer en cama familiar, yo hecha un sánduche de incomodidad porque la señorita se mueve y estira a cada momento; Pepe balanceándose en el borde, empujado por nosotras. Son tres años de no dormir bien, se supone que cuando tienes hijos nunca más dormirás como antes, en total inconsciencia. No, no es solo por tener la responsabilidad de velar por ellos, es porque no TE DEJAN dormir igual.

Ella nos salvó del cinismo, de la comodidad, de la inercia de una vida de adultos. Ella nos ha permitido valorar los momentos en que somos personas, pareja, y no padres. Ella nos distrae, nos trae de vuelta las ilusiones de la infancia, ella, que descubre a cada paso un mundo nuevo. Ella que nos permite volver a ver muñequitos, aprendernos las nuevas canciones, jugar con los nuevos juguetes. Ella es la vida que se renueva, se reinventa y se asombra. No sabíamos en lo que nos metíamos pero estamos felices de haberlo hecho... la mayor parte del tiempo.

Ella nos hace pensar en el tiempo y la permanencia y el legado. En lo que tiene de cada uno, en lo que aprende de cada uno. Ella nos ha hecho temer por primera vez a la partida anticipada, ella nos hace pedir un año más de vida para acompañarla, para proveer para ella sustento, amor, enseñanza. Ella nos hace aferrarnos a la vida, trabajar con alegría, saborear el cansancio cotidiano porque lo paga todo con intereses con un beso inesperado, con sus risas y sus carreras que vibran por toda la casa, con cada aprendizaje, cada avance, cada descubrimiento.

Ella es sonrisas y besos y abrazos locos. Ella es caramelos y helados; leche-teta, canguil y sopitayabóz. Ella es “tequieroyoytuami”. Ella es “Emilia Preciosa” y hoy, en el día de las brujas, los duendes y las hadas, cumple tres años. Nada es casualidad, hoy además, nació otra princesa en España.

martes, 25 de octubre de 2005

Ayer lo vi

Ayer lo vi, parado en una esquina, esperando a su auto blanco, acompañado de dos guardaespaldas. Estaba solo, delgado, envejecido pero bien parado, columna recta, manos sin temblores. Esta viejo, viejo, viejo. Tiene todo el pelo blanco (pero ahí sigue esa melena imposible), las arrugas pronunciadas, la cara un poco desencajada por la pérdida del ojo. Estaba allí, la encarnación de todas nuestras quejas, la personificación de ese poder exagerado que le atribuye el colectivo. El dueño del país, el ex alcalde, el líder vitalicio de ese partido, el ex presidente. Le han dicho el innombrable, el cíclope, el felino. Yo escribí hace (¡Dios!) seis años una de mis crónicas mejor logradas sobre sus ruedas de prensa en la alcaldía, a las que tuve el privilegio de asistir.

No se confundan, desprecio sus actitudes, sus juicios, sus opiniones, sus manipuleos tanto como cualquiera con un poco de inteligencia y esperanza de que mi paisito un día por fin deje de ser un feudo, una Banana Republic (en esa tienda nos deberían descuento a los nativos...). Pero reconozco su importancia, aunque en muchos de sus pasajes sea nefasta, para la historia nacional. Y puedo decir que lo he visto en acción, haciendo Historia. Lo he escuchado lanzar fuego por la boca sobre cualquier tema que cualquiera le pregunte. Y he presenciado su encanto de serpiente, su presencia fuerte, su carisma arrollador.

Ayer lo vi, veníamos hablando de política, lo nombramos varias veces, hablábamos de su opinión rebuscada respecto de la tal Asamblea Constituyente. En la Plaza de la Administración, antes de doblar hacia esa cuadra, donde lo vimos, Pepe lo había comparado con Uribe, como del equipo de los malos. Y yo acababa de decir que Uribe no le llega a los talones en maldad. Y enseguida, allí estaba. Me asusté, me sentí como alguien debe sentir cuando ve al diablo. Como para que nos quede de experiencia que no se debe invocarlo en vano. Uno podría encontrárselo por ahí, parado en una esquina, esperando su auto. Solo. Viejo. Humano.

miércoles, 19 de octubre de 2005

Sentidos

Sentimos con la piel, los ojos, los oídos, la nariz y la lengua. Ellos nos traen el mundo hasta la ventana de nuestra conciencia, nos ayudan a establecer cómo es: a qué sabe, que temperatura tiene, cómo suena, cómo luce. Pero la balanza de los dones, esta muy particular que tiene cinco lados, se nos inclina para unos lados y para otros no.

Mi sentido dominante es el olfato que, dicen los que saben, está muy enredado con la memoria. Y es cierto: un olor me trae de golpe un recuerdo, un lugar, una imagen, una emoción, una sensación, una compañía.

Recuerdo el olor de la casa de Ballenita aún cerrada, la humedad oscura de los cuartos, la frescura del mar al abrir las ventanas, hasta me atrevo a decir que allí se mezcla también el olor de la polilla de los maderos que cubren el espacio entre las ventanas y las telas metálicas. Y con ese olor, me llegan la libertad, la comodidad, la fantasía de esa preciada adolescencia en el “claustro con piscina”, Michelle, Henry, Jaime y yo, en cuarteto insuperable de la temporada de 1988.

Hay olores que son para mi hogar, calor, seguridad. El olor a chimenea y esencia de romero del departamento de Lucía, la magia de una torta de chocolate en el horno, las ollas con agua hirviendo y eucalipto que mi abuela ponía en cada cuarto con las ventanas cerradas una vez al año para desinfectar el ambiente.

El olfato es de los sentidos más animales que tenemos, como ellos, nos reconocemos unos a otros por nuestra fragancia, pura química interna. Tengo el olor fuerte de mi mamá en su almohada, sus ropas, su cama y en contraste; el sutil olor de mi esposo en la pijama que queda bajo su almohada cuando se ha ido de viaje; el olor agridulce de la cabeza sudada de la princesa más parecido al mío que al del papá con quien comparte tantos rasgos similares.

Me encantan los perfumes, los inciensos, los aceites esenciales. Me fascina el olor del ajo en aceite caliente, el de las hierbas, las frutas, los condimentos, las nueces tostadas, el canguil en el microondas. Me gusta la gente que huele solo cuando les das un abrazo apretadito y te llega el golpe de la mezcla única que hacen piel y perfume. Y si, me cambió la vida la novela de Patrick Suskind. Me reafirmó el poder de los aromas y las narices.

Detecto las fugas de gas, las ollas quemadas y los “accidentes” de los pañales mucho antes que el resto. Si, me afectan los malos olores pero, he aquí mi capacidad única: puedo filtrar olores, “cierro” mentalmente la nariz (ojo, sin usar los dedos) y respiro por la boca. Así puedo manejar a una cuadra del carro de la basura, soportar los olores humanos que se sienten en las aglomeraciones y así pude resistir aquel olor a quemado, a flema y sangre.

Voy a incluir aquí en una subcategoría el sentido del gusto porque van amarraditos, por eso, cuando tenemos gripe la comida no sabe porque, para empezar, no huele. Y aunque la finura del paladar es algo que se desarrolla paladeando, algo de práctica tengo en adivinanzas de ingredientes, en cata aficionada de vinos tintos con la experta guía del vecino francés.

El segundo lugar es para el oído pero no al nivel de que puedo detectar si un músico apenas desafinó o se atrasó en el compás ni si el equipo de sonido está mal ecualizado. Nada de sutilezas así. Lo mío va más por el lado de la memoria musical. Reconozco canciones, recuerdo letras, con pocos compases. Y también es una cuestión de tipo más emotivo que con ínfulas de musicóloga. No soy como esos amigos que con escuchar una canción de un grupo X, digamos que Los Beatles, unen a la memoria auditiva el conocimiento de quien tocó que instrumento y en qué estudio se grabó esa versión en particular y si para ese entonces John miraba mal a Paul y Ringo estaba o no con problemas de hemorroides. (¿Acaso han visto esos banquitos de bateristas?).

En empate en el tercer lugar, asigno la vista y el tacto. Pero en una función particular, la de la intuición. Eso, a la interpretación sensorial que nos da ese algo que los ojos registran y la piel percibe. Eso que te hace rechazar a una persona a flor de piel con saludarla una vez o que te permite detectar las frases no dichas, las verdades que la voz oculta pero el lenguaje corporal grita. Eso que te comunica cuando en una pareja hay un desbalance de afectos, por como mira ella, como se abstrae él cuando ella habla, como los cuerpos no ajustan, no se complementan.

Aqui llega, la parte interactiva, la pregunta al viento, el combustible para la cajita de comentarios. Esta vez tengo dos vertientes de preguntas. La primera relacionada con el olfato: ¿A qué hueles? ¿Qué olor te gusta? ¿Hay algún aroma que asocies conmigo?

Esta es la segunda: Ojos, narices, lenguas, pieles, orejas... ¿cual es tu sentido consentido?

lunes, 3 de octubre de 2005

Héroes de la ciudad

“Debe ser alguien especial/ que nos pueda ayudar/ debe ser alguien/ que no tenga miedo/ es una misión para un héroe amigo/ un héroe amigo.

“Soy un héroe amigo/ con honor/ aprenderás lo que te enseñaré yo/ con mucho esfuerzo y dedicación/ tú puedes ser un héroe como yo/ un héroe como yo”.


Canción de "Los héroes de la ciudad", Disney Channel

Pasaron anoche por la ventana de mi departamento. Pasaron con las sirenas encendidas, colgados de las ventanas, techos, costados, escaleras de sus relucientes camiones rojos. Uniformados de camisetas azules y una especie de sobretodos azules con rayas amarillas. Saludaban a la gente que se agolpó en los balcones del Malecón a verlos pasar. La llegada se anunció con varias cuadras de anticipación. Ese ruido que cuando lo escuchamos, solitario, una noche o tarde cualquiera, nos asusta; anoche era de fiesta.

Los bomberos de Guayaquil son una de las pocas cosas que me llenan de orgullo de ser guayaquileña. Ahí esta la famosa identidad, el cacareado maderadeguerrero. Me fascinan los bomberos, sobre todo los voluntarios. Nadie les paga, nadie les costea ni el estudio, ni gran parte de los equipos que adquieren o importan por su cuenta, ni las horas de guardia en una estación. Son hombres y mujeres, jóvenes universitarios, padres de familia, gerentes, profesionales, abuelos. Tienen la radio a su lado, siempre. Saltan en la noche a la voz de incendio, toman sus autos, cargan con sus equipos, se ponen el uniforme a medias sobre la ropa o la pijama.

Los he visto en acción en esta cuadra más de una vez. Llegan como la sangre a la herida, sin que haya de por medio una llamada. Saben que se los necesita, saben que prestan su fuerza, su cuerpo, su experiencia para salvar vidas y bienes. Se intoxican con el humo, se calientan con el fuego, se cansan con el esfuerzo. Pero insisten, llegan, asisten.

Los he visto llegar en los camiones rojos, en sus propios carros, en últimos modelos y en destartalados, en taxis, con amigos, con esposas. Abren la cajuela, se ponen los pantalones con tirantes, se acomodan las botas, se protegen el cuello y la cara, se calzan la chaqueta inflamable, se calan el casco. Y se meten al fuego. El fuego del que nosotros, los normales, huimos, ante el cual nos descontrolamos.

Nadie les paga, nadie los llama. Son nuestros héroes de la ciudad. Son nuestra tradición. Mi mejor amiga está casada con uno de ellos. Admiro a las parejas, madres, padres, novias, enamorados que se quedan en casa en la media noche o se enteran de un fuego en cualquier momento del día y esperan. Confían. Rezan. Ellos saben lo que hacen pero siempre hay riesgo. Y más de una vez habrá el dolor de no haber llegado a tiempo.

Pasaron anoche y no me dio ninguna pena hacerles de la mano, sonreírles, agradecerles. No me dio nada menos que orgullo verlos tan numerosos, contentos, haciendo una bulla casi insoportable, algunos ondeando a todo viento la celeste y blanca bandera de Guayaquil.

lunes, 12 de septiembre de 2005

Alma de blues

Estoy con el corazón pintado de blues. Azules cielo, azules mar, azules mirada, azules noche, azules tristeza. Tristeza inexplicable, tristeza inesperada, tristeza rechazada.

No son los recuerdos que no tendré de un Mardi Gras en Nueva Orleans, no son los cortejos nada fúnebres con banda “mocha” en clave de jazz por el cementerio antiguo que jamás acompañaré con irreverente sonrisa.

Son dolores del crecer, nostalgia del futuro imposible, saudade por las vidas pasadas, las compañías que hoy están demasiado lejos, en otras dimensiones, otros países, otras realidades interiores.

Este fin de semana viví un momento mágico. Tres amigas que bailaban con sus hijos en el patio de una casa, junto a los músicos que cantaban eso de “mientras siga viendo tu cara en la cara de la luna”. Y fue perfecto, fue espontáneo, fue feliz. Fue ver la sonrisa de mi hija que disfruta cuando baila conmigo, fue sentir que le estoy pasando esa parte de mi. Fue tener a un lado a la amiga que vive lejos, con la que los lazos virtuales han hecho más intensa la intimidad, con su hijo hermoso, vibrante, feliz. Fue tener al otro lado a la amiga a la que le están naciendo tímidas hojas después de que un tifón le arrasó su concepto de la vida y el amor y le dejó de regalo un niño bendecido. Y un corazón nuevo.

Algún día recordaré ese momento y nostalgiaré por este ahora. Los niños pequeños, las madres apenas entrando en una madurez en la que no se reconocen del todo, pero que saben que ya se instaló en sus vidas algunos momentos antes.

Me siento como la tierra por la que pasó el huracán, inundada, revuelta, caótica. Pero llena de posibilidades, caldo de cultivo para un mundo nuevo, una madurez nueva, una inocencia nueva.

sábado, 27 de agosto de 2005

Punto de in(re)flexión


Quiero decir que lo siento. Y aquí cabe un doblesentido, el “lo siento” que es expresión de compasión por la pena del otro, y el “lo siento” que es conjugación en primera persona del verbo sentir. Siento que haya personas queridas que tienen días grises, días de cambio, días de no saber si sentir alivio o desarraigo. Siento que, confrontada ante el evento de una ruptura, me ha tocado ver la otra cara de la moneda y acompañar a la persona que recibió el “no va más” y siente el crujir de las ilusiones vueltas puñales y preguntas. He visto lo que sentiste y me avergüenzo de haberte hecho daño. Entiendo en este momento que cuando se habla de perdón no hay reparación real hasta que no se comprende (se siente, se sufre, se compadece) el dolor causado y se lamenta haber sido la “perpretadora” de ese daño.

Y como hice una vez con la Tere, te pido perdón aunque no me arrepienta de las decisiones tomadas, las acciones realizadas. Eran necesarias, eran el bien mayor, eran la honestidad y el crecimiento. Pero reconozco y valido tu emoción rota, no ofrezco restauración, como es obvio, pero te doy reconocimiento. Lo siento. Ahora hay la suficiente distancia como para volver una mirada honesta a ese momento y ofrecer una disculpa que ya sabemos que no tiene tinte ni de confusión ni de esperanza.

Cuando decides romper una relación el que lo piensa por días, semanas, meses, está sufriendo la ruptura por anticipado, desanuda los lazos poco a poco, cuestiona, evalúa, se despide. Cada encuentro es despedida; cada encuentro es un intento de recuperar esa emoción, esa chispa, esa promesa; pero cada encuentro es una desilusión, es el escozor de la certeza, el duelo de los años recorridos, es el repaso triste de los pasos dados, los que nos unen y los que nos apartan.

El que rompe, (aunque haya sido tan cobarde como para no alcanzar a pronunciar las palabras antes de romper a sollozar) ya sufrió antes, ya pensó, ya lloró, ya se culpó, ya se perdonó, ya vivió ese momento cientos de veces en su cabeza. El que recibe la noticia se estrella de golpe contra la pared cerrada, se encuentra de repente con una mano vacía, con un asiento de más en el auto, con una colección de cartas, fotos, tarjetas, momentos, que hasta instantes antes decía “para siempre” y ahora gritan “nunca más”. Y la rabia y los por qués y los reclamos mudos y ese abandono, esa tristeza, ese niño roto que se agazapa en la conciencia. Y sobre todo ese “no me lo esperaba”, “no me lo merecía”.

(Y la verdad es que en materia de amores no es concurso de merecimientos, no es carrera profesional. Es. Simplemente es. Cuando no es, nada puede ayudar a fabricarlo, nada ni nadie debería obligar a nadie a quedarse con nada menos que un amor total).

Te guardo en la historia de mi vida con cariño, con valor, con recuerdos lindos, con todas tus cualidades, con las personas, los lugares, los eventos, las risas, los abrazos, las pizzas de cebolla, los paseos en el auto, las noches y los días. Siempre hablo cosas buenas de ti porque no tengo nada malo que decir. No me da, sin embargo, la nostalgia para decir que preferiría que nada hubiera pasado y pudiéramos ser amigos. No se puede tener todo en la vida, no se debe tener todo en la vida. Tuvimos cinco años de vida y crecimiento que marcan una época, un recuerdo, un punto de inflexión. Este, supongo, es mi regalo de bodas para ti. Aunque mas bien, podría considerarse una despedida de soltero, dado que formo parte de la parte de la historia del “antes” que llamamos soltería. Que tu “después” sea tan pródigo y feliz como el mío.

domingo, 24 de julio de 2005

Bits Julianos


Barcelona 0 - Liga 3

Es 24 de julio, cumpleaños de Simón y de Pablo. Pasan de la una de la tarde y en el fondo escucho la narración del partido entre Liga de Quito y Barcelona que se destaca entre el silencio abrumado de los hinchas barcelonistas de la Bahía. El marcador indica un 3-0. Si fuera Barcelona el que ganara, el ambiente estuviera festivo, hubieran sonado los disparos con cada gol, la princesa hubiera corrido hasta aquí a abrazarse, diciendo entre dientes “mucha bulla”. Pero no. Imagino, en cambio, la algarabría en cualquier bar de Quito. La balanza se inclina hacia ese lado. La alegría este año le toca a alguien más.

(Me queda sin embargo, una egoísta sensación de alivio: podré salir esta tarde sin temor a los eufóricos hinchas borrachos).

El circo de la Fundación

Es el fin de semana de la fiesta de la fundación de Guayaquil. Nótese que solo en años recientes se ha empezado a dar importancia a este festejo. Antes se trataba apenas de un feriado más, creo que ni siquiera había desfile y no recuerdo bien si la elección aquella de la Perla del Pacífico era en julio o en octubre. Recuerdo también cómo mi abuelo César le cambiaba una consonante al título por algo un tanto ofensivo y por eso, gracioso.

A propósito de reinados, casi lloro de la risa cuando leí que el Parlamento Andino auspicia el flamante Reinado Bolivariano. Menuda manera de expander los ideales de Bolívar, que al fin y al cabo, era un mujeriego sin remedio.

Es tiempo del Play Land Park y de los circos. Y al parecer también se va convirtiendo en tradición que la fiesta juliana sea igual a ferias de muebles. Hay unas cuatro en la ciudad. Es curioso cómo los comerciantes van configurando sus oportunidades de acuerdo a la época del año: febrero con los sanvalentines, mayo para las madres, junio inicia por los niños y termina con los padres. Así que ¿por qué no? julio para decorar la casa. Nada mal, aun les queda inventarse algo para agosto. Ahora que apenas finaliza septiembre comienza la temporada navideña. ¡Qué abombe! Cada año compadezco más a las empleadas de las tiendas de departamentos que llegarán al 24 de diciembre deseando degollar a los pastores, que Papa Noel se incendie en la chimenea y con una aversión total a los villancicos. Y claro, agotadas y nada “navideñas” con los horarios extendidos en todas las tiendas y centros comerciales. Al menos en enero nos dan tregua, cansados, hartos y gastados como (se supone que) quedamos.

La mayor revelación de estas fiestas no aparecerá en primera plana de los diarios del martes. No, la encontrarán instalada frente a la Terminal Terrestre: “El circo del Reggaetón”. Listo, todo queda aclarado: el reggaetón es una payasada. Además, todo lo que merece tener un circo está a punto de morir. Ese es el mismo circo que el año pasado fue el circo de Ta’Dominado, y años antes, el circo de Betty, la fea. Así que paciencia, si ya se mereció tener un circo con su nombre, hay la esperanza que esa abominación seudomusical esté pronta a desaparecer en el olvido. Y claro, permanecer como baile de nostalgia para los matrimonios. Igual que el meneíto y la macarena. ¿Alguien recuerda ese momento incómodo cuando ponían “El venado” en las bodas? Siempre cuento la anécdota de la pariente que en su boda puso como canción especial de los novios esa de Wilfrido que va: “ya no tengo un lugar que no me hayas besado/ ningún rincón sagrado te falta por andar/ profanaste el pudor/ ya no queda un camino/ que no sea testigo de un gemido de amor”. Las viejitas sonreían confundidas y los novios bailaban con una sonrisa cómplice. Y bueno, el matrimonio terminó en divorcio varios años, una simpática hija y una emigración a España después.

Guayaquil vive ¿por mi?

Recorro todos los días las calles del puerto que en estos meses bullen de actividad: maquinaria, obreros, cemento, hierro, tuberías, cables. Se está montando la infraestructura de un sistema de transporte municipal que todos deseamos que funcione. Sin embargo, asisto con tristeza a la muerte de los últimos árboles que habitaban la calle Boyacá. Un día el paisaje incluía hojas y sombra. Al siguiente, el parterre desnudo dolió como cuando se lee un nombre conocido entre los obituarios del periódico. Más sol para los transeúntes, más espacios ganados para los vehículos, menos amortiguadores para el esmóg y la bulla. Comprendo los motivos, aprecio el progreso, pero igual lamento la pérdida de una vida que tomó tanto tiempo en crecer, enrraizarse, florecer, perdurar.

No puedo ser injusta: en la mayoría de las avenidas del norte, las que se planearon amplias desde un inicio y con grandes parterres para árboles, se está dando mantenimiento, se podan las ramas bajas para evitar que bloqueen visibilidad, se estimula el crecimiento vertical de los árboles. Estuve hace poco en Florida (Estados Unidos) y allí, aunque se privilegian las grandes avenidas y el auto es rey, (tanto que hay lugares donde no es posible caminar porque no hay la vereda adecuada para peatones) también las leyes que protegen los árboles son muy estrictas y hay exhuberante verdor por donde se mire. Si el ideal del Guayaquil proyectado es Miami, ¿no se nos está olvidando este detalle? (Sonrío, había puesto "la Florida", pero rectifico en aras de no mantener ese insoportable referente automático a los Estados Unidos).

Anhelo por un festejo diario de todas las cosas vivas, las ciudades, las personas. En el caso de este asentamiento urbano que habito, tan solo deseo un día en que la gente no bote basura a la calle, no importa el pretexto. Que la ciudad esté limpia no porque se la limpie mucho sino porque se la ensucie poco.

Feliz cumpleaños, Guayaquil, aunque seas de esas mujeres coquetas de las que no se saben bien la verdadera fecha de su nacimiento.

lunes, 18 de julio de 2005

Mi día

Es 18 de julio y es mi día. A las 10 y media salí del hogar protector del cuerpo de mi mami a un mundo complejo de colores, sonidos, olores, sabores, afectos y aprendizajes.


Amo los cumpleaños, me los disfruto mucho, me fascina convocar afectos y reunirlos a celebrar, celebrarme. Eso se lo debo a la Tere, siempre me hacía pasar un día muy especial, lleno de detalles, la llamada a la hora exacta del nacimiento, la torta hecha o comprada pero sabrosisisima siempre, el abrazo, la bullita con los cubiertos a la hora del almuerzo... Son dos años sin recibir esos cariños en lo físico pero sé que ella debe haber movido sus influencias (que para estas alturas no deben ser pocas) para ordenar el sol radiante y el cielo azul que me cubrieron al salir esta mañana hacia el jardín de la princesa. (Gracias mami, empiezo a sentir mas tu presencia, que tu ausencia... rico...).


Este es un cumpleaños feliz, la alegría vuelve a colarse en toda mi existencia, con el milagro presente y constante del amor cotidiano de Pepe y Emilia; con la bendición abundante de las amigas del alma, las de mucho tiempo (quizá muchas vidas, ustedes lo saben) y las de encuentro reciente, con su dosis creciente de confianza y descubrimiento, y los amigos queridos que llegan tarde, pero llegan, que mandan mensajitos en el celular temprano en la mañana y flores unas horas despues (gracias! hermosas!), que envian besos en el chat, que entregan abrazos breves pero cargados de afecto.


Festejo la dicha de vivir en este mundo, hoy, ahora, con toda mi historia recorrida y toda la perspectiva del futuro, con todo el amor que me rodea, con la dicha de tener un espiritu siempre dispuesto a crecer, a expandirse, a ser feliz.


Gracias a todas y todos por el camino recorrido, gracias por las demostraciones de afecto. Treinta y tres años, si, inevitable el lugar común: "la edad de Cristo", supongo que significa que es la edad de las realizaciones, de salir como El, al mundo a demostrar y compartir lo que se aprendió durante los 32 años pasados. Buen tiempo, buena edad, buen viento.

sábado, 18 de junio de 2005

Visiten a la gorda

La encontré gracias a Long John Silver, gracias a que entré a votar por Locura Extraordinaria en el concurso de 20minutos.es. Una vez cumplida la misión de apoyar a los amigos, (no solo porque son amigos sino porque de verdad me gusta su blog, su honestidad, su frescura, su estilo) me puse a husmear en el ranking de los blogs latinoamericanos y ahi la encontré. El nombre no puede ser más sugerente: Weblog de una mujer gorda, como ella dice, el diario de una mujer que podria ser tu madre.

Este blog lo publica Mirta González de Bertotti, una abuela, aunque se enronche la gorda, ya es abuela. (Y lo sé porque cuenta TODO, créanme, TODO, sobre su familia. Argentina, 52 años, graciosa, desenfadada. Escribe de su vida cotidiana en un pueblito llamado Mercedes con humor, ternura y desparpajo. Hermoso diseño de página además, aún no descubro quien se lo hace, tiene caricaturas de toda la familia, y hay harta lectura. 200 posts. Grande la gorda, nos gana con mucho. Me encanta la gorda. Leánla y hablamos. Y si les gusta, voten por ella en el concurso, claro, después de votar por Locura Extraordinaria.

http://mujergorda.bitacoras.com

martes, 14 de junio de 2005

Garganta ¿traidora?

Un evento que sucedió hace quince días me ha tenido pensando en la lealtad laboral y el sentido de ésta frente al comportamiento de tus superiores. ¿Se viola la lealtad a la naturaleza de tu cargo cuando tu superior comete algo incorrecto, rayando en lo criminal? ¿Hace alguna diferencia que un hombre denuncie un acto de corrupción por puro resentimiento hacia sus directivos?

En la más reciente edición de la revista Vanity Fair se reveló la identidad de la fuente periodística mejor guardada de la historia: Deep Throat (Garganta Profunda). Su nombre es W. Mark Felt, un ex duro del FBI que entregó información clave a los periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein acerca del escándalo Watergate que le costó la presidencia de los Estados Unidos a Richard Nixon.

La anécdota es parte de la historia del periodismo, en especial por el sigilo que guardaron durate estos más de 30 años los dos periodistas y su editor, Ben Bradley, las únicas tres personas que conocían la identidad del informante y que prometieron guardar el secreto hasta la muerte de Felt.

En los días de la revelación se comentó en los Estados Unidos no solo el tema de las fuentes periodísticas reservadas sino también si el segundo al mando de la oficina de investigación federal, un hombre del que se esperaba sigilo y obediencia era o no un traidor.

Yo digo que no. Creo que no traicionó a su cargo porque si un superior comete tamaño abuso de poder inmediatamente se expone a que alguien quiera y pueda denunciarlo. En este caso en particular, el presidente Nixon perdió el respeto y la lealtad de su subordinado el día que decidió apoyar la acción de espionaje del partido político contrario. Si esas prácticas se hacían antes y se siguieron haciendo después no viene al caso. El punto es que Felt denunció lo que había sucedido, confirmó datos, aclaró rumores, cuando se suponía que trabajaba para encubrir, ocultar, callar.

Como dice en el artículo de VF, mintió a todos en su vida, a su familia y a sus superiores. Se sospechaba de él y de hecho su historia en el FBI incluye un despido y un posterior indulto del presidente Reagan. El detonante de su relación con los periodistas sería el hecho de que nombraron a otro y no a él como director general del buró, cuando le “tocaba” después de la muerte de su jefe inmediato y mentor, Edgar J. Hoover.

De nuevo las dudas, ¿cuenta que un resentimiento y no el “hacer lo correcto” fuera la motivación de este hombre? El resultado es el mismo aunque la intención fuera diferente. Trayéndolo a la realidad nacional, si yo soy una ejecutiva de, digamos, un ministerio y veo que el ministro está feriando la plata o concediendo contratos alegremente, ¿debo ser leal al jefe o leal a mis principios morales? Ahora bien, ¿es el mejor camino la denuncia a través de la prensa para alcanzar la presión de la opinión pública? Claro, sin contar con que al mismo tiempo arriesgo el puesto. ¿Debió Felt lanzar su carrera por un precipicio y salir públicamente con su denuncia?

Existe una subhistoria en este “golpe” periodístico por parte una revista, que se dedica por igual a temas de moda que a la política, al gran periódico de Washington dueño de la primicia por derecho propio. VF realizó grandes esfuerzos para que no se filtre la información hacia el Post de modo que ellos no se adelanten con la revelación. Al parecer el abogado John O’Connor, autor del artículo, había intentado negociar primero un pago a Felt y su familia por la publicación, algo que la revista declinó. Luego se dedicó por un año a buscar un editor para un libro sobre el informante, pero como no lo logró volvió a tocar la puerta de la revista. Se usaron nombres en clave, se enviaron portadas falsas a la imprenta, y lo lograron. Woodward, Bernstein y Bradley mantuvieron su palabra hasta el final. No fueron ellos quienes lo revelaron.

martes, 31 de mayo de 2005

Decepcionada estoy

Son las 23h00 y escribo con la impresión en caliente. Si, este es otro post sobre Star Wars: The revenge of the Sith. Disfruté la película tal como es, un producto de entretenimiento inspirado en la eterna lucha del bien contra el mal. Sabía de muchas de sus fallas y como tales, las pasé por alto. Me divertí, me emocioné, no me sobresalté mucho la verdad, aprecié el trabajo en efectos especiales, varias cosillas en el argumento me dejaron con vacíos.

PERO lo peor de todo es la decepción que representa ver a la Orden de los Jedis cometiendo error tras error que casi me hace opinar que se merecieron la suerte que tuvieron.

Veamos: dos películas atrás el Consejo Jedi establece que Anakin Skywalker tiene un talento especial, la Fuerza es muy fuerte en él, es posible que sea el Elegido, el chico de la profecía, el que va a traer el equilibrio de la Fuerza. ¿Entonces? A este personaje que desde niño ha dado muestras de tener pasiones fuertes, (ira, orgullo, miedo, apego), de las que nos advierten siempre que son las que llevan al temible lado Oscuro de la Fuerza, ¿por qué lo dejan así tan suelto, tan flojo en sus conocimientos y convicciones? Si Yoda siente desde un principio que el joven Skywalker tiene gran tendencia hacia el mal, ¿por qué no le ponen más atención, más rigor tanto físico como mental e intelectual? ¿por qué El Elegido no tiene respuestas firmes a las tentaciones de Palpatine?

Casi le demos la razón a Anakin por su confusión, su poca rectitud, incluso por pecar de algo tan básico para un iniciado: no comprender la muerte como un cambio de estado y aceptar la pérdida sin dolor. Muy mal entrenado el padawan de Obi-Wan Kenobi, con mucha habilidad para la pelea con sables láser pero absolutamente torpe para los enredos de lógica, para las falacias del poder. Padmé, simple mortal, es incapaz de aceptar el camino por el que se va su amado, por una pura elección moral. Aunque la actuación de la Portman es bastante mala, lo que representa la señora Skywalker es la lealtad a los valores a cualquier precio, incluso un corazón roto. La única buena línea que le dan en toda la película demuestra esa claridad de pensamiento y que es algo como: “Así es como se muere la democracia, entre aplausos”.

¿Qué podemos pensar del Consejo Jedi? ¿Que desconfían tanto del chico que le ocultan información porque lo menosprecian o porque le tienen miedo y digamos, hasta envidia? ¿Por qué dejarle saber que será el más grande Jedi de todos los tiempos para primero inflar su ego y luego bajarle esa soberbia espiritual a punta de desinformación, ocultarle planes e intenciones y de cierta manera humillarlo al no decirle de frente algo tan sencillo como que no está listo para ser iniciado como Maestro?

Como me comentó Fátima, los dos bandos juegan miserablemente con el joven Skywalker. Pero el único que le ofrece algo concreto, algo tangible, la única petición que tiene, es el Lord Sith que lo tienta con el poder último: prevenir la muerte de un ser amado. Además, por favor.... Padmé y Anakin viven juntos y nadie se da cuenta??? ¿Los Jedis no son capaces de sentir esa emoción, el amor de estos tortolitos?? ¿O acaso cada Jedi es capaz de ocultarla ciertas emociones, no digamos del Consejo entero, pero de su maestro, su guía personal, que comparte con él misiones y entrenamientos?

Igualmente, ¿por qué no enseñan los Jedis a sus discípulos los límites y alcances del Lado Oscuro de la Fuerza? Se maneja todo como un tabú, algo de lo que no se puede ni debe hablar, un conocimiento que manejan solo los sumos sacerdotes. Por tanto, por ignorancia, Anakin cree ciegamente en las leyendas que Palpatine le cuenta, porque con tanto misterio solo acrecentaron su credulidad. ¿Suena conocido? Casi parece clase de religión.

En esa misma línea, ¿acaso no sería bueno dejar que los padawans pasen por un ejercicio de tentación del lado oscuro? Anakin se atreve a cuestionar todo lo aprendido y no hay nadie que resuelva sus inquietudes, no hay nadie que sienta lo que se esta gestando en su corazón y aclare con verdad su confusión. Lo dejan solo, a la deriva, y toma la única decisión que su pasión le permite tomar. Si casi le grito a Windú cuando lo deja solo, solo con su miedo, solo con su tentación como si fuera un cachorito. Sit. Espera. Dejanos hacer esto a los adultos, tú eres solo un niñito bobo. Ahí tienen, su niñito se descarrió. Y de qué manera.

Claro, me dirán que estaban en medio de una guerra. Pero por lo mismo, si el adolescente rebelde es tu supuesta esperanza, ¿no deberías tenerlo siempre bajo tu mirada y al alcance por lo menos de tu consejo?

Bien balurdes nos resultaron los Jedis. Ni siquiera Yoda, con todo lo super cool que es el muñequito verde, se salva. Y Obi-Wan Kenobi, es tan ingenuo que da pena. Decepcionada estoy. Y a dormir me voy.

PD: Eso si, cuando Darth Vader, reencauchado en su reluciente traje negro, pronuncia su primer "Yes, Master", con la voz poderosa de James Earl Jones, casi me da algo.

lunes, 23 de mayo de 2005

El túnel del equilibrio

Desde el 2004 en Guayaquil existen dos túneles que conectan el Malecón y la calle Boyacá con la avenida Pedro Menéndez Gilbert. Atraviesan el cerro Santa Ana y el cerro del Carmen, respectivamente, cavernas inmensas forradas de concreto, llenas de luces, con tres carriles cada uno. Gran solucion al trafico que sale del centro hacia el Norte de la ciudad. Son mi atajo preferido, frente a la opcion de pasar por la siempre peligrosa calle Loja en la ida y por la vuelta larga alrededor del cementerio, tambien en barrio no tan recomendable, solitario y oscuro.

Recuerdo que cuando los tuneles se inauguraron se comentó en la prensa que no seria necesario encender las luces de los autos en su interior, dado que contaban con suficiente iluminacion para el trayecto. Sin embargo, el conductor que los usa sabe desde hace tiempo que si bien las luces no son necesarias para ver el camino si lo son para advertir a los demas conductores de su presencia, especialmente en el momento de llegar a las salidas. Pero el uso de luces era opcional, hasta hace poco.

Hace algo asi como dos meses la Comisión de Tránsito del Guayas instaló grandes señales de tráfico en los alrededores de los accesos a los tuneles que indican que a) se debe encender las luces, b) se prohibe cambiarse de carril y c) que se debe respetar la velocidad maxima de 50 kms por hora, y que dicha velocidad se monitorea por cámaras de seguridad.

¿A que obedece la disposicion de la velocidad? Mi hipotesis es que algo tiene que ver el factor estructural de la obra de ingenieria que son los tuneles. La vibracion de miles de carros que los atraviesan cada dia tiene un mayor efecto mientras mayor sea la velocidad de los vehiculos. Es decir, si queremos tener tuneles para rato, tenemos que cuidar nuestra velocidad. Y bueno, la norma de no cambiarse de carril tiene que ver con el monitoreo, para poder controlar la velocidad del carro X, este tiene que seguir el mismo trayecto durante todo el recorrido, de modo que se pueda calcular e identificar a los que estan pasandose del limite.

Desde que se impuso la norma traté de respetarla, pero, claro, solo he ha hecho costumbre general desde que los patrulleros empezaron a esperar a los conductores en la salida de cada tunel. Mi carro ha sido detenido dos veces, las dos por error. En la primera ocasion a mi esposo lo multaron, ya que no habia otro motivo para hacerlo, por no tener puesto el cinturon de seguridad. (Que ya era hora que le pase, y desde entonces lo usa. No sirvieron mis argumentos de seguridad, tenia que venir un vigilante a obligarlo). En la segunda yo estaba sola y el vigilante enseguida acepto que se habia equivocado de auto. Eso, si, desde la primera oportunidad, el punto para apagar las luces ha cambiado de la abertura del tunel al sitio de control de los vigilantes.

Me fascina ir dentro del tunel, controlando la velocidad del carro. Siento que se vuelve un ejercicio de autocontrol, una experiencia de disciplina. No me importa que el unico estimulo que funcione sea el negativo, el de que los vigilantes PUEDAN estar esperando afuera con el castigo de una citacion o, para muchos, el pago de una coima. No me molesta que el trayecto se haya vuelto un poco mas lento y que esa pista de carreras que eran los tuneles se convirtiera en una cuasi procesion. Pienso que el ejercicio es valido para (ojalá) moldear la mente de los guayaquileños hacia el orden y el respeto, hacia saber que se debe y puede respetar una norma dada por argumentos validos. De ahi a saber que la basura NO SE BOTA por la ventana, que no se escupe en la vereda, que los niños (y los adultos) pueden aguantarse las ganas de hacer pipi hasta encontrar un lugar donde hacerlo, que la calle se cruza en la esquina, creo, aspiro, confio, hay un paso. ¿Optimista? Siempre.


miércoles, 4 de mayo de 2005

Las madres que tengo

Tuve, tengo, me corre por las venas, una madre excepcional, compleja, completa, entregada aunque independiente, una diosa en sí misma. Dueña de una seguridad a toda prueba, luchadora, trabajadora, maestra en todo momento y en todo lugar. Me enseñó a ser, sin muchas palabras, sin una colección de máximas, tan solo con el ejemplo de su día a día de trabajo a doble jornada, de manejar todo el día por toda la ciudad y aún así separar tiempo y energía para compartir conmigo momentos especiales.

Ahora soy yo quien recorre la ciudad de un extremo a otro, recorriendo los caminos que ella me enseñó para evadir el tráfico, y siento que en ese detalle sencillo me enseñó una verdad más grande como puede ser que el camino principal, el más concurrido, el lleno de tráfico no siempre es el mejor para llegar al mismo destino que el resto, que solo conoce una manera de llegar.

Ahora vivo en el centro y recuerdo nuestras caminatas en época de vacaciones, cuando la acompañaba a bancos, almacenes, oficinas. El paseo siempre terminaba con un helado en La Palma o en el café de alguno de los hoteles de la zona. Parqueaba el carro lejos para evitar los cuidadores callejeros -los detestaba- y hacíamos que la mañana rindiera para muchos meses. Ja! Digo “hacíamos”, ella lo hacía y yo la seguía.

Tengo, tuve, una madre que fue madre soltera, que eligió darme vida cuando todo a su alrededor le pedía mi muerte. Y era mujer alegre, madre generosa pero firme, siempre joven, rodeada de jóvenes. Hace poco una compañera de colegio que se encuentra en la misma situación de vida que mi mami me dijo que siempre la recuerda cuando tiene ganas de quejarse. Recuerda su actitud de “si, la vida es dura, ¿y que?” y eso la ayuda a seguir adelante, a sonreír y disfrutar de sus hijos un día mas. El regalo multiplicador del ejemplo.

Tengo, tuve, una madre que eligió una muerte digna, sin esfuerzos desesperados. Que pidió un tratamiento no invasivo para su enfermedad y asumió con valentía las consecuencias cuando todo el mundo le decía que las posibilidades de éxito eran mínimas. Que rechazó el intento de aplicar una quimioterapia que solo la iba a debilitar mas de modo que los meses que pudiera ganar de vida fueran apenas una agonía prolongada, una tortura extendida. Que aceptó la llegada de la hermana muerte con una sonrisa, con el desprendimiento de saber que el camino no termina en ese umbral.

Tengo, tuve, una madre que me dio cosquillas, canciones, cuentos, anécdotas, collares, anillos, libros, consejos, que salía a cualquier hora a recogerme a cualquier lugar, que me dio protección, estructura, amor, amor, amor, amor. Ese amor que aun siento igual que la mañana en que me puso su mano flaca, que copiaron sus genes en mis manos, sobre el corazón y sentí una inundación de emoción, de calor, de AMOR que llevaré conmigo para siempre.

Ahora en el vacío de su espacio físico en mi vida, descubro y agradezco a las otras madres que tengo, las que me acompañaron desde antes, las que me quedaron, las que comparten su amor conmigo, las que admiro y a las que acudo cuando necesito un abrazo, una sonrisa, una buena conversación. Las que encarnan en si, la presencia del amor de mi mamá.

Está Evelina, madre tan distinta a la mía, pero de quien aprendí tantos detalles, tantas actitudes que son parte de mi vida. A quien quiero con una ternura que ella no se alcanza a imaginar, a quien quisiera proteger de tanta gente a su alrededor que quiere algo de ella, supermujer resuelvevidas. Eve gritona, Eve genial, Eve empresaria, Eve musical.

Está María Isabel, madre en esencia tan similar a mi Tere, dulce como el pan, práctica como la luz del sol, hermosa, cálida, recursiva, singular. Ella sí que sabe cuánto la quiere porque lo percibe, lo intuye, lo recibe. Y también lo da.

También está Mercy, la espiritual Mercy, la Mercy con la que uno empieza y no termina de hablar nunca, igual que con su hija querida. La Mercy que me recibió en un abrazo sin palabras la tarde de octubre en que venía de escuchar que no había marcha atrás con la enfermedad de mi mami, que la ventana de oportunidad para una operación salvadora se había cerrado para siempre. Fui hasta ella porque necesitaba un abrazo de mamá. Lo encontré y sé que esta allí para siempre.

Estas madres son un poco madres mías porque son las mujeres que trajeron al mundo a las hermanas que la vida me regaló, las hermanas del alma, las que cubren el rango de mi vida, mi infancia, mi adolescencia, mi paso a la adultez.

Está también la madre que llevo dentro, la que soy para Emilia. La que nació el 31 de octubre de 2002, a las 6 y 18 de la mañana, al mismo tiempo que esa vida en ebullición que es mi hija. La que desde entonces tiene las antenas sintonizadas a esa vocecita y a esa entonación de mi nuevo nombre: MAMI.

sábado, 16 de abril de 2005

Estupor

En este país donde una cree que casi nada la puede sorprender llega la sorpresa, se reinventa el absurdo: Lucio cada vez más dictador. Los pensamientos se me atropellan en la cabeza pero hay muy poco que pueda decir que no suene a repetido, a iluso, a inútil.

Dictadura... ¿cómo será? Estamos a punto de averiguarlo todos aquellos que en 1978 eramos aún chicos o aún no habían nacido. ¡Qué digo! Si lo estamos viviendo. Que todos los dioses y diosas del universo protejan a los valientes que protestan en las calles de Quito y a los inocentes que sufrirán la vejación del estado de emergencia.

sábado, 2 de abril de 2005

Euforia

2005 se perfila, a un trimestre de comenzado, como el año de los imposibles. Todo lo que pensé que no vería suceder en el tiempo de mi vida, o al menos en el futuro cercano compuesto de meses, años hasta décadas, está sucediendo.

Carlos, Príncipe de Gales, se casa con Camilla Parker-Bowles, Juan Pablo II muere en cosa de dos meses de deterioro fulminante. Abdalá Bucaram vuelve al Ecuador sin que se hubiera cumplido la condición de que León Febres-Cordero hubiera muerto antes. ¿Qué otras sorpresas nos depara? ¿Que Michael Shumacher pierda el campeonato de la Fórmula Uno? ¿La revelación de un contacto irrefutable con formas de vida extraterrestre? ¿La destitución deshonrosa de, digamos, el presidente George W. Bush, al puro estilo de su colega, Richard Nixon? ¿La elección de un papa, (¡Oh, Dios, latinoamericano o negro!) que traiga una ola de reforma integral a una institución que de caduca se cae en pedazos y pierde fieles por millones?

Si lo leía en las predicciones para el nuevo año a finales de 2004, me hubiera reído. Pero ese futuro improbable está aquí, nos cayó sobre la cabeza de repente, sin vacuna, sin previo aviso, con total sorpresa. Cada uno de estos eventos trae un cambio relativo en su ámbito particular. Los ingleses se tendrán que calar, quizá, a doña Camila como su reina, o al menos tendrán que aceptar que torcido y todo, ESE es un amor que ha resistido todas las pruebas. Lo del papa ni decirlo, es cambio, cambio de persona, de imagen, de estilo y, ojalá, de rumbo.

Abdalá, de guayabera blanca, trepado en el techo de una camioneta negra que recorre lentamente la avenida Nueve de Octubre, parece demasiado, parece cuento. Abdalá agitando los brazos, elevando los puños, triunfante, eufórico, contagiado y generador de la emoción de cada ser humano que, parado en esa calle, pone en él todo el imaginario de su compañero, su líder, su salvador. El guacharnaco, sabroso, irreverente, sudoroso, gritón, burlón, brillante, “loco que ama”. El Ecuador cambió en lo que duraron estos dos días de no creer, de no imaginar, de no haber planeado. El tablero político del Ecuador cambia con una patada, un puñetazo, un grito gutural del loco que ama. “Volvió”. “Está aquí”. Genios del eslogan, los roldosistas, que nada tienen de aquel del que usurparon el apellido para nombrar a su partido, Jaime Roldós.

Me reí, me doblé de la risa al escuchar el inicio de su discurso. Me reí de la imitación de Febres-Cordero, me reí de su machismo de estampa cuando menciona a sus ojos que lloraron a su su “santa madre”, a su “dolor de hombre cuando murió mi padre”, me desbaraté de la risa cuando nombró a los miembros de su familia con los típicos diminutivos por todos conocidos, con el frgenillo que arrastra los "Magria Grosita"... (curioso, Jacobito, Dalito, Lindita y Michelito, no llevan erre). Pero la risa llegó a la euforia cuando apareció el megalómano, el hombre predestinado, más grande que la vida, cuando dijo que Karol Wojtyla no quería morir hasta que EL estuviera de nuevo en su patria. ¡Qué grande! ¿Estamos acaso frente a un iluminado, cuando el líder espiritual del mundo, el considerado en la mitología católica como el representante de Dios en la tierra necesita el “´permiso” del señor Bucaram para que su espíritu deje el mundo material?

Entonces, tras el pedido del minuto de silencio, tras esa última maniobra de político genial que se mete así en el bolsillo a las viejitas beatas, a los ladrones que antes de robar se persignan, cambié de canal. Le dí lo que pidió: silencio. Fue suficiente. Ya había gozado del mayor acto del gran circo Ecuador con la llegada del mayor de sus payasos, el más visto, el más generador de emociones fuertes: lo odias o lo amas, y si lo amas, hasta eres capaz de amarlo en secreto (¿Recuerdan el voto vergonzante?).

Bienvenido, Loco. Ningún político activo en el país tiene tu carisma ni tu genio. El otro que había está de capa caída, disminuido físicamente, arrebatado de poder. El alcalde de Guayaquil saca cero en carisma, aunque tenga excelentes notas en administración y carácter. Tremendo año electoral que viviremos a partir de esta noche. Qué pena que se apresuraron en botarte.

Por eso, señoras, señores, niñas, niños, TENEMOS QUE CALARNOS A LUCIO,
tenemos que sufrirlo completo, de inicio a final,
para que nos toque a todos,
para que nos harte a todos,
para que no nos quede ninguna duda de su incompetencia,
para que nunca lo volvamos a elegir ni para loco del pueblo.

El 5 de febrero de 1997, Abdalá Bucaram aún no había tocado fondo, aún no había traicionado a su pueblo, aún no eran irrefutables las pruebas de su corrupción, su incapacidad, su desvergüenza. Ojalá que cuando vuelva a ser presidente (oh, lo será, no lo duden, lo será) lo dejen arrastrarnos bien por el lodo para que todos despierten. Para que no hagan falta providencias judiciales para que huya, para que la falta de acogida, refugio, perdón, compasión sean las que provoquen su escapada final.

jueves, 17 de marzo de 2005

Cancionero

10 ALBUMES DE MI COLECCION

11 episodios sinfónicos - Cerati.

El soundtrack de mi adolescencia vestido de frac estilo Principito.

Pure Ella - Ella Fitzgerald

20 canciones hermosas, 12 de los Gershwin incluidas, con esa gran voz de angel negro.

Tribalistas – Arnaldo Antunes, Carlinhos Brown, Marisa Monte.

Tres de los mejores músicos contemporáneos brasileros unidos en una ocasión única e irrepetible. “Eu gosto de você...”

Enemigos íntimos – Joaquín Sabina y Fito Páez.

Dos genios que juegan, crean, deslumbran, tanto ego reunido solo podía terminar mal para ellos e inmortal para la música.

Fina estampa – Caetano Veloso.

Canciones sin tiempo, arreglos magníficos y la voz de ese hombre...

Kiss me kiss me kiss me – The Cure.

Algo dark, algo difícil de escuchar las primeras veces pero unas letras... una música que te envuelve e hipnotiza. Además tantos y qué recuerdos.

The Joshua Tree – U2.

Es para mi gusto el disco más redondo, más completo de U2. Ya es un clásico pero la emoción es la misma cuando suena “Where the streets have no name” y pienso en las caminatas nocturnas por las calles polvorientas de Ballenita.

Esta boca es mía – Joaquín Sabina.

Aunque el disco Mentiras Piadosas es el que más quiero, este es el que más me gusta. Aquí están “Como un explorador”, “Mas de cien mentiras”, “Esta boca es mía”. Sabina en su mejor momento.

Alevosía – Luis Eduardo Aute.

Si, es el más conocido, quizá el más comercial. Pero qué bellas canciones, desde “Alevosía” y “Mojándolo todo”, hasta “Arrebato” y “Querencia”. Además con apariciones en coros de Javier Alvarez y Silvio Rodríguez.

Frank Sinatra - All the best.

Disco doble que se editó para los 80 años del señor de los ojos azules. Completo, recuerdos de una vida pasada que si no la tuve, hubiera deseado tenerla en plenos años 40 para ser una bobbysoxer que se desmayaba por el flaco.

¡Pero solo diez! se me quedaron fuera el primero de Joss Stone, varios de Fito, el resto de los de Sabina, los de Queen, las recopilaciones de James Brown, Billie Holiday y Sting, una joya que tengo de bossa nova de Verve Records, y el OST de Full Monty.

LOS DISCOS QUE ME DIO VERGUENZA ENCONTRAR


Uno de Arjona. ¡Recontraguác! Tengo que decir a mi favor que jamás lo he escuchado y que cuando Mercurio lo compró aún no conocía a Sabina y a Aute.

A farrear en Ecuador Volumen 4. Se me ocurrió comprarlo para tener música de baile por si algún día alguien se anima en casa. De más esta decir que nunca pasó.

RECIENTES ADQUISICIONES

A foreign sound - Caetano Veloso.
Caetano canta en inglés cosas tan disímiles como “Diana”, la que cantaba Paul Anka, “Something good”, del musical Sound of Music, y “Come as you are”, de Nirvana.

Música pa’planchar Volumen 2.
¡Un viaje al pasado total! Es la continuación de una recopilación del estilo que un tipo de la radio en Colombia bautizó como música de plancha. Tiene desde Yuri, Pandora, Flans, Rafaella Carrá, y cómo no, hasta Daniela Romo, pasando por Menudo, Mijares y Perales.

LAS CANCIONES QUE ESCUCHE AL HACER LA LISTA

Abre y Antología - Fito Páez (discos completos, el domingo vi el concierto en A&E)
I still haven’t found what I’m looking for – U2
Just my imagination – The Cranberries
Kiss me – Sixpence non the richer
Les Choristes – OST de la película francesa.

CANCIONES CON SIGNIFICADO

Mentiras piadosas – Joaquín Sabina
Slowly – Luis Eduardo Aute (
y si, quiero bailar un slow with you tonight...)
Un vestido y un amor – la original de Fito Páez y la versión de Caetano Veloso
With or without you – U2
Where the streets have no name –U2
I have a crush on you – Ella Fitzgerald
(se lo canto a la princess para dormirla) (...antes se la cantaba al papá en la orejita)
Bohemian rhapsody – Queen
(¿Hay una canción más delirante e inolvidable?)
I will survive – Gloria Gaynor
I got you (I feel good) – James Brown
Cheek to cheek – Cantada por Ella y Louis Armstrong
Mucho mejor – Los Rodríguez (un himno particular mucho antes de que existiera Brahma)
Can’t take my eyes off of you - Cantada por Lauryn Hill en clave de hip hop
Vivimos siempre juntos – Nacho Cano
(escuchada en el auto después de la boda).
Fell in love with a boy – Joss Stone
When we dance – Sting
(Amores imposibles de los buenos)

5 BLOGS A LOS QUE LE PASO LA POSTA

A Biela, porque nadie la ha nombrado aún.
A Ludovico, porque seguro habrá novedades interesantes.
A Lyla Boká, para saber qué se escucha en la sabana bogotana.
No tengo más blogs, los otros en mi lista dos ya respondieron...


martes, 15 de marzo de 2005

Eterno femenino

Ser mujer dónde se explica, bajo qué criterios se califica, cómo se aprende. Es acaso únicamente el marcador genético del doble cromosoma X el que nos infunde todo el ser femenino. Dónde reside el género, es acaso una esencia o un comportamiento, un espectáculo que montamos de acuerdo a la expectativa cultural del entorno y cada vez más de los medios globalizados y globalizantes. ¿Cuál es la raíz de mi ser mujer? ¿Cómo le enseño a mi hija a serlo?

Otra premisa: ¿tienen los hombres un lado femenino? ¿las mujeres un lado masculino? Me salta al recuerdo el extenso test de la BBC del que Chica ha puesto un enlace en su blog: ¿De qué sexo es tu cerebro? ¿Es acaso definible aquello? ¿De qué sexo es mi alma? ¿Qué es lo que considero femenino?

Un hombre al que admiro y quiero mucho me dijo una vez hace muchos años que yo representaba aquel ideal del eterno femenino, piropo inmenso que agradecí con rubor. ¿Qué exactamente quiso decir con eso? Lo pregunté entonces y -sé que estarás leyendo-, quiero entenderlo mejor ahora. Yo no soy niña de faldas ni de vestidos rosa, mi marca mientras crecía y mucho más en esos años había sido vestirme mucho de negro, casi siempre en pantalones. Lo del pelo corto es reciente, de unos siete, ocho años acá. Aunque me reconozco una cierta dulzura cuando tengo que defender una idea o exponer un razonamiento no hay atributos del género que me valgan. Si, me encanta maquillarme, me fascina adornarme, pero si quitamos todo eso, ¿qué es lo que queda? ¿qué es lo que hace que mi voz, mi estilo, mi sentir sea femenino?

Tampoco reside aquello únicamente en los atributos físicos, en una forma de caminar, o de vestir. Conozco una mujer que se viste, expresa, gesticula como hombre, es algo que va más allá de estar en pantalones, el corte de su ropa ES masculino, usa un reloj grande, en fin. Sin embargo, hay en ella un lado maternal, un deseo de protección, una dulzura que solo se capta al hablar con ella. Fue mi compañera en el curso de yoga así que al ir las conversaciones por un marco más bien espiritual la gente tiene que comunicar un lado más interno.

Me pregunto sobre ella ¿habrá elegido esa expresión masculina porque en su tiempo (tiene mas de 40 años) no había la aceptación o la apertura para una mujer que no quisiera seguir el rol tradicional de ser dócil, apagada, enfocada únicamente en el hogar y los hijos? ¿se habrá “convertido” externamente en un hombre para poder sentirse de igual a igual con ellos en el campo laboral? Pero por mas que lo oculte su ser mujer está allí, en su forma de relacionarse con los demás, en su manera de dar.

Hay mujeres a las que los hombres tratan como iguales, como seres asexuados, así como también hay mujeres a las que los hombres, aun sin dejar de considerarlas iguales, no pueden dejar pasar su ser mujer y reaccionar ante ello. Recuerdo ahora la escena con un amigo, que trabajaba con otra amiga en común y que tenían una relación muy peculiar, parecían dos niños huasos la mayor parte del tiempo. Un día salimos a comer los tres, yo lo noté y ella se quejó de que a ella él jamás tenía con ella ciertas atenciones, abrir la silla de la mesa, servirte la comida en el plato, ofrecerte probar de su comida. Nada, ella era un compinche más, a pesar de ser muy madre de familia, de tener un matrimonio muy bonito. (Pensándolo bien, junto a su esposo es otra). Pero simplemente no comunica ser mujer, en su trato diario es un ser humano sin género. Sin embargo, no puedo dejar de mencionarlo, con mi amigo ella tenía esa actitud de madre que te resuelve todos los problemas, desde la compra del super hasta la reunión que se postergó para la tarde. Y no, descarten la posibilidad de que hubiera un interés romántico hacia mi, no es esa la tónica de nuestra amistad.

¿Qué cualidades son las que consideramos al momento de definir el ser mujer, el eterno femenino? Se me ocurriría mencionar la intuición, la sensibilidad, la sensualidad, la capacidad de crear vida, de dar abrigo. ¿Es algo eternamente indefinible, un término inagotable? ¿O es simplemente una reacción visceral, presencial? Algo que se percibe en un conjunto global de físico, mente, estilo, energía; algo que llena los sentidos con el mensaje: MUJER.


Voy a copiarle el estilo a Sexy Sadie y preguntaré a la gentil audiencia femenina: ¿cuándo te sientes mujer? Y a la masculina: ¿cómo sabes que el ser humano que está delante es mujer? Por favor, no digan algo tan bobo como “mirándole el pecho...”.

martes, 22 de febrero de 2005

Despues de ti, ¿qué?

Listo, llegó Cupido, acertó con su flecha. El disparo inicial de la oxitoxina y la vasopresina que sirven para engancharnos se consolida con el intercambio de palabras, momentos, historias, besos. Llega la necesidad de compartir más, de vivir juntos, de hacerse promesas para toda la vida. Llega el momento del susto. “Toda la vida” es demasiado tiempo. Es una renuncia extendida a la experiencia de convivir, compartir, enamorarse de otras personas, esas que aún no conoces, esas promesas inciertas, esos sabores nuevos, esas pieles desconocidas, esas risas aún no cantadas.

Y ahora, ¿qué? ¿Es posible asumir el compromiso de la fidelidad? ¿Es racional pensar que una vez atados no te podrás volver a enamorar nunca más? Muchos llegan al matrimonio sin pensar siquiera que ellos podrían ser infieles, siempre tememos la infidelidad del otro, en especial, las mujeres de los hombres. Pero no se plantean la posibilidad de que un día te reencuentres con esos sentimientos nuevos, con la emoción del enamoramiento, la anticipación del encuentro, el calor en toda la piel que se activa con la cercanía.

Parto de dos premisas: no existe el único amor, como te lo pintan los boleros, si no, la gente no podría, digamos, enviudar y volverse a casar, o terminar una relación relativamente buena por diferencias de opiniones y seguir enamorándose. Además, entre los miles de personas que hay en el mundo habrá muchas con las que puedes tener muchas cosas en común, muchas personas de las que te puedes enamorar y con las que puedes tener relaciones igualmente buenas, saludables, productivas. En fin, buenos amores.

¿Más ansiedad? No, por el contrario, si ya elegiste uno por las razones correctas, con amor verdadero, con mucha dosis de compañerismo, con alegría en fin, para qué angustiarte por todos los que no tendrás o por los que conoces en el camino y te encantan y que, por haber elegido ya a alguien, tienes que dejar pasar. No te queda mas que decir “qué lindo” y desearles lo mejor del mundo (aunque eso no puedas ser tú). Porque así lo has elegido, porque hiciste un compromiso con alguien a quien amas y deseas respetar y honrar y eso es algo que eliges todos los días, hay días en que será mas fácil, otros mas difícil.

Porque soy yo quien eligió a Mercurio por todo lo que el es y no porque se me presente, digamos, Jude Law, Collin Farrel o Lenny Kravitz, voy a enloquecer del todo y, mas que nada, sentirme culpable por encontrarlos bonitos e interesantes. Como decían en las clases de catecismo, lo malo no es sentir sino consentir. Ahora, cuando encuentro a alguien que me parece hermoso en su conjunto pues nada, reconozco el sentimiento, lo disfruto en mi corazón y me comporto como una damita. Hacer cualquier otra cosa es hacer daño y de un tipo que no quisiera que me tocara experimentar.

El amor siempre evoluciona, nunca es el mismo, nuevas experiencias o nuevos niveles de madurez te enfrentan con nuevas preguntas y decisiones. Siempre y cuando la decisión de fondo, el compromiso de seguir con esa persona y no con ninguna otra del planeta, se mantenga ante la nueva información, todo marcha bien. La fidelidad es la reafirmación de una elección consciente, no un estado de gracia caído del cielo o una función que se activa con la suscripción de un contrato. Así, puedes recordar que un día cantaste Arrebato con Luis Eduardo Aute y que sigues sintiendo igual. Eligiendo igual.

“Contigo quemaré los días
y encenderé las noches,
los soles serán energía,
las lunas, un derroche...
Al fuego irán las felonías
de popes y fantoches
con nuestras propias cobardías
de culpas y reproches...

Sin ti...
lo que me resta por morir
es sólo un dato...
Contigo sé que volveré a sentir
el arrebato,
el arrebato de vivir".

miércoles, 2 de febrero de 2005

Pasen adelante

Sean bienvenidos a mi blog. Para empezar, hay mucha lectura por hacer. Estas cartas las empecé a escribir en enero del 2001, cuando inventé el blog sin saber que lo había inventado. Entonces, vivía en Quito, había dejado el periodismo hace poco tiempo y quise mantener activo el músculo de la redacción, pero con temas más personales, crónicas urbanas si quieren ponerles nombre.

Así, creé una lista de correo con mis amigos y les enviaba estas cartas semanales, recibía sus comentarios y se los reenviaba en un resumen. Fueron 10 cartas en total, desde "Día de Sol", hasta "Guayaquil". Al final de esa temporada me había casado por la iglesia (leer "Otilia y Daniel") y había regresado a vivir en Guayaquil. "Pongamos que hablo de Joaquín", lo escribí en Octubre de ese año pero nunca lo envié, así que es la única carta totalmente inédita.

Que lo disfruten y comenten. Como digo recientemente Long John Silver, el blog está servido
.