miércoles, 22 de marzo de 2006

Vida

La Vida, que no entiende de excusas razonables ni dolores ni miedos, nos ha escogido nuevamente para ser su vehículo de llegada a este mundo. Nacerá en Noviembre.

Esa misma Vida, que escoge a la perfección sus tiempos y sus espacios, nos llevará a los cuatro de la mano, cargados de bendiciones, rodeados de afecto. Porque nos lo hemos ganado. Porque tú, pequeño saco de células, ya sabes que en esta casa se viven amores y risas, cosquillas y cosas ricas. Porque, entre sueños, tu hermana mayor te habrá contado lo bien que se la pasa conmigo, aunque a veces sea una cascarrabias, y lo divertido y bondadoso que es tu padre, aunque a ratos le dé por hacerse el estricto.

Decreto desde ahora que este ser tendrá una gestación y, sobre todo, una primera infancia plácida, monótona, previsible; no el circo de tres pistas que tuvo la princesa en su primer año… (y sobrevivimos). Este será un paseo, como esa segunda vez que te subes a la montaña rusa (que lo es). Anuncio que me pondré caprichosa e insoportable, como se supone que sean las embarazadas, no porque se me dé así el asunto, sino por pura aprovechada.

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