miércoles, 24 de mayo de 2006

Llega un día, amigo…

…en que se deben cerrar las puertas del pasado, en que uno se encuentra, en la calle, despojado, aturdido, despellejado.

Llega un día, maestro, en que los episodios no van más, las escenas llegan a un silencioso final, en que lo vivido duele más que lo soñado.

Llega un día, colega, en que te sientes desolado como la cucaracha que sobrevivió al holocausto y a tu alrededor encuentras hogares y hombros que esperan una palabra tuya para recibirte.

Llega un día, hermano, y, ¡carajo, resulta ser ese mismo día! en que, sin saberlo aún, sin sentirlo siquiera, de la tierra que hoy abonan tus lágrimas germina la vida.

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