Mi amigo tiene muchos nombres, vive en lugares muy diversos; es alto, bajo, puede tener ricitos de oro o largos cabellos castaños; sus ojos son verdes, cafés, negros. Mi amigo me cuenta su vida, sus logros, sus penas, sus sueños. Mi amigo me acompaña con esa manera incómoda que tienen los hombres de reaccionar ante el dolor del prójimo. Es un abrazo, una llamada, una mirada, un silencio.
Mi amigo esta feliz, porque está enamorado y viviendo la plenitud de un amor compartido con una persona que es tan hermosa como él. Mi amigo está buscando su lugar en el mundo a través de una soledad que ha escogido y que está aprendiendo a disfrutar desde el amor a si mismo. Mi amigo vive con intensidad un romance a punto de separarse, con la expectativa de un futuro a distancia. Mi amigo está triste porque su corazón no encuentra el consuelo a su dolor y lo busca, lo busca, lo busca; en la noche, en la compañía fugaz.
Mi amigo trabaja a pocos pasos de mi casa en una posición de servicio y poder. Mi amigo busca trabajo a un continente de distancia en un oficio que domina pero que no ama. Mi amigo vive en medio del frío y trabaja en el descubrimiento de si mismo y la liberación de muchas ataduras, muchas restricciones. Mi amigo me habla de libros, de música, de los planes que hace para comenzar de nuevo, comenzar por fin. Mi amigo me sorprende con su gusto musical y con la dulzura que conserva bajo un aspecto serio y contenido.
Mi amigo me enorgullece, me alegra, me acompaña, me preocupa, me duele. Mi amigo vive en el Norte, el Sur, el Este y el Oeste; en Guayaquil, Quito, Bogotá, Madrid. Mi amigo vive en un pueblo chico del estado de Nueva York y no sé nada de él. Mi amigo duerme a mi derecha y me da cada noche el beso de despedida. Mi amigo llora cada noche la ausencia de su compañera, su mejor amiga.
Mi amigo me enseña lo dulce, valiente, diverso, intenso, evasivo, complejo que es el ser humano al que llamamos hombre. Mi amigo es mi imagen reflejada en el espejo, mi guía y aprendiz. Es la mano que se extiende desde la otra orilla para vivir y comprender que el único sentido de este recorrido al que llamamos vida son los afectos y los descubrimientos. Y que esta clase de amor a la que le llamamos amistad, nos da tanto como el amor al que le llamamos pareja. Te amo, amigo.
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