Esta segunda entrega de la Semana Sabinesca 2006 viene con la primera parte de un trivia diseñado para animar a los indecisos y motivar a los no iniciados, si no a llegar hasta el concierto, al menos a acercarse a la música del españolito del bombín.
Disfrute, querido lector, de los versos y anímese a comprobar su conocimiento, anote sus respuestas y revise la solución en la caja de comentarios. Si saca menos de cinco, y le ha gustado lo que ha leído… se ofrecen sesiones de escucha de los discos de Joaquín Martínez Sabina. Se me olvidó en el post anterior, muy recomendado el perfil que aparece en la revista Diners de Noviembre, elaborado por Daniel Samper Pizano. (No, no es ESE Samper, este es el hermano, que es periodista y editorialista).
A lo nuestro… un versito de algunas canciones del listado del concierto, apenas.
1. Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida
le pedí que a su antojo dispusiera de mí,
ella me dio las llaves de la ciudad prohibida
yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.
2. Yo le quería decir que el azar se parece al deseo
que un beso es solo un asalto y la cama un ring de boxeo,
que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan
se marchitan cuando las toca la sucia rutina.
3. Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
4. Ya no te tengo miedo nena,
pero no puedo seguirte en tu viaje.
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras llevarte el equipaje.
5. Por el renglón del corazón
cada mañana descarrila un tren.
Y al terminar vuelta a empezar
dos horas después de amanecer.
6. Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
7. Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.
8. Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías...
9. Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
Disfrute, querido lector, de los versos y anímese a comprobar su conocimiento, anote sus respuestas y revise la solución en la caja de comentarios. Si saca menos de cinco, y le ha gustado lo que ha leído… se ofrecen sesiones de escucha de los discos de Joaquín Martínez Sabina. Se me olvidó en el post anterior, muy recomendado el perfil que aparece en la revista Diners de Noviembre, elaborado por Daniel Samper Pizano. (No, no es ESE Samper, este es el hermano, que es periodista y editorialista).
A lo nuestro… un versito de algunas canciones del listado del concierto, apenas.
1. Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida
le pedí que a su antojo dispusiera de mí,
ella me dio las llaves de la ciudad prohibida
yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.
2. Yo le quería decir que el azar se parece al deseo
que un beso es solo un asalto y la cama un ring de boxeo,
que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan
se marchitan cuando las toca la sucia rutina.
3. Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
4. Ya no te tengo miedo nena,
pero no puedo seguirte en tu viaje.
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras llevarte el equipaje.
5. Por el renglón del corazón
cada mañana descarrila un tren.
Y al terminar vuelta a empezar
dos horas después de amanecer.
6. Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
7. Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.
8. Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías...
9. Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
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