jueves, 9 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín IV

En la víspera de viajar, tengo la pena inmensa de reportar una baja en la troupé guayaca. Al amigo Eduardo Varas Carvajal lo bajaron del tren por motivos laborales. Te llamaremos en el fragor del concierto, Varitas... ¡Y volveremos para celebrar tu cumpleaños el próximo martes, ojalá, haciendo música!

Llega el final de la trivia. A pedido de la señorita Paulette vamos a dejar la solución para el final. Besos en la frente. (Que también es el título de una canción de Sabina...)

19. Iba cada domingo a tu puesto del rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata,
con agüita del mar andaluz quise yo enamorarte
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

20. Caminito al hostal nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola...

21. El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
en Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

22. Y búscate la vida, en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar,
muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar

23. Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas, a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré

24. En mi casa no hay nada prohibido pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendrás que marcharte, para no volver
olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama...
hay caprichos de amor que una dama no debe tener

25. Por el bulevar de los sueños rotos moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

26. No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación
de saber que estos son los últimos versos que te escribo,
para decir "con dios" a los dos nos sobran los motivos.

27. Virus de la madrugada, cuento de hadas, groupie de MTV,
la balada despeinada de esta noche te la debo a ti.
Sin negar que escribo por encargo para huerfanitos de calor,
tan amargos, tan malitos como yo.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín III

Veo que no reportaron sus puntajes, está bien, son tímidos. Aqui les va la segunda parte de la trivia. Estaré en Quito desde el viernes por la mañana. Quito y Sabina, allá me esperan Lú, Rebe y Carlos y Ludovico, voy con Paulette, Pelo y Varas. Es perfecto.

10. No pido perdón, ¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga y la falda muy corta.

11. Algunas veces vivo y otras veces
la vida se me va con lo que escribo;
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón;

12. Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

13. Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío,
tu resaca, tu lunes, tu hastío...
o tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.

14. Alumbraron el amanecer muertos de frío,
se arroparon con la sensatez del desvarío
tuyo y mío de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad.

15. En la posada del fracaso, donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad comparten colchón
y cuando, por la calle, pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris saca un sucio calendario del bolsillo y grita:

16. Ven a la guerra, túmbate de una vez
en mitad de la vía.
Mientras la tierra gire y nade un pez
hay vida todavía.

17. Nos tocaba crecer y crecimos,
vaya si crecimos,
cada vez con más dudas,
más viejos, más sabios, más primos

18. Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar.

martes, 7 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín II

Esta segunda entrega de la Semana Sabinesca 2006 viene con la primera parte de un trivia diseñado para animar a los indecisos y motivar a los no iniciados, si no a llegar hasta el concierto, al menos a acercarse a la música del españolito del bombín.

Disfrute, querido lector, de los versos y anímese a comprobar su conocimiento, anote sus respuestas y revise la solución en la caja de comentarios. Si saca menos de cinco, y le ha gustado lo que ha leído… se ofrecen sesiones de escucha de los discos de Joaquín Martínez Sabina. Se me olvidó en el post anterior, muy recomendado el perfil que aparece en la revista Diners de Noviembre, elaborado por Daniel Samper Pizano. (No, no es ESE Samper, este es el hermano, que es periodista y editorialista).

A lo nuestro… un versito de algunas canciones del listado del concierto, apenas.

1. Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida
le pedí que a su antojo dispusiera de mí,
ella me dio las llaves de la ciudad prohibida
yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.

2. Yo le quería decir que el azar se parece al deseo
que un beso es solo un asalto y la cama un ring de boxeo,
que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan
se marchitan cuando las toca la sucia rutina.

3. Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

4. Ya no te tengo miedo nena,
pero no puedo seguirte en tu viaje.
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras llevarte el equipaje.

5. Por el renglón del corazón
cada mañana descarrila un tren.
Y al terminar vuelta a empezar
dos horas después de amanecer.

6.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

7. Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.

8. Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías...

9. Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

domingo, 5 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín

Que amo a Joaquín Sabina no es ningún secreto, ya lo había dejado claro en este post. Este sábado 11 de noviembre de 2006 se cumple un sueño que tiene diecinueve años de espera. Conocí a Sabina con 15 y quizá no fue la primera pero fue LA canción: “Mentiras Piadosas”.

Ya había oído eso del “Oiga doctor”, los que fueron adolescentes en Guayaquil en los ochentas recordarán que esa canción fue parte de una polémica cojudita entre Bernard Fougéres y Alberto Borges, que tuvo su punto máximo en un mano a mano de editoriales publicados en la revista Tiempo Libre. Tiempos aquellos. Luego vino “Y nos dieron las diez”, y gracias al dúo con la Durcal, uno puede explicarle casi a cualquiera quien es Sabina. Y para los salseros, “Medias negras” que interpretó Willy Chirino.

Este sábado, en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, podré por fin estar en el mismo espacio físico que el gran Joaquín, lo escucharé cantar con su carrasposa voz sus versos descarnados, lo veré hacer sus gestos de canalla, presenciaré sus coqueteos escénicos con Olga Román. Estaré presente, y a los que van a estar conmigo, quedan advertidos, voy a gritar como la quinceañera histérica que me voy a sentir. Cero compostura, cero cordura. Me lo voy a gozar por cada uno de esos diecinueve años, por esas incontables horas en que el señor me ha cantado en la oreja, por ejemplo eso de “vamos, deja que te desabroche un botón, que se come con piel la manzana prohibida”.

Y bueno, internet freak como soy ya me lo he investigado todo y señores, damitas, esta es más o menos la lista de canciones que podremos escuchar esa gloriosa noche. Saquen los discos, busquen los mp3, repitan este tracklist en sus equipos, apréndanse bien la letra, practiquen. No le volverá a pasar al gran Sabina como en “Todas las voces todas” que esos caducos que no pasan de “Silvio y Pablo” no pudieron corear ni media canción y el hombre soltó un terrible “coño” porque el público lo trató como si se tratara de un vulgar telonero de relleno. (Yo lo vi por televisión, no tengo responsabilidad alguna). Ecuador, tenemos una deuda con Joaquín Sabina.

La información de los conciertos la encontré en www.joaquinsabina.net, fotos y crónicas de los conciertos de esta gira. Encuentran todas las letras en www.cancioneros.com, escoger la sección Buscar y allí aparecen los nombres de los cantautores más importantes, se puede buscar por canción (opción Cancionero) o por el nombre del disco (opción Discografía).

Listado posible del concierto de Sabina

Malas compañías (1980)
Calle Melancolía

Juez y Parte (1985)
Princesa

Hotel, dulce hotel (1987)
Que se llama soledad

El hombre del traje gris (1988)
¿Quién me ha robado el mes de abril?

Mentiras piadosas (1990)

Mentiras piadosas
Con la frente marchita

Física y Química (1992)
Y nos dieron las diez
Conductores suicidas
A la orilla de la chimenea
La del pirata cojo
Peor para el sol

Esta boca es mía (1994)
Bulevar de los sueños rotos

Yo, me, mi, contigo (1996)
Contigo
Y sin embargo
Tan joven y tan viejo

Enemigos íntimos (1998)
Yo me bajo en Atocha

19 días y 500 noches (1999)
Ahora que…
19 días y 500 noches
Una canción para la Magdalena
Noches de boda

Nos sobran los motivos (2000)
Nos sobran los motivos (versión de "Cerrado por derribo" de 19 días..)

Dímelo en la calle (2002)
Peces de ciudad

Soundtrack de “Isi/Disi (Amor a lo bestia)” (2004)
Rubia de la cuarta fila

Alivio de luto (2006)
Pie de guerra
Pájaros de Portugal
Resumiendo
Dos horas después

Abre el concierto con un poema de Pablo Neruda. Son más de veinte canciones, según el lugar, varía el programa. Se menciona mucho un popurrí entre “Que se llama soledad”, “Peor para el sol” y “Contigo”. Las tengo todas, se ofrecen a los que vengan con su pen drive hasta mi hogar. Semana Sabinera, abierta.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Yo celebro

Pasaron los festejos y no pasa tu alegría. Esta mañana seguiste cantándole “cumpleaños feliz” a tus muñecos. Te dije que hoy ya no era tu cumpleaños y lo negaste rotundamente. Sé que pasarán algunos días antes que te pase la euforia. Es culpa mía, supongo, porque te organicé dos celebraciones: una con los amigos que rodean la vida de tus padres, como dice Efrén, nuestra familia que escogimos entre extraños, (incluido tu primo, que de tan parecido a ti podrá pasar por tu hermano); y otra con tus primeros amigos, los del jardín, con los que ensayas prototipos de afecto que fluctúan tanto como varían sus juegos.

Cumpliste cuatro años y con cada cumpleaños vuelven a la memoria las escenas de todo lo pasado: la magia de tu nacimiento, nuestros primeros días con sus miedos y sus errores, cada uno de los logros de tu crecimiento. Hace un año no hablabas claro, tenías el pelo más corto, no comías sola, no sabías manejar el control remoto ni el mouse del computador.

Hoy eres una niña, la bebé ha quedado atrás, por más que te guste jugar a la bebita (y yo lo deteste). Algún día te enterarás que a tu mamá no le gustan los bebés (tan frágiles y aburridos). Y sabrás que adora la edad que tienes hoy: toda palabras, toda preguntas, toda ocurrencias. Adoro escucharte cantar las canciones que escuchamos en la radio y decir “esa es mi canción, mami”, verte bailar para la cámara, escucharte contar las cosas que te pasan o narrarle los cuentos a tus bebés de juguete.

Tu papá y yo te damos lo mejor que tenemos, y tú nos obligas a ser aún mejores, a dejar nuestro natural individualismo, nuestra naturaleza un tanto aburrida. Tú nos desafías a establecerte límites, a ser firmes pero amorosos, a darte por igual rigor y libertad. Sabemos que tienes madera de líder, que con tu encanto podrías salirte demasiado con la tuya, pero queremos mucho más para ti: queremos que seas justa, humilde, compasiva, generosa y que sepas que la belleza no es suficiente. Y eso cuesta. Pero sé que lo lograremos juntos porque tienes un corazón repleto de amor, como reserva para cuando los días de tu vida se pongan grises.

Yo celebro tu vida, princesa, y celebro también cuatro años de tener el desafío y el privilegio de ser tu madre y acompañarte, ojalá por mucho tiempo, en tu recorrido por el mundo. Es un honor y una aventura ver crecer a una persona que dejará huellas, que ya lo hace. Te amo, hija. (Y al escribirlo, en la mente escucho un “te amo, mami”). Veamos qué nos trae este quinto año…

lunes, 16 de octubre de 2006

Una frase apenas

Los resultados electorales de ayer en Ecuador no me dejan indiferente, sin embargo, no quiero abonar con palabras al asombro, la desilusión, el desconcierto. (Y sé que al elegir esos adjetivos estoy haciendo precisamente eso: dar una opinión, reflejar un estado de ánimo). Si me preguntan hoy qué voy a hacer el 26 de noviembre frente a ESA papeleta delirante, la respuesta es: aún no lo sé. Y me jode, me cabrea, me fastidia tener que tomar esta decisión: nulo, el "coronel mandarina" o el "comandante bananas". La reacción de Roldós fue tan políticamente incorrecta como auténtica: cáncer o sida. Frente a esa dicotomía simplista, uno se llena de preguntas, ambos males son tratables.

Casi se me olvida, la frase es esta, una de mis máximas favoritas: "Dios proteje a los niños y a los idiotas". En el Ecuador, caemos en al menos una de estas categorías. Frente a este momento, de verdad, nos queda sólo la invocación a la protección divina.

jueves, 12 de octubre de 2006

El arte del yo-ísmo o la conciencia de la soledad

Si, si, la palabra es egoísmo, otra adecuada es egocentrismo, pero qué mas da, me supieron a muy sicológicas y el personaje que quiero describir es mucho más que eso, es surrealista, patológica, histriónica, heliocéntrica, si se quiere. Eso y más.

Si a usted, estimado lector, viene un día su nieta a contarle que ha dado el pago inicial de una casa en una bonita urbanización con club, piscina y cancha de fútbol en césped, ¿cuál sería su reacción inicial?

A. Alegrarse por el paso dado y proceder de inmediato a la felicitación de la infrascrita nieta.

B. Preocuparse por cómo va a hacer esta muchachita (a la que usted ayer le hacía las trenzas para enviarla al jardín) para pagar esa deuda y enrollarse con la maquinación de cómo podría hacer usted para ayudarla… y luego, proceder con las felicitaciones.

C. Pedir más información sobre el sitio, demostrar interés, felicitar, preguntar el cómo, dónde y cuándo. Y, cómo no, seguir con la felicitación.

D. Cambiar el sentido del momento (que obviamente debería pertenecer a la persona que viene con la noticia) y convertirlo en algo acerca de USTED. De cómo USTED se va a quedar más sola, de cómo USTED ha pensado que cuando se ponga más vieja no va a aceptar que le pongan una enfermera o empleada sino que ha decidido ir a meterse a un asilo al otro lado de la ciudad y que por lo tanto la nieta mejor de una vez la considere como muerta. Y luego, forzada por las quejas de su nieta, masculle un “mealegro” pero luego proceda a continuar con el tema de que la casa en que USTED vive pertenece en realidad a la nieta y que por lo tanto cuando ella quiera le puede pedir que se vaya de “su” casa…

Cuando el 99% de los lectores podrían haber escogido las opciones de la “A” a la “C”, o variaciones de las mismas, yo recibí esta tarde la opción “D”. La esperaba, frase por frase, lo he vivido desde siempre, ni siquiera me sorprendió. Lo viví, en ese momento si con mucho dolor, cuando le conté que estaba embarazada y tras un largo silencio, se levantó, me dio la mano y se dirigió sin más trámite a sus aposentos. Estoy segura que podría contarle que me gane el Nobel de la Paz, el gordo de la Lotería, o la presidencia de la República, SIEMPRE de alguna torcida manera maquinada por su torcida mente sería acerca de ella.

Ya no duelen sus reacciones, créanme. Duele, si, la conciencia de la orfandad, de saber que de esa última, única, vertiente de sangre directa que me queda no hay nada para mí. Nunca lo hubo, jamás lo habrá. Ella ocupa todos los espacios existentes en su universo. Otro botón: la muerte de su hija fue algo que le pasó a ella no la desaparición de este mundo de una mujer maravillosa que hubiera debido vivir muchos más días. A esta persona, mi abuela materna, la debió inventar un escritor ruso, es casi imposible que sea real. Pero lo es.

lunes, 2 de octubre de 2006

Despedidas

Nos despedimos de algo, de alguien, todos los días. Tenemos corazón de viaje, dijo algún poeta, y es él quien nos lleva sutilmente hacia los finales de aquello que iniciamos. Nos quedamos con tan poco: recuerdos, fotos, canciones, versos, escenas, frases, aromas. Si tenemos suerte, conservamos afectos escogidos entre las mareas de rostros que vamos acumulando en la memoria, en la mayoría de los casos, demasiado frágil, tremendamente implacable.

Nos despedimos de personas, lugares, objetos, ideas. También de los que fuimos: un día nos miramos al espejo y nos gusta lo que vemos, o nos vemos en una foto y nos da una mezcla de ternura y compasión por aquello que fuimos. Fantaseamos alguna vez con volver en el tiempo con la ventaja de las experiencias adquiridas, de las actitudes ganadas a golpes y caricias. No hay tal, el pasado no existe, apenas como un slide show, un cuento ilustrado en los ojos de quienes han sido nuestros testigos por varios, muchos, todos los años.

Un día te despides de la persona que tenía el registro de tu vida desde antes que vieras la luz. Un día miras las fotos de bebé de tu hija y comparas con la pequeña persona que se para a tu lado a hacerte mil preguntas y sientes, comprendes, las miradas de tu madre. Para ellas/nosotras siempre estará vigente esa impronta de fuego que es la primera vez que se mira el cuerpo que se formó en la oscuridad de nuestro interior, cobijado en el sonido de nuestros latidos.

Llega alguna vez algún reencuentro, en una calle, un centro comercial, una llamada, te enfrentas con algún rostro querido y el cariño es igual y se hacen la promesa de volverse a ver, pero es en vano, lo que no se ató firme es difícil reanudarlo cuando pasan las circunstancias que te mantenían cerca. En contraste, hay gente con la que no importa el tiempo transcurrido, la conversación tan solo continúa, se actualiza y se desarrolla tal como antes, como siempre.

Tiempo de comienzos, tiempo de cambios, es también tiempo de despedidas. Da igual que se trate de una amiga entrañable, de una agradable voz que te acompañaba por la radio en el camino a través de la ciudad, de una casa, una ciudad, un país, un compañero de vida (aclaro, no es mi caso), una juventud que no puedes establecer en qué momento terminó. En cada despedida también das la bienvenida a nuevas y distintas posibilidades. Y a tu lado están los que has cosechado en el camino, los que te llevas bajo el brazo a dónde sea que vayas, los que llevas marcados en las cicatrices del corazón. A veces duele, a veces causa expectativa, nunca pasa sin dejar huellas.

Ya lo puso William Shakespeare en labios de su Julieta: “despedirse es un pesar tan dulce”/”parting is such sweet sorrow”. ¿Cuál es la despedida que más te ha costado? ¿Cuál la que más te ha enriquecido/beneficiado? Yo empiezo con dos respuestas brevísimas: la muerte de mi madre y haberme ido a vivir sola un año a Quito.

jueves, 14 de septiembre de 2006

Postales musicales de una tarde de miércoles

A media tarde una camioneta parqueada junto a la ventana de mi comedor emitía unos boleros interpretados por Los Panchos. El viento entró por la cortina junto con eso de “El mar y el cielo se ven igual de azules /y en la distancia parece que se unen /mejor es que recuerdes que el cielo es siempre cielo /que nunca, nunca, nunca el mar lo alcanzará. /Permíteme igualarme con el cielo, que a ti te corresponde ser el mar”. (¡Veneno!)

Caminé hasta la computadora e ingresé al sitio web de Jorge Drexler que emite en repetición ad infinitum “Transoceánica”, el primer sencillo del disco que se lanza el próximo lunes. Repito y aprendo y no me indigesto de estos versos: “Nada parece pasar página a este anhelo, todo, menos lánguido, /cuál es la lógica de que se abra para mi tu boca tan magnífica /dame calma y dame vértigo, ven a llenar mis pocas horas lúcidas /extraño método de ahogar la sed aquí, lejos de tu lágrima. /Y uno no recuerda hasta que punto nació para eso /ni todo el amor al que puede tener acceso”. (No puedo esperar a escuchar más y más).

El atardecer me encontró frente al televisor, en esas breves y afortunadas ocasiones en que logro cambiar del habitual canal infantil y un aspirante a Ídolo Latinoamericano se atrevió, se lanzó, se cantó ese clásico rockolero que de tan subterráneo absurdamente se volvió “cool”. “No te apures compañero si me destrozo la boca, /no te apures que es que quiero con el filo de esta copa /borrar la huella de un beso traicionero que me dio. /Mozooo, sírveme en la copa rota, sírveme que me destroza esta fiebre de obsesión, /mozoooo, sírvame la copa rota quiero sangrar gota a gota el veneno de su amor”. (Esto no es una canción, señores, esto es una escena).

Entrada la noche, el canal MTV tenía su programa “Essential” dedicado a Depeche Mode. Supongo que es la manera de explicar a los preadolescentes que consumen el canal quienes son los grandes que vienen detrás. Impresionante la evolución de Dave Gaham en sus fases pre droga, hecho mierda en la droga y rehabilitado. “Words like violence /break the silence /come crashing in /into my little world /painful to me /pierce right through me /can´t you understand /oh my little girl. /All I ever wanted /all I ever needed /is here in my arms /words are very unnecessary /they can only do harm”.

Como para terminar este día musical de manera fantástica, caigo en el canal Film & Arts y reconozco un rostro que antes solo había visto en la recreación de su vida en la película “Hillary and Jackie”. Una mujer joven, rubia, hermosa sin ser exageradamente guapa, con una apariencia que más parecía la de una hippie del “flower power” que la de una de las mejores cellistas de la historia. Jacqueline du Pré abrazaba con las rodillas su violoncello y movía sus manos, su cuerpo, sonreía, sentía, vibraba con la poderosa música de su instrumento. Mostraron escenas del documental que le hicieron junto a los músicos Itzhak Perlman, Zubin Mehta, Pinchas Zukerman y su marido Daniel Barenboim, tocando juntos el quinteto "La Trucha" de Shubert. Genios, jóvenes y saboreando la magia de su música, la fortuna de su encuentro. Perlman decía en la entrevista actual que cuando escucha cualquier pieza que hubieran tocado juntos siente que ella se las arruinó para siempre: “Escucho y pienso: está bien pero no es Jackie”. Indescriptible su interpretación del concierto para cello y orquesta de Elgar.

La música compone un tapiz de emociones, va dando una textura a nuestros días. Como la gente que encontramos en la vida, la que contactamos un instante -como el cajero que esta mañana hizo un hueco con sus manos sobre la mía para asegurarse que las monedas del vuelto no se fueran a desparramar; un gesto chico pero que evidencia cuidado al detalle- y las que llevamos cosidas a los bordes de la vida, entrelazadas en la fibra de nuestro ser. Aquellas a las que legaremos el recuerdo, la historia, la permanencia. Gente también como los músicos y poetas que elaboran las melodías y los versos que cantamos, gritamos, dejamos que penetren nuestras células y hagan parte del ritmo, la cadencia, la vibración de nuestra experiencia humana.

Termino con el fragmento de un poema que luego hicieron canción y que yo conocí primero como canción y luego como una creación de Mario Benedetti.

Por qué cantamos

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

(..)

Cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos porque el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Tu coherencia

Podría empezar diciendo, querido amigo, que me duele tu dolor como si fuera mío, porque es apenas el atisbo del que algún día todos hemos de tener: perder al amado o la compañera, despedirse de la vida transcurrida cogidos de esa mano y conversada con esos ojos.

Pero lo que quiero decir va más allá de la compasión genuina, pasa por una admiración cierta y decidida de un aspecto de tu personalidad que nunca ha sido tan evidente como en este momento tan duro de tu vida: tu coherencia total con tus ideas.

No haces como el hombre común ante la “noche oscura del alma”: aferrarse a la tabla de salvación que se llama FE. Esa que nos promete que hay una vida después de la muerte, que la esencia de lo que amamos no es el cuerpo que deja de funcionar un día sino un alma eterna que anima esta marioneta de carne, hueso y fluidos.

Me has dicho en el pasillo de la clínica “soy muy cartesiano, esto es, pienso luego existo”. Me has dicho también “cómo quisiera creer, los creyentes nunca pierden, Dios nunca pierde. Si alguien muere se dice que es la voluntad de Dios, si se salva que es un milagro”. Acaricias la idea de un Dios, rechazas de plano las prácticas de las religiones, sus contradicciones y su rigidez. Su falta, en fin, de humanismo, doctrina que predicas y practicas y en la que encuentras tantas simpatías con el Jesús de los evangelios, el que no callaba verdades, el que amaba a sus enemigos, el que dijo que el mandamiento nuevo y principal era “amar al prójimo como a ti mismo”.

En estos días son muchos los que desearían que te “convirtieras”, piensan que el mayor consuelo lo encontrarías en ese Dios cuya idea ponderas, cuya existencia acaso anhelas. Yo no pido tu cambio. Desde la vecina orilla de mi fe, te quiero decir que me has dado una muestra de templanza que pocos creyentes tienen. Has aceptado, sufrido, llorado todo lo sucedido, diría que hasta con estoicismo. (Aunque no has tenido problemas en llorar tu llanto en público y guardar tu duelo en el silencio que ahora inunda tu vida). Mucho más admirable frente a la angustia de la nada en la que, de acuerdo a tu racionalidad, se ha sumido tu/nuestra amada.

Estos son tiempos en que la gente acomoda hasta las opiniones más triviales con la corriente general. Los que tienen un Dios entregado desde la cuna, asimilado en la cultura, vivido únicamente a través de la tradición no investigan tanto, ni leen tanto, ni se interpelan tanto sobre el Dios posible como tú lo has hecho a lo largo de tu vida. Crees que no existe, pero cómo lo buscas, querido mío, cómo quisieras que alguien te pudiera demostrar cabalmente su existencia.

Hemos hablado muchas veces del tema. Concuerdo contigo en muchas cosas de la forma, en muchos cuestionamientos de la estructura. Como sabes mi ideología espiritual es una mezcla muy heterogénea de corrientes, centrada, eso si, en una firme devoción por Jesús el Cristo. No se me haría natural un vecino converso, clamando al cielo la gracia del Espíritu, emulando a los predicadores. Dudaría mucho de tu estado mental, a decir verdad. (Además, vamos, quién te aguantaría).

Sospecho, sin perjuicio de lo anterior, que en tu oración silenciosa le pides al Dios que si por si acaso existe la tenga a ella muy cerca de su corazón por sus muchas virtudes. Y que si acaso hay más vida después de esta, les permita reencontrarse. Y que luego de haberlo pensado por un instante, te sonríes sarcásticamente y piensas de nuevo en el absurdo y que un hombre de tu edad no debería estar hablando solo… porque puede ser que un día alguien empiece a darle las respuestas.