lunes, 4 de diciembre de 2006

Mi amigo

Desde la acera vecina de la masculinidad, con la óptica de la (gloriosa, dolorosa, ajena, extraña, divertida, fascinante) experiencia de ser hombre, mi amigo comparte su recorrido conmigo y me enseña a apreciar, admirar, comprender, compadecer a los hombres, esos extraños.

Mi amigo tiene muchos nombres, vive en lugares muy diversos; es alto, bajo, puede tener ricitos de oro o largos cabellos castaños; sus ojos son verdes, cafés, negros. Mi amigo me cuenta su vida, sus logros, sus penas, sus sueños. Mi amigo me acompaña con esa manera incómoda que tienen los hombres de reaccionar ante el dolor del prójimo. Es un abrazo, una llamada, una mirada, un silencio.

Mi amigo esta feliz, porque está enamorado y viviendo la plenitud de un amor compartido con una persona que es tan hermosa como él. Mi amigo está buscando su lugar en el mundo a través de una soledad que ha escogido y que está aprendiendo a disfrutar desde el amor a si mismo. Mi amigo vive con intensidad un romance a punto de separarse, con la expectativa de un futuro a distancia. Mi amigo está triste porque su corazón no encuentra el consuelo a su dolor y lo busca, lo busca, lo busca; en la noche, en la compañía fugaz.

Mi amigo trabaja a pocos pasos de mi casa en una posición de servicio y poder. Mi amigo busca trabajo a un continente de distancia en un oficio que domina pero que no ama. Mi amigo vive en medio del frío y trabaja en el descubrimiento de si mismo y la liberación de muchas ataduras, muchas restricciones. Mi amigo me habla de libros, de música, de los planes que hace para comenzar de nuevo, comenzar por fin. Mi amigo me sorprende con su gusto musical y con la dulzura que conserva bajo un aspecto serio y contenido.

Mi amigo me enorgullece, me alegra, me acompaña, me preocupa, me duele. Mi amigo vive en el Norte, el Sur, el Este y el Oeste; en Guayaquil, Quito, Bogotá, Madrid. Mi amigo vive en un pueblo chico del estado de Nueva York y no sé nada de él. Mi amigo duerme a mi derecha y me da cada noche el beso de despedida. Mi amigo llora cada noche la ausencia de su compañera, su mejor amiga.

Mi amigo me enseña lo dulce, valiente, diverso, intenso, evasivo, complejo que es el ser humano al que llamamos hombre. Mi amigo es mi imagen reflejada en el espejo, mi guía y aprendiz. Es la mano que se extiende desde la otra orilla para vivir y comprender que el único sentido de este recorrido al que llamamos vida son los afectos y los descubrimientos. Y que esta clase de amor a la que le llamamos amistad, nos da tanto como el amor al que le llamamos pareja. Te amo, amigo.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Los días de Sabina II

Lo he olvidado todo, lo juro. O más bien me ha quedado una melcocha de emociones, canciones, lágrimas, risas, gritos y llamadas que me han nublado todo recuerdo racional que incluya datos exactos, comentarios precisos. Así que advierto que contaré mi experiencia del fin de semana del concierto y no haré una relación objetiva de los hechos. Además, si no lo escribo pronto Fátima me quema el blog.

El viernes fue un día de reencuentros, confidencias, revelaciones. Caminé a media tarde bajo un cielo gris, caminé después del aguacero de la noche bajo la garúa helada. Me tomé un café delicioso en un lugar hermoso (¡gracias Carlos!). Luego, noche de pizza y vino tinto junto a una chimenea en gloriosa compañía, incluido el placer de ver lo bien que crecen las personas que hemos conocido desde muy, muy jóvenes y poder ahora, sentarte a conversar de cosas en común y reconocer la intensidad y el entusiasmo de unos bellísimos quince años. Reconocimientos a esa madre que ha dudado tanto de si misma y a pesar de (o quizá gracias a) ello ha hecho un magnífico trabajo. Espero tener tan buenos resultados como tú, amiga del alma. Me mató con su fascinación/orgullo/ alegría de “¡le pusiste el nombre a tu hija por nosotras!”.

Desperté el sábado como se despierta uno el día de su cumpleaños, de esa fiesta especial, de la Navidad: temprano. Mañana de cielo cubierto, fría, lluviosa, quiteña. Desayuno copioso, de nuevo caminata bajo la lluvia. Mensajes que vienen y van para contactar al resto de la tropa y ajustar detalles para la noche, llamadas para coordinar encuentros con la otra parte de mi familia de los afectos que vive en Quito.

La tarde nos encontró en la galería de la Universidad Católica, viendo la exposición “Tres grandes de España”. Tres pisos con grabados de Goya, Picasso y Miró. Apreciamos la ironía de estar viendo precisamente a tres artistas españoles en la víspera de ver a otro español. Sólo nos faltó almorzar tortilla española con tinto de la Rioja. Pero el entusiasmo no dio para tanto. Allí nos encontramos con las dos niñas que confunden chuchaqui con soroche, algo así como para darse aires de “monitas que no procesan bien la altura”. Señoritas, ¡lo que no procesan bien es el trago! Con ellas llegamos hasta el Magic Bean a tomar un delicioso almuerzo tardío.

El resto de la tarde fue esperar, esperar… que pasen las horas, que lleguen todos los convocados, que las calles desde la plaza Foch hasta el Agora fueran más cortas. Llegamos un poco muy tarde al local. Las puertas tenían mucho rato de haber sido abiertas y las mejores ubicaciones ya habían sido tomadas. Me enojé conmigo misma por no haberme cumplido la promesa de hacer cola desde las dos de la tarde. Finalmente, los chicos ejercieron sus instintos cazadores y encontraron una mejor ubicación. Ahí estábamos con Paulette, Ludovico, María Candela (gusto de conocerla, niña!) y Phantom, que hizo gala del mejor timing de la noche, llegó a nuestro lado justo cuando se apagaban las luces. Ninguno se lo creía.

Inicio del concierto: “Aves de paso”. Joaquín Sabina sale con bombín gris, jeans negros, camiseta de mangas cortas negra que dice “Norma Baker” en grandes letras delineadas en rojo, chaqueta púrpura encima, y un bastón con mango de plata. Es un dandy, un gentleman, un histriónico rocanrolero. El grito de fan quinceañera sale natural como si gritara así para ganarme la vida en un estudio de sonido de películas de terror clase B. El telón de fondo es un muelle pintado donde un buque llega a puerto, el juego de la iluminación hace que a veces se enciendan las lucitas de las escotillas pintadas. “Esta es la banda del Titanic, porque tocan mientras yo me hundo”, diría Sabina en el intermedio.

Llegaron las canciones. Mentiras piadosas, Ruido, Siete Crisantemos, Resumiendo, Por el bulevar de los sueños rotos, Calle melancolía, Quien me ha robado el mes de abril, Contigo, Y sin embargo, Pájaros de Portugal, Ahora que, La del pirata cojo… La lista sigue, fueron más de dos horas y ya lo dije: ¡No me acuerdo! Me pasó que se me anularon las funciones de search and retrieve de mi cerebro musical, escuchaba, reconocía los primeros acordes de cada canción pero era incapaz de saber cuál era, peor de decirlo. Cosas curiosas de la euforia. No estaba ebria, ni lo estuve después del concierto. No hacía falta, el éxtasis fue musical.

En resumen, hubo más canciones del disco Esta boca es mía, de lo que hubo en otras fechas. Me dio la impresión que hubo algo de análisis de lo que se ha vendido o conocido más en este mercado. Sobresaliente Olguita Román, hermosa voz, hermosa mujer, se mandó una canción solita y su adorable caracterización de la Magdalena, con boa de plumas y cigarrillo en largo pitillo negro. Panchito Varona, un loco con disfraces. Y Antonio García-Diego, sobrio y elegante con terno claro, se mandó una hermosa versión en solitario y al piano de “A la orilla de la chimenea”.

El público vibró, cantó, levantó los brazos, estuvo de pie todo el tiempo. A mi derecha había un grupo de tres hombres, treintañeros, que me tuvieron con la intriga todo el concierto ¿para qué habrán venido? No cantaban, se limitaban a observar, eso sí, se los veía a gusto. Pero esa fachada se cayó cuando llegó “19 días y 500 noches”, que la corearon a voz en cuello y abrazados. Hombres despechados, sin duda. En esa misma dirección un señor, mayor de 45, de terno gris, no cabía en si de la emoción, en especial, con las más viejitas. No saben cómo cantó Princesa. Ni se diga de Paulette que canta con todo su ser y que le importa un bledo saber, como lo sabe, que canta fuera de tono y fuera de ritmo. Ella canta porque le nace y le importan muy poco los estándares ajenos.

Y yo, canté con las manos cogidas sobre el corazón. Era mi forma de lograr que no se desborde. Y sin embargo…

…………

Lo que vino después no importa, no cuenta, porque no existe. Hasta ayer seguí escuchando, flotando, reviviendo, retumbando del concierto y de Sabina. Ludovico me regaló este caramelo: el blog de Pancho Varona, donde relata las impresiones del lado opuesto del escenario. Ya puse también mi comentario súper groupie. A lo mejor Panchito lee esto. Y al pensar eso, por pura deducción, una se vuelve a emocionar con la posibilidad de que Joaquín, ese dios que se me antoja griego (porque los dioses griegos eran como él: borrachos, sensuales, delirantes), ponga sus ojos en mis palabras. ¡Uy!

El resultado maravilloso de este concierto fue que a mi consorte POR FIN se convirtió al sabinismo. Diez años de insinuaciones mías y llega Joaquín y se ilumina. Poderoso el bombín...

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Los días de Sabina

Camino de cumplir un sueño, todo se me antoja tan “no”, tan “quizá”, tan “no más”. Las nubes blancas que velan la superficie no son esponjitas algodonadas, son mortajas, espuma, mancha. Las lágrimas llegan sin ser convocadas. Viajo de regreso al lugar donde fui feliz, donde empecé la vida adulta. “En Comala comprendí /que al lugar donde has sido feliz, /no debieras tratar de volver…”, y sin embargo, vuelvo.

Vuelvo a explorar esos recuerdos con estos ojos tan distintos, porque han llorado muchas ausencias, grandes despedidas. Perdemos algo todos los días: un cabello, un arete, un afecto, un respeto. Perdemos a veces incluso donde sabemos que no se podía ganar. Estoy sola con mi música y por primera vez en mucho tiempo, la compañía es además pulpa de papel y tinta de bolígrafo.

“La tristeza también se va, se va…”, y aún no se fue. Nací con ella, vivo en ella. La servilleta del vaso de cola sirve para los labios y las lágrimas. El infinito horizonte llega hasta las ventanas de mis afectos vivos, dispersos por el mundo. Mis queridos muertos llegan hasta mí en los rayos del sol. “Asómate a la ventana a ver el día de sol que te han dedicado”, me dijo Eduardo un día, nunca más extrañado que en este fin de semana cobijado por la maldición del diablillo Sabina.

Me han sentado en el lado equivocado del avión, el que no tiene volcanes: gran padre Chimborazo, mama Tungurahua, Cotopaxi bendito y perfecto. Cierro los ojos y recuerdo el llanto sentido de mi rubia princesa: “No quiero que te vayas, mami”. “Las hijas nunca queremos que las mamás se vayan”, le dije en el abrazo, “pero las mamás a veces se tienen que ir”. Mi corazón está siempre con ella; algo mío, aún indescifrable, tiene ese pedazo de mujer, ese embrión de bruja. Amor, estoy que destilo amor por todos los costados. Amor que duele y amor que sana; amor que rompe y amor que construye. Amor, sólo amor.

Se avista la ciudad amada. Termino y me lanzo a su asfalto, su altura y su frío. Mis ojos empiezan a hacerse más grandes y verdes. He llegado a la (otra) patria.

jueves, 9 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín IV

En la víspera de viajar, tengo la pena inmensa de reportar una baja en la troupé guayaca. Al amigo Eduardo Varas Carvajal lo bajaron del tren por motivos laborales. Te llamaremos en el fragor del concierto, Varitas... ¡Y volveremos para celebrar tu cumpleaños el próximo martes, ojalá, haciendo música!

Llega el final de la trivia. A pedido de la señorita Paulette vamos a dejar la solución para el final. Besos en la frente. (Que también es el título de una canción de Sabina...)

19. Iba cada domingo a tu puesto del rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata,
con agüita del mar andaluz quise yo enamorarte
pero tú no querías más amor que el del Río de la Plata.

20. Caminito al hostal nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola...

21. El Dorado era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.
en Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

22. Y búscate la vida, en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar,
muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar

23. Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas, a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré

24. En mi casa no hay nada prohibido pero no vayas a enamorarte,
con el alba tendrás que marcharte, para no volver
olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama...
hay caprichos de amor que una dama no debe tener

25. Por el bulevar de los sueños rotos moja una lágrima antiguas fotos
y una canción se burla del miedo.
Las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas
y las escribe un tal José Alfredo.

26. No abuses de mi inspiración, no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación
de saber que estos son los últimos versos que te escribo,
para decir "con dios" a los dos nos sobran los motivos.

27. Virus de la madrugada, cuento de hadas, groupie de MTV,
la balada despeinada de esta noche te la debo a ti.
Sin negar que escribo por encargo para huerfanitos de calor,
tan amargos, tan malitos como yo.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín III

Veo que no reportaron sus puntajes, está bien, son tímidos. Aqui les va la segunda parte de la trivia. Estaré en Quito desde el viernes por la mañana. Quito y Sabina, allá me esperan Lú, Rebe y Carlos y Ludovico, voy con Paulette, Pelo y Varas. Es perfecto.

10. No pido perdón, ¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa...
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga y la falda muy corta.

11. Algunas veces vivo y otras veces
la vida se me va con lo que escribo;
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón;

12. Que no se ocupe de ti el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

13. Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío,
tu resaca, tu lunes, tu hastío...
o tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.

14. Alumbraron el amanecer muertos de frío,
se arroparon con la sensatez del desvarío
tuyo y mío de vuelta al hogar,
qué vacío deja la ansiedad.

15. En la posada del fracaso, donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad comparten colchón
y cuando, por la calle, pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris saca un sucio calendario del bolsillo y grita:

16. Ven a la guerra, túmbate de una vez
en mitad de la vía.
Mientras la tierra gire y nade un pez
hay vida todavía.

17. Nos tocaba crecer y crecimos,
vaya si crecimos,
cada vez con más dudas,
más viejos, más sabios, más primos

18. Aunque la noche delire como un pájaro en llamas,
aunque no dé a la gloria la Puerta de Alcalá,
aunque la maja desnuda cobre quince y la cama,
aunque la maja vestida no se deje besar.

martes, 7 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín II

Esta segunda entrega de la Semana Sabinesca 2006 viene con la primera parte de un trivia diseñado para animar a los indecisos y motivar a los no iniciados, si no a llegar hasta el concierto, al menos a acercarse a la música del españolito del bombín.

Disfrute, querido lector, de los versos y anímese a comprobar su conocimiento, anote sus respuestas y revise la solución en la caja de comentarios. Si saca menos de cinco, y le ha gustado lo que ha leído… se ofrecen sesiones de escucha de los discos de Joaquín Martínez Sabina. Se me olvidó en el post anterior, muy recomendado el perfil que aparece en la revista Diners de Noviembre, elaborado por Daniel Samper Pizano. (No, no es ESE Samper, este es el hermano, que es periodista y editorialista).

A lo nuestro… un versito de algunas canciones del listado del concierto, apenas.

1. Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida
le pedí que a su antojo dispusiera de mí,
ella me dio las llaves de la ciudad prohibida
yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di.

2. Yo le quería decir que el azar se parece al deseo
que un beso es solo un asalto y la cama un ring de boxeo,
que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan
se marchitan cuando las toca la sucia rutina.

3. Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

4. Ya no te tengo miedo nena,
pero no puedo seguirte en tu viaje.
Cuántas veces hubiera dado la vida entera
porque tú me pidieras llevarte el equipaje.

5. Por el renglón del corazón
cada mañana descarrila un tren.
Y al terminar vuelta a empezar
dos horas después de amanecer.

6.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

7. Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.

8. Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías...

9. Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

domingo, 5 de noviembre de 2006

La semana de Joaquín

Que amo a Joaquín Sabina no es ningún secreto, ya lo había dejado claro en este post. Este sábado 11 de noviembre de 2006 se cumple un sueño que tiene diecinueve años de espera. Conocí a Sabina con 15 y quizá no fue la primera pero fue LA canción: “Mentiras Piadosas”.

Ya había oído eso del “Oiga doctor”, los que fueron adolescentes en Guayaquil en los ochentas recordarán que esa canción fue parte de una polémica cojudita entre Bernard Fougéres y Alberto Borges, que tuvo su punto máximo en un mano a mano de editoriales publicados en la revista Tiempo Libre. Tiempos aquellos. Luego vino “Y nos dieron las diez”, y gracias al dúo con la Durcal, uno puede explicarle casi a cualquiera quien es Sabina. Y para los salseros, “Medias negras” que interpretó Willy Chirino.

Este sábado, en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, podré por fin estar en el mismo espacio físico que el gran Joaquín, lo escucharé cantar con su carrasposa voz sus versos descarnados, lo veré hacer sus gestos de canalla, presenciaré sus coqueteos escénicos con Olga Román. Estaré presente, y a los que van a estar conmigo, quedan advertidos, voy a gritar como la quinceañera histérica que me voy a sentir. Cero compostura, cero cordura. Me lo voy a gozar por cada uno de esos diecinueve años, por esas incontables horas en que el señor me ha cantado en la oreja, por ejemplo eso de “vamos, deja que te desabroche un botón, que se come con piel la manzana prohibida”.

Y bueno, internet freak como soy ya me lo he investigado todo y señores, damitas, esta es más o menos la lista de canciones que podremos escuchar esa gloriosa noche. Saquen los discos, busquen los mp3, repitan este tracklist en sus equipos, apréndanse bien la letra, practiquen. No le volverá a pasar al gran Sabina como en “Todas las voces todas” que esos caducos que no pasan de “Silvio y Pablo” no pudieron corear ni media canción y el hombre soltó un terrible “coño” porque el público lo trató como si se tratara de un vulgar telonero de relleno. (Yo lo vi por televisión, no tengo responsabilidad alguna). Ecuador, tenemos una deuda con Joaquín Sabina.

La información de los conciertos la encontré en www.joaquinsabina.net, fotos y crónicas de los conciertos de esta gira. Encuentran todas las letras en www.cancioneros.com, escoger la sección Buscar y allí aparecen los nombres de los cantautores más importantes, se puede buscar por canción (opción Cancionero) o por el nombre del disco (opción Discografía).

Listado posible del concierto de Sabina

Malas compañías (1980)
Calle Melancolía

Juez y Parte (1985)
Princesa

Hotel, dulce hotel (1987)
Que se llama soledad

El hombre del traje gris (1988)
¿Quién me ha robado el mes de abril?

Mentiras piadosas (1990)

Mentiras piadosas
Con la frente marchita

Física y Química (1992)
Y nos dieron las diez
Conductores suicidas
A la orilla de la chimenea
La del pirata cojo
Peor para el sol

Esta boca es mía (1994)
Bulevar de los sueños rotos

Yo, me, mi, contigo (1996)
Contigo
Y sin embargo
Tan joven y tan viejo

Enemigos íntimos (1998)
Yo me bajo en Atocha

19 días y 500 noches (1999)
Ahora que…
19 días y 500 noches
Una canción para la Magdalena
Noches de boda

Nos sobran los motivos (2000)
Nos sobran los motivos (versión de "Cerrado por derribo" de 19 días..)

Dímelo en la calle (2002)
Peces de ciudad

Soundtrack de “Isi/Disi (Amor a lo bestia)” (2004)
Rubia de la cuarta fila

Alivio de luto (2006)
Pie de guerra
Pájaros de Portugal
Resumiendo
Dos horas después

Abre el concierto con un poema de Pablo Neruda. Son más de veinte canciones, según el lugar, varía el programa. Se menciona mucho un popurrí entre “Que se llama soledad”, “Peor para el sol” y “Contigo”. Las tengo todas, se ofrecen a los que vengan con su pen drive hasta mi hogar. Semana Sabinera, abierta.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Yo celebro

Pasaron los festejos y no pasa tu alegría. Esta mañana seguiste cantándole “cumpleaños feliz” a tus muñecos. Te dije que hoy ya no era tu cumpleaños y lo negaste rotundamente. Sé que pasarán algunos días antes que te pase la euforia. Es culpa mía, supongo, porque te organicé dos celebraciones: una con los amigos que rodean la vida de tus padres, como dice Efrén, nuestra familia que escogimos entre extraños, (incluido tu primo, que de tan parecido a ti podrá pasar por tu hermano); y otra con tus primeros amigos, los del jardín, con los que ensayas prototipos de afecto que fluctúan tanto como varían sus juegos.

Cumpliste cuatro años y con cada cumpleaños vuelven a la memoria las escenas de todo lo pasado: la magia de tu nacimiento, nuestros primeros días con sus miedos y sus errores, cada uno de los logros de tu crecimiento. Hace un año no hablabas claro, tenías el pelo más corto, no comías sola, no sabías manejar el control remoto ni el mouse del computador.

Hoy eres una niña, la bebé ha quedado atrás, por más que te guste jugar a la bebita (y yo lo deteste). Algún día te enterarás que a tu mamá no le gustan los bebés (tan frágiles y aburridos). Y sabrás que adora la edad que tienes hoy: toda palabras, toda preguntas, toda ocurrencias. Adoro escucharte cantar las canciones que escuchamos en la radio y decir “esa es mi canción, mami”, verte bailar para la cámara, escucharte contar las cosas que te pasan o narrarle los cuentos a tus bebés de juguete.

Tu papá y yo te damos lo mejor que tenemos, y tú nos obligas a ser aún mejores, a dejar nuestro natural individualismo, nuestra naturaleza un tanto aburrida. Tú nos desafías a establecerte límites, a ser firmes pero amorosos, a darte por igual rigor y libertad. Sabemos que tienes madera de líder, que con tu encanto podrías salirte demasiado con la tuya, pero queremos mucho más para ti: queremos que seas justa, humilde, compasiva, generosa y que sepas que la belleza no es suficiente. Y eso cuesta. Pero sé que lo lograremos juntos porque tienes un corazón repleto de amor, como reserva para cuando los días de tu vida se pongan grises.

Yo celebro tu vida, princesa, y celebro también cuatro años de tener el desafío y el privilegio de ser tu madre y acompañarte, ojalá por mucho tiempo, en tu recorrido por el mundo. Es un honor y una aventura ver crecer a una persona que dejará huellas, que ya lo hace. Te amo, hija. (Y al escribirlo, en la mente escucho un “te amo, mami”). Veamos qué nos trae este quinto año…

lunes, 16 de octubre de 2006

Una frase apenas

Los resultados electorales de ayer en Ecuador no me dejan indiferente, sin embargo, no quiero abonar con palabras al asombro, la desilusión, el desconcierto. (Y sé que al elegir esos adjetivos estoy haciendo precisamente eso: dar una opinión, reflejar un estado de ánimo). Si me preguntan hoy qué voy a hacer el 26 de noviembre frente a ESA papeleta delirante, la respuesta es: aún no lo sé. Y me jode, me cabrea, me fastidia tener que tomar esta decisión: nulo, el "coronel mandarina" o el "comandante bananas". La reacción de Roldós fue tan políticamente incorrecta como auténtica: cáncer o sida. Frente a esa dicotomía simplista, uno se llena de preguntas, ambos males son tratables.

Casi se me olvida, la frase es esta, una de mis máximas favoritas: "Dios proteje a los niños y a los idiotas". En el Ecuador, caemos en al menos una de estas categorías. Frente a este momento, de verdad, nos queda sólo la invocación a la protección divina.

jueves, 12 de octubre de 2006

El arte del yo-ísmo o la conciencia de la soledad

Si, si, la palabra es egoísmo, otra adecuada es egocentrismo, pero qué mas da, me supieron a muy sicológicas y el personaje que quiero describir es mucho más que eso, es surrealista, patológica, histriónica, heliocéntrica, si se quiere. Eso y más.

Si a usted, estimado lector, viene un día su nieta a contarle que ha dado el pago inicial de una casa en una bonita urbanización con club, piscina y cancha de fútbol en césped, ¿cuál sería su reacción inicial?

A. Alegrarse por el paso dado y proceder de inmediato a la felicitación de la infrascrita nieta.

B. Preocuparse por cómo va a hacer esta muchachita (a la que usted ayer le hacía las trenzas para enviarla al jardín) para pagar esa deuda y enrollarse con la maquinación de cómo podría hacer usted para ayudarla… y luego, proceder con las felicitaciones.

C. Pedir más información sobre el sitio, demostrar interés, felicitar, preguntar el cómo, dónde y cuándo. Y, cómo no, seguir con la felicitación.

D. Cambiar el sentido del momento (que obviamente debería pertenecer a la persona que viene con la noticia) y convertirlo en algo acerca de USTED. De cómo USTED se va a quedar más sola, de cómo USTED ha pensado que cuando se ponga más vieja no va a aceptar que le pongan una enfermera o empleada sino que ha decidido ir a meterse a un asilo al otro lado de la ciudad y que por lo tanto la nieta mejor de una vez la considere como muerta. Y luego, forzada por las quejas de su nieta, masculle un “mealegro” pero luego proceda a continuar con el tema de que la casa en que USTED vive pertenece en realidad a la nieta y que por lo tanto cuando ella quiera le puede pedir que se vaya de “su” casa…

Cuando el 99% de los lectores podrían haber escogido las opciones de la “A” a la “C”, o variaciones de las mismas, yo recibí esta tarde la opción “D”. La esperaba, frase por frase, lo he vivido desde siempre, ni siquiera me sorprendió. Lo viví, en ese momento si con mucho dolor, cuando le conté que estaba embarazada y tras un largo silencio, se levantó, me dio la mano y se dirigió sin más trámite a sus aposentos. Estoy segura que podría contarle que me gane el Nobel de la Paz, el gordo de la Lotería, o la presidencia de la República, SIEMPRE de alguna torcida manera maquinada por su torcida mente sería acerca de ella.

Ya no duelen sus reacciones, créanme. Duele, si, la conciencia de la orfandad, de saber que de esa última, única, vertiente de sangre directa que me queda no hay nada para mí. Nunca lo hubo, jamás lo habrá. Ella ocupa todos los espacios existentes en su universo. Otro botón: la muerte de su hija fue algo que le pasó a ella no la desaparición de este mundo de una mujer maravillosa que hubiera debido vivir muchos más días. A esta persona, mi abuela materna, la debió inventar un escritor ruso, es casi imposible que sea real. Pero lo es.